Peñarol recibió a Deportivo Maldonado en el Campeón del Siglo. El manya, en una especie de maratón emotiva con sus hinchas entre la Copa Libertadores, el clásico –más allá de la derrota –, el Uruguayo, todo. El manya va por todo, así lo hizo saber apenas empezado el trámite. Con este partido, el carbonero terminó de entrar en una seguidilla de dos semanas intensas, al límite de las posibilidades.

El gol de Gastón Ramírez le permitió ver con otros ojos el encuentro. El muchacho criado en el club, con un cabezazo tras un disparo de Javier Cabrera, convirtió al minuto del partido, lo que perfiló el destino. El gol, algo dudoso por la fina posición del atacante, fue revisado por el VAR, que convalidó.

Peñarol jugó para mantener distancias tanto en el Clausura como en la Tabla Anual. Deportivo Maldonado, por su parte, con otra realidad. El equipo del este del país está hundido en la tabla y en el rendimiento, y por lo tanto, en la emotividad. El gol tempranero de Ramírez, por un lado, hizo cuesta arriba la cancha, pero, por otro, le permitió jugar sin nada para perder. En la línea punteada al borde del campo hizo sus primeras matemáticas Martín Piñeyro. El argentino llegó para suplantar al Chavo Díaz, que no terminó de encontrarle la vuelta al Depor y que también suplantó a Joaquín Boghossian en su momento. Es de larga data.

Recién a los 30' del primer tiempo, Deportivo Maldonado, que además se quedó sin su delantero Hernán Toledo por lesión, llegó con algo de claridad. Fue por un disparo de lejos de Maximiliano Noble que exigió a Washington Aguerre. Hernán Toledo –hasta que pudo– y Renato César fueron las principales referencias de la visita. En Peñarol se destacó Alan Medina, el ex Liverpool que llegó entrado el año al carbonero. Para la segunda etapa, Aguirre sacó a Olivera y a Darias pensando en lo que viene, y puso al siempre rendidor Lucas Hernández y a otro que, de a poco, va ganando terreno en el aurinegro: Rodrigo Pérez.

El segundo tiempo se inauguró con un error de Damián García, que habilitó sin querer a Renato César. El jugador formado en Nacional se fue mano a mano con Aguerre, pero el arquero aurinegro está en un momento excepcional y se quedó con el duelo. Peñarol tiene futbolistas diferentes, pero, al mismo tiempo, cuenta con jugadores con oficio, como es el caso de Maxi Silvera, del Cangrejo Cabrera y ni que hablar de Lucas Hernández o de Guzmán Rodríguez en el fondo con Javier Méndez. Eso hace a Peñarol un equipo sólido que puede competirle a cualquiera. Sin embargo, porque el fútbol es fútbol, le costó asegurar el partido con el Depor, que jugó con vergüenza.

Pudo resolver con Facundo Batista, otra vez, por el oficio de Silvera de bajar a recoger para distribuir. El nueve, por cumplir la ley del ex, definió contra un palo apenas afuera. Deportivo Maldonado apeló a los suplentes buscando cambiar aquel destino del primer minuto. Con Diego Romero tuvo el empate tras filtrarse en el área, pero un gran quite de Damián García mantuvo las cosas como estaban.

Leo Sequeira hizo la diagonal y combinó con Maxi Silvera, que hizo de pivot. Remató pero lo cruzaron justo y la pelota se perdió al córner. Peñarol fue más, sin embargo. Silvera jugó con una gorra que le aguantaba la sangre de un corte por un cabezazo en el primer tiempo, lo que le dio el tono de épica que le faltaba al partido. Estuvo en todas.

Recién sobre el final, una cuerada de Facundo Batista contra la raya, que alcanzó a sacar un latigazo rastrero y afuera del borbollón del área chica, encontró a Javier Cabrera, quien clausuró el partido. Peñarol ganó en su casa, Deportivo Maldonado se hunde en la tabla de posiciones.