Progreso recibió a Boston River en el hermoso Parque Abraham Paladino, que lució para la ocasión de un cuadro invicto. El equipo dirigido por Carlos Cannobbio es la sensación del barrio, llegaba como escolta de Peñarol con 17 puntos, por cinco victorias y dos empates. Así lo hicieron saber sus hinchas en las tribunas. Papelitos, banderas y bombos, toda la parafernalia de La Teja para recibir al gaucho del Pantanoso.
Enfrente, el sastre de Jadson Viera, que en su debut como entrenador viene cosechando buenas, lo que no es nada menor. También llegó invicto al Paladino, tercero con cuatro triunfos y tres igualdades, pero se encontró con un aviso primero y un gol amanecido del equipo local, que confirmó enseguida que está para cosas grandes.
Duró poco el estudio entre los cuadros. A los dos minutos Progreso ya había avisado en el área de Santiago Silva. Tras un centro de Alex Silva, que a la postre firmaría el gol, Franco López peinó en el primer palo y el experiente Gastón Colman estuvo al borde de abrir el score. En Emiliano Gómez estaba la búsqueda constante de la visita.
El delantero sastre fue gravitante cuando lo dejaron. En Progreso todos los hilos pasaron por Ignacio Lemmo, como ya es costumbre. El 10, que volvió por cuarta vez al cuadro querido, estuvo activo buscando el útil más preciado del juego.
El gol llegó tras un centro de Facundo Silvera, cuando todo el estadio calló. Duró un segundo el silencio y Alex Silva hizo lo que todo el mundo soñó alguna vez: agarrarla de volea sin dejarla caer. Convirtió el primero para el delirio local. Una pintura renacentista del gol.
Pero el Boston fue un cuadro serio de la mano de Juan Manuel Ramos, con el soporte de Gianfranco Allala para la salida desde el fondo, con lo que pudo hacer Ayrton Cougo y con la velocidad de Leandro Suhr. Pero Progreso soportó con Jorge González, acostumbrado al oficio de defender. Tuvo el equilibrio de Adrián Colombino, que ha sido de las apuestas más acertadas del gaucho.
Progreso y Boston River jugaron un buen partido para iniciar la octava fecha del Torneo Apertura, en el que ambos se relamen por trascender.
Le costó llegar al sastre, que recién sobre el final del primer acto tuvo premio al incansable trabajo. Pero Nahuel Suárez, que viste traje de héroe, se quedó en la acrobacia con el intento. En la respuesta, como una reacción a verse vulnerado por cansancio, Gastón Colman ensayó una nueva versión de volea, que hubiera sido magistral, pero Santiago Silva decidió que fuera tiro de esquina.
“Los dueños del oeste”, rezó una bandera. Atrás, una refinería, el arroyo Pantanoso. Más allá está el barrio del Cerro, la bahía de Montevideo. Franco López, Gastón Colman, el fantasma del 89. Nacho Lemo, Alex Silva, el alma del barrio.
Boston River, sin embargo, se adueñó del útil que se lleva las miradas. El ingreso del venezolano José Riasco cambió el tenor del juego. Progreso pasó a sostener, Alex Silva quiso repetir el hermoso postre del gol. No en un calco, pero sí en otra situación pictórica, hizo volar a su tocayo de apellido que fue una araña poética del oeste. Así como podía llegar el empate, podía ampliar la ventaja el local. Boston River buscó por las buenas y por las desprolijas, Progreso sostuvo con otra solidez. Cuando todo se fue desarmando estuvo Nahuel Suárez. Y Progreso se quedó con los tres puntos, una vez que pitó el árbitro con nombre de cantante.
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