El colectivo Siembra llevó adelante una mesa de expositores sobre violencia en el deporte. El evento sucedió en la antesala del Senado, en las instalaciones del Palacio Legislativo. En la actividad, moderada por la periodista Soledad Sejas, participaron Héctor Assir, presidente de la Federación Uruguaya de Basket-Ball; Betania Fajardo, de Espectáculos Públicos de la Intendencia de Montevideo; Bruno Mora, judoka, coordinador del Grupo de Estudios Sociales y Culturales del Deporte; Daniel Caggiani, integrante de la Comisión de Deporte del Senado –que ofició como anfitrión ya que además es integrante de la Usina de deporte y comunidad de Siembra–; Alfredo Clavijo, exdirector de la Guardia Republicana –que además organizó el primer clásico con hinchada visitante en el Campeón del Siglo–; Sofía Pereyra Huelmo, abogada penal con especialización en derecho deportivo, y Fernando Romano, fiscal de Flagrancia.

Por lo que se dijo en la previa, la charla se organizó mucho antes del último clásico, y por supuesto mucho antes del partido de Peñarol y Rosario Central que aún no se había jugado. Quizás eso hable de la lamentable anticipación de hechos violentos repetidos, o de la confirmación de que la violencia nos habita y habitamos la violencia como habitamos el fútbol. La explicación puede ser política, sociológica, científica, histórica o todas a la vez. Al mismo tiempo, cuando se habla de deporte, se refiere a lo que pasa dentro de los escenarios, incluso en las tribunas. Las y los expositores se explayaron alrededor de la pregunta ¿cómo se concibe la violencia en cada uno de nuestros espacios?

Bruno Mora, docente de la Universidad de la República, dijo que “las recetas importadas de otros países, como la receta inglesa, no son tan fácilmente aplicables” y estableció que podemos resumir cuatro criterios para pensar la violencia: “El primero es dejar atrás el concepto universal. No es lo mismo la violencia para algunos grupos que para otros. La violencia muta en el tiempo y en el espacio de las diferentes grupalidades. Para estudiar la violencia es necesario pensar en los criterios de legitimidad, qué es lo que hace que una violencia sea válida o no en determinados lugares. Entonces para eso hay que dejar atrás nuestra idea de violencia y empezar a pensar cómo los propios actores construyen su idea de violencia. De lo contrario, vamos a tomar la receta de que la solución es la represión”.

“La violencia tiene un sentido social”, continuó Bruno Mora. “Hay un razonamiento detrás de la violencia. Todas las violencias tienen sentido. Hasta una represión policial, porque la violencia siempre la pensamos desde los barrabravas, pero los dirigentes pueden ser violentos, los futbolistas pueden ser violentos. En general, los que dicen que 'aquello' es violento son los que esconden sus propias violencias. Una clásica es el hambre. ¿Por qué no decimos que el hambre es violento?”, planteó. “Una pelea entre barras también puede ser placentera”, continuó, “como entre dos luchadores. Hay cuestiones de placer en esa práctica. La violencia se usa, es situada temporal y espacialmente, y lo más interesante es pensar quiénes habilitan y quiénes deshabilitan esta idea de violencia. Más allá de que erradiquemos a todos los ladrones, van a venir ladrones nuevos, entonces, ¿cómo pensamos en procesos educativos y no solamente represivos?”.

Fernando Romano dijo que podía catalogar algunos hechos importantes para nuestra sociedad en los años anteriores para hablar del procedimiento que se llevó a cabo en el clásico: “Estuve en la tribuna Damiani y me comí 50 minutos esperando que una delegación de 20 personas de Nacional saliera del Estadio. ¿Responsabilidad de Nacional? No, responsabilidad de quien tendría que haber sacado a la delegación. Si quedaban uno o dos para hacer el control antidoping, se hubieran quedado hasta el final y se hubieran ido con custodia. Esos procedimientos y una puerta que se rompió, por donde salieron unas cuantas personas, generaron la actuación policial. No sé con qué frecuencia se reúne la Comisión de Deporte, pero sería bueno que dinamizara la actuación del Estado y los componentes para dialogar, no para seguir legislando, porque hay una buena legislación”. “La violencia no es un concepto que lo absorbe el deporte, hay una violencia social”, afirmó.

Alfredo Clavijo, exdirector de la Guardia Republicana y quien organizó el operativo del primer clásico en el Campeón del Siglo con parcialidad visitante, comentó que en ese partido su sobrino le dijo a la madre que quería volver porque podía insultar tranquilo. “Puedo putear y no me retás”, le dijo el niño. “Tiene cinco años”, agregó Clavijo, y luego concluyó que “el testimonio de un niño que dice que parece que ahí se permite algo que en el resto de los lugares no está permitido es desde donde hay que empezar a pensar”.

Clavijo se refirió a tres variables por las que puede fallar un operativo: la infraestructura, la tecnología y los recursos humanos capacitados y motivados para realizar la tarea. “Pasó en el Campeón del Siglo y ha pasado en otros estadios; dicen ‘lograron vencer tal puerta’, y no, en realidad la infraestructura no es la adecuada, venimos sustituyendo con vallas, con fenólicos, con muchos funcionarios. Hay escenarios que tienen muchos años y, por otra parte, los nuevos no adoptaron la perspectiva de seguridad para ser construidos. No hubo un asesoramiento, no fue acompañado. Lo digo como un aporte: si se van a modernizar algunos escenarios o si se van a seguir construyendo, deberían tener un equipo técnico profesional de la Policía Nacional que adopte la perspectiva de seguridad”.

A la pregunta de Soledad Sejas de si en Uruguay había más estadios con la estructura adecuada que inadecuada, Clavijo contestó: “Luego del famoso clásico de la garrafa, entre las medidas que marcó el presidente había un mallado detrás de los cabezales Ámsterdam y Colombes, había que aumentar el cierre de Olímpica con Colombes o con Ámsterdam y hacer un cerco perimetral como tiene el Estadio Nacional de Chile, que tiene un plan importante de estadio seguro. No digan que Clavijo no quiere el Campeón del Siglo, pero el único acceso de llegada son dos rutas nacionales que por decreto no se pueden cortar, aunque con los autos se corta igual. El Wanda Metropolitano, en Madrid, tiene una autopista que hace que ingresen al estadio. Para que el operativo se dé, la infraestructura tiene que ser la adecuada, por más profesionalismo que haya y por más predisposición que se tenga”.

Más visiones

Héctor Assir es el presidente de la Federación Uruguaya de Basket-Ball y dio su punto de vista sobre las medidas específicas de los estadios de ese deporte y sobre la capacidad que estos tienen. “A la federación, desde el momento en que sale la Policía de los escenarios, se le transfieren un montón de obligaciones y costos para llevar adelante una actividad deportiva. El básquetbol se juega en escenarios chicos, donde la pasión está a mil. No es como el fútbol, que un partido puede estar definido en el primer tiempo: acá se puede entrar en el último cuarto 20 puntos abajo y ganar el partido. Un gesto mal hecho o un error arbitral puede encender la mecha que desencadene un problema grave. La federación lo ha combatido con un protocolo de seguridad y un código disciplinario que es tremendo, que no tiene miramientos. Entre 2017 y 2023 hubo 300 cierres de cancha y 120 pérdidas de puntos. El dirigente hace lo que puede, pero hay cosas que van más allá”, sentenció.

Sofía Pereyra Huelmo abrió su participación refiriéndose a dos menciones de los expositores anteriores: “La diferencia con España y con Chile es que son casi todas sociedades anónimas, entonces el producto es otro. ¿Podemos comparar la situación en España o en Chile, donde a los clubes se les obliga a ser sociedades anónimas deportivas? Creo que no. ¿Tenemos en Uruguay escenarios deportivos para competir en forma internacional? Capaz que no, pero ¿tenemos que obligar a las asociaciones civiles a convertirse en sociedades anónimas para eso? Esa pregunta la dejo sobre la mesa”.

También le respondió a Assir: “No es lo mismo el básquetbol uruguayo en cuanto a tamaño del producto que el fútbol, que maneja una cantidad de hinchas que hace más difíciles los operativos”. Y continuó para responder el disparador de la pregunta: “La violencia en el deporte no es un fenómeno nuevo”, afirmación que enlazó con el modelo inglés mencionado por Mora. “Inglaterra lo que hizo fue establecer un sistema de afiliación: los socios tenían que pagar una matrícula, por lo que las personas de menos recursos pasaron a generar una cultura alrededor, en los bares, en los pubs. Siempre hay una [relación de] pérdida-beneficio en todas las medidas que se toman”, sostuvo.

Una de las conclusiones a las que llegó fue que “no hay otro escenario como el Centenario para recibir a las parcialidades de dos cuadros grandes”. Para terminar, le sugirió al senador Daniel Caggiani, que actuó en general de manera receptiva, leer un proyecto de ley de Argentina redactado por Patricia Bullrich y que fue presentado en 2018. “Es muy bueno porque establece una serie de medidas que agravan las penas, pero no crea figuras delictuales nuevas, aunque sí establece formas de operar entre las distintas instituciones, que hace que lo importante sea la comunicación”, comentó.

Por último, Betania Fajardo brindó su mirada institucional como encargada, entre otras cosas, de los espectáculos públicos, entre los que se incluyen los deportivos. “Hay un concepto que me gusta utilizar; se ha hablado del concepto de violencia, pero me gustaría enfocarme en el concepto de seguridad. También hay sanciones que refieren a las condiciones de mantenimiento e higiene. Cada una de estas cosas puede derivar o potenciar un episodio de violencia; un ejemplo bien básico es la falta de agua en una tribuna visitante. También tenemos sanciones que tienen que ver con la seguridad en caso de incendio, las vías de evacuación, sanciones con el desarrollo de los partidos, falta de visibilidad del campo de juego, y también puede ser el disparador de un problema de seguridad, así como la ocupación de escaleras o pasillos, como se vio en la tribuna Damiani en el partido. Esto también puede generar un problema en una posible evacuación de emergencia”.