Los primeros minutos mostraron a un carbonero tranquilo con pelota, una tenencia que el bohemio permitió en alguna medida. Las medidas adoptadas por el equipo de Antonio Pacheco eran claras: no permitir libertades del medio hacia arriba. Sobre todo no dejar a Leo Fernández iluminarse, y eso le funcionó. Gastón Ramírez se tiro bien atrás para recibir la pelota tranquilo y de allí armar todo. Pero eso lo dejo muy lejos de los demás volantes y los efectos fueron la falta de llegadas claras.
Nada de lo que cada uno traía condicionó el trámite en el arranque. Wanderers llegó para plantar su juego y no se dejó intimidar. A Peñarol le costó mucho encontrar su ritmo y no la pasó bien en defensa.
La visita estaba al acecho y no lo hizo explícito. Pero en una mala salida del fondo carbonero, Viudez aprovechó con un cruzado remate que pasó cerca. El protagonista repitió en la siguiente con otro disparo de afuera que fue importante.
Silvera había convertido minutos antes pero en posición adelantada. La fluidez ofensiva del local era por izquierda con la proyección del argentino Diego Sosa buscando centrar para el siempre presente centrodelantero.
Ni llegadas ni gestación de juego. Al equipo de Aguirre le costó bastante sentirse cómodo. En defensa no mostró seguridad y eso la visita lo advirtió.
El protagonismo en ataque fue agradable para el paladar bohemio. A las ya mencionadas claras sumó otra en el final de la primera parte con una definición de Matías Fonseca, que acarició el caño.
Peñarol terminó muy metido en su área, le faltó iniciativa y padeció las combinaciones de su rival.
Paso al frente
Lo que se vio desde los primeros pasos en la segunda parte fue distinto. El ingreso de Sequeira en la ofensiva local incidió a favor de los intereses carboneros. Otra postura, otras búsquedas inclinaron la cancha a favor del puntero, que impuso condiciones.
Marcó un antecedente cuando Silvera desbordó notable y jugó para que Leo Fernández definiera no tan preciso. Se notaba el cambio de aire en el Campeón del Siglo.
Wanderers se alejó de aquel protagonismo que en algun momento supo tener. Se replegó mucho e intentó salir con transiciones rápidas. Eso no le funcionó, fue más el padecimiento defensivo que las ventajas en el ataque. Por momentos el partido se tornó impredecible. El impulso carbonero se apagó y Wanderers volvió a seducirse con lo protagónico. Ese tramo en el que la tribuna baja la línea de “se lo puede llevar cualquiera” o “quien hace el gol gana”.
Y fue por ahí. Si es que de algún hincha bajó tal línea, el manya aprovechó el máximo tiro que puede tener un equipo. Tras revisar y confirmar penal en el VAR por parte de Matonte, Leo Fernández se hizo cargo. Aseguró fuerte y al medio para darle el justo triunfo que confirma a Peñarol como el único líder y con distancias a sólo tres fechas del final.
Los apuntes
Deberá Peñarol revisar su desempeño, sobre todo por lo visto en la primera parte. Se le viene actividad por la Libertadores contra el más fuerte de su grupo: Atlético Mineiro. Será el martes en su cancha.
Lo de Wanderers, de aceptable para arriba en el inicio. No aprovechó las claras que tuvo y, contra un poderoso, eso se puede volver en contra. No repitió en el segundo, fue conservador y se aferró a encontrar jugadas de contraataque.