La Serie Río de la Plata está en marcha. Participan decenas de clubes, en su mayoría uruguayos y argentinos que comparten el Río de la Plata, pero también chilenos, ecuatorianos y paraguayos que se puede decir que se arriman al río ancho como mar y por eso coinciden en una serie de partidos interminable que seguramente generarán el síndrome de pantalla verde en algunos hogares y boliches.

El torneo ya está en marcha. Los equipos ya han jugado y jugarán, atragantados con la pretemporada, aprontándose para torneos internacionales o para empezar la actividad local. Y seguirán jugando, con estadios nutridos cuando jueguen Peñarol o Nacional, con cancha llena cuando se enfrenten entre ellos y con tribunas flacas de muchas banderas y pocos gritos en la mayoría de los escenarios.

El fútbol fue primero un juego que rápidamente se convirtió en deporte y después en una oportunidad comercial que lo volvió un negocio y, concomitantemente, un centro de poder. En esa cadena que sumó eslabones viciados, el fútbol fue –lejos de aquella aún intacta pasión lúdica que todavía nos hace correr detrás de una pelota– una gran oportunidad económica para terceros que poco tienen que ver con los 11 que se reparten de un lado y otro de la cancha, esos terceros que negocian con aquel juego que hoy es mercancía.

Un día, el fútbol –aquel juego que trajeron tempranamente a nuestras costas los ingleses locos– se transformó en una góndola de una gran superficie, capaz de vender desodorantes, rulemanes, papas fritas, toallitas íntimas, yerba, prestamistas, seguros, bebidas, panchos y telefonía, hasta que un día ese maravilloso deporte se transformó en un programa de televisión en el horario noble de la noche. Pasó a ser el Truman Show de los televidentes, de los productores, de los periodistas, pero fundamentalmente de los negociados, de los vendedores.

El evento deportivo televisivo convoca a 26 instituciones de cinco países: Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay y Ecuador. Hay 12 clubes uruguayos: Peñarol, Nacional, Defensor, Danubio, Cerro Largo, Cerro, Progreso, Racing, Wanderers, Torque, Juventud de Las Piedras y Albion. Son 11 equipos de la primera división, dos de los cuales –Torque y Juventud– vienen de la B, a los que se suma un único representante de la segunda división profesional, Albion.

Hay diez clubes argentinos: San Lorenzo, Defensa y Justicia, Unión de Santa Fe, Atlético Tucumán, Independiente, Instituto de Córdoba, Gimnasia y Esgrima La Plata, Huracán, Argentinos Juniors y Belgrano de Córdoba. A esos se suman dos chilenos –Universidad Católica y Colo-Colo–, un paraguayo –Olimpia– y un ecuatoriano, Independiente del Valle.

Las formas de seguir las alternativas de un partido no serán algo nuevo para muchos de nosotros y nosotras, que nos asomaremos a nuestro estadio-pantalla a la hora que sea, o esperaremos con singular expectación el clásico con alguna brasa cerca.

Castear la cancha

Ver el espectáculo ha mutado a la observación durante dos horas –y más también: hasta seis o siete los días de triple jornada– de la pantalla. Allí, mediante un juego de cámaras engarzadas por el ojo entrenado de un director que nos muestra lo que quiere, puede y está a su alcance, y un par de individuos que nos evangelizan con sus apreciaciones-opiniones-convicciones, el fútbol se suma a una programación televisiva que incluye una telenovela turca, el noticiero y el prime time del día en escalera por ESPN, VTV Plus y Disney+, seguramente con buen retorno comercial para las pantallas de los equipos extranjeros y la natural expectativa de los seguidores de los clubes uruguayos.

¿Qué acontecimiento social masivo es más significativo que ir a la cancha a ver el fútbol? Para miles, esa acción incorporada a la liturgia pagana de los sábados, de los domingos y hasta de los miércoles incluye el contacto emocional con ir al encuentro de aquel primer amor, con aquella novela, con una película, un toque o hasta aquel encuentro de afecto.

Cientos de miles tenemos incorporada esa relación. Algunos exageradamente desde sus días más tempranos, otros con más filtros, más espaciadamente, pero la gran mayoría de nosotros sabe que es una experiencia relevante y que sería negligente la omisión de iniciación.

Vamos a la playa

El fútbol de verano en Uruguay es un evento recurrente, trascendente y único. Durante décadas fue la excepción en el eje de la balanza porque Montevideo dejaba sus canchas en barbecho y la expectativa central, con la gente yendo a las canchas con la radio en la oreja, sucedía en los otros 18 departamentos, que vibraban con el campeonato del interior.

Pero hubo veranos de luces del estadio, con fortísimos choques internacionales con argentinos y brasileños. No específicamente clásicos: eso vino mucho después.

Muy rápido, y seguramente conectado con la comercialización de los partidos por televisión, Montevideo, en particular Nacional y Peñarol, coparon el mercado de enero con partidos y torneos amistosos en el Centenario, en general con las denominadas Copa Montevideo, que después de dos experiencias en los años 50 tuvieron un impresionante despegue a fines de los 60 y en los 70, con participaciones de clubes del Cono Sur y europeos que promovieron enormes concurrencias al Centenario en enero.

En 1975, con la irrupción de la Liguilla que daba la clasificación a la Copa Libertadores, el mercado generó una competencia interna de muy buen recibo para el público; de hecho, en sus primeras ediciones tuvo enormes recaudaciones. Hasta el final del siglo XX, la Liguilla fue el gran torneo veraniego del fútbol profesional de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).

Después vinieron otras copas de nombre comercial y con algunas presencias internacionales que promovían clásicos en cada una de las competencias, hasta que llegó la Serie Río de la Plata, que ahora va por su cuarta edición.

En muchos casos son una suerte de amistosos televisados; en otros, juegos y espectáculos de enorme tensión y atención, como el clásico. En otros, por último, se enfrentan equipos que no son de acá ni generan expectativa entre la gente que podría arrimarse, pero ahí están.

25 partidos en 14 días

Sábado 11 de enero
Unión 1-3 Universidad Católica
Domingo 12 de enero
Huracán 2-0 Danubio
Colo Colo 1-1 Peñarol
Lunes 13 de enero *
Defensa y Justicia 2-3 Racing de Montevideo
San Lorenzo 1-0 Nacional
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Martes 14 de enero *
Universidad Católica 3-2 Atlético Tucumán
Independiente vs Olimpia (no se jugó)
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Miércoles 15 de enero

Argentinos Juniors vs Juventud | 18.00
Colo-Colo vs Huracán | 20.00
Gimnasia La Plata vs Defensor Sporting | 22.00
Jueves 16 de enero
Defensa y Justicia vs Montevideo City Torque | 18.00
Belgrano vs Wanderers | 20.00
Peñarol vs San Lorenzo | 22.00
Viernes 17 de enero
Unión vs Atlético Tucumán | 20.00
Nacional vs Olimpia | 22.00
Sábado 18 de enero
Instituto vs Wanderers | 18.00
Gimnasia La Plata vs Cerro Largo | 20.00
Independiente vs Defensor Sporting | 22.00
Domingo 19 de enero *
Belgrano vs Progreso | 20.00
San Lorenzo vs Independiente del Valle | 22.00
*
Lunes 20 de enero

Nacional vs Peñarol | 21.00
Martes 21 de enero
Colón vs Racing | 20.00
Instituto vs Defensor Sporting | 22.00
Miércoles 22 de enero
Independiente del Valle vs Cerro | 21.00
*Viernes 24 de enero *
Independiente del Valle vs Montevideo City Torque | 21.00
Colón vs Albion | 22.00