Se viven horas dramáticas en el Parque Viera. El bohemio no acostumbra a pelear por puntos para zafar del descenso, pero así llegaba el equipo dirigido por Daniel Carreño –el cuarto técnico en la temporada– a la fecha 14 del Clausura: con la necesidad de sumar. El fin de semana pasado el equipo festejó no perder frente a Nacional, y este viernes el desenlace fue similar, aunque el trámite muy distinto.
El visitante, Boston River, con una realidad muy diferente: ya clasificado a la Sudamericana 2026, y sin otros objetivos en la temporada, llegó al Prado con la única novedad del debut de Gustavo Ferreyra —ex Cerro y selección uruguaya sub 20— como DT interino, tras la salida de Jadson Viera para dirigir a Nacional.
En el inicio del juego, las distintas necesidades de cada equipo parecieron plasmarse rápidamente: Wanderers avisó primero, con un buen tiro de Nicolás Queiroz que exigió al arquero Bruno Antúnez, de notable respuesta. El bohemio buscaba dañar en ataque y después tuvo otro tiro que, rebote mediante, dio en el caño derecho de Antúnez y salió.
Pero a medida que avanzaba el partido, el trámite empezaba a acomodarse de un modo más acorde a lo que dice la tabla –el local complicado en la parte baja, y la visita, en este momento y hasta que juegue Nacional, escolta de Peñarol en el Clausura–. Wanderers no era fino en ataque y las jugadas más prometedoras se apagaron en los pies del paraguayo Kevin Parzajuk y de Jonás Luna, imprecisos; Boston River empezó a crecer con sus extremos. Agustín Anello, que juega a pierna cambiada por la izquierda, avisó con un buen tiro que se fue cerquita del segundo palo, después del cantado enganche hacia adentro en el área; Baltasar Barcia, por la derecha, arrancó con una gran maniobra la jugada del primer gol, poco antes de la media hora de juego: levantó un centro pasado que Anello volvió a meter al medio para la definición del goleador Felipe Avenatti.
Con la ventaja parcial, el sastre se hizo dominador completo del juego ante un Wanderers que no podía sostener la pelota, ni juntar pases y que daba muchas facilidades en defensa. Así terminó la primera parte y así empezó la segunda, de modo que, a los 10 minutos del complemento, y otra vez tras un desborde de Barcia, Avenatti puso el segundo; definió solo y con toquecito sutil ante la salida del arquero Jhonny da Silva, luego de la notable habilitación del puntero derecho.
Faltaba mucho, pero el partido parecía sentenciado. Wanderers no encontraba los caminos y era todo desconcierto. Carreño empezó a mandar cambios, algunos de ellos con aireadas protestas de la hinchada bohemia, que llegó en buen número al Viera, como la salida del capitán, Bruno Veglio, para el ingreso del Chino Rivero. Pero Ferreyra, que quizá también dio por sentenciado el partido, empezó a mover el banco, y el equipo se desacomodó.
Wanderers se metió en partido con un golazo de Queiroz, uno de los mejores del equipo, que, a falta de otras opciones, le prendió de afuera del área y la puso contra el palo. Con el 2-1, lógicamente, el bohemio se fue arriba y la visita, que además sufrió un cambio obligado que desajustó la defensa –con alguna molestia salió Marcos Gómez e ingresó Martín González–, se resignó a aguantar, en bloque defensivo cada vez más atrás. Y no salió bien, porque ya con todas las fichas puestas, Wanderers inquietaba en cada pelota que tiraba al área rival, hasta que Leandro Zazpe consiguió un rebote y la mandó a guardar para el 2-2 definitivo.
El empate calmó las aguas en el Parque Viera, pero Wanderers todavía no está matemáticamente salvado del descenso. El bohemio estará a la espera del partido de Plaza Colonia, el lunes frente a Cerro Largo; si el patablanca no gana, se irá a la B.
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