A pesar de que los gunners trataron de imponerse en París, la hinchada del PSG y el gol de visitante de Ousmane Dembélé para el equipo de Luis Enrique en Londres pesaron en la definición del finalista que acompañará a Inter en el máximo duelo. Gianluigi Donnarumma fue uno de los principales culpables de que PSG vuelva a estar en una final de la Champions League. El arquero italiano, que desde muy joven se acostumbró a ser una estrella, le tapó a boca de jarro el gol a Declan Rice, que se anticipó a todo el pueblo parisino en el área chica. A puro reflejo, el arquero se quedó con la chance que empatara la serie.

Minutos después, fue Martin Odegaard el que exigió a Donnarumma. El noruego comandó a su equipo al frente y probó el marco con un tremendo disparo, pero Gianluigi volvió a responder. Desde la fuerza de su arquero, que sostenía las bengalas del pueblo detrás, PSG cobró vida y fue por la llave. Primero con uno de los más activos, Khvicha Kvaratskhelia, y minutos después en los pies del español Fabián Ruiz apareció el gol: la acomodó brillantemente de pecho para definir, lejos de toda posibilidad de estirarse para el arquero. El gol que hundía en dudas al equipo de Mikel Arteta, que veía cómo Munich le quedaba cada vez más lejos. El que hizo que Pipo Inzaghi pusiera todos los videos de PSG de los últimos partidos a rodar en todos los radares que tiene a disposición. El que volvió a poner a Luis Enrique en el podio de los mejores entrenadores del mundo, que, a pesar de haber perdido a algunas de sus estrellas previo a la disputa de la orejona europea, supo abroquelarse de local con su gente y aplicar su identidad más allá. David Raya, que fue figura en la visita, se quedó con un mano a mano con Bradley Barcola que podría haber significado la solución del trámite.

Con ese panorama se fueron al descanso. Para el complemento Donnaruma decidió seguir en el mismo rollo de ser figura. Primero evitó un gol olímpico de Bukayo Saka que hubiese sido épico; luego sacó del ángulo tremendo disparo del extremo inglés. Raya, a pesar de que la vara estaba alta, volvió a medirle el aceite al local y se quedó con un tiro penal. El árbitro, a instancias del VAR, revisó una mano en el área de Julian Timber y decidió cobrar la pena máxima. Vitinha definió, aunque entre que llegó a la pelota y pateó pasaron años que el arquero fue midiendo al mismo ritmo.

El encargado de romper todas las simpatías de los hinchas de los gunners en las casas de Londres fue el marroquí Achraf Hakimi, que hizo poner a todo el mundo de pie en la ciudad de la torre de hierro. La serie se liquidaba de esta manera, aunque Saka descontó para Arsenal luego de una serie de rebotes en el área chica y se perdió el segundo en una situación inmejorable. En conclusión, París Saint-Germain derrotó como local al Arsenal inglés y enfrentará a Inter de Milán, que eliminó a Barcelona, en la gran final que se disputará el sábado 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich. Los franceses van por su primer título. Los italianos ya le conocen el peso.