Este domingo se cumplieron dos tercios de la edición 108 del Giro de Italia, la primera de las tres grandes carreras del ciclismo mundial. Si hay que empezar por lo más grande, Isaac del Toro (UAE) es el líder de la clasificación general, malla rosa que consiguió tras una accidentada etapa (la 9) y que no soltó más.

Así está el Giro

La quincuagésima etapa se celebró el domingo y recorrió 219 kilómetros entre Fiume Veneto y Asiago, fue una jornada espectacular en la montaña. Carlos Verona, corredor español del equipo Lidl-Trek, logró su primera victoria en un Giro de Italia tras realizar una escapada en solitario de 41 km, recorrido heroico que comenzó en la ascensión al Dori, puerto de segunda categoría de 16,4 km al 5,4% –y después de haber ascendido el monte Grappa, puerto de primera categoría–. Verona cruzó la meta con una notable ventaja de 22 segundos sobre Florian Stork (Tudor) y de 23 sobre Christian Scaroni (Astana).

Más allá de la victoria de Verona, Isaac del Toro hizo una gran carrera y mantuvo el liderato de la clasificación general. El mexicano conserva la codiciada maglia rosa con una ventaja de 1:20 sobre Simon Yates, corredor del equipo Visma-Lease a Bike, y 1:26 sobre su compañero de equipo, el español Juan Ayuso.

En la carrera se dio otra circunstancia que llamó la atención: Primoz Roglic, del Red Bull-BORA, en la previa el gran favorito para ganar el Giro, sufrió en varias ocasiones, la más notoria cuando Egan Bernal (Ineos) y Richard Carapaz (EF) hicieron arranques que buscaron fugas. No lo lograron, pero sí seleccionaron un grupo de competidores en el que no pudo meterse Rolgic, que terminó perdiendo 1:30 con relación a Del Toro y cayendo al décimo lugar en la clasificación general, a casi cuatro minutos del líder.

A propósito de Carapaz, el ecuatoriano es el mejor sudamericano de la carrera, al ubicarse en el cuarto puesto de la general y con buenas posibilidades de colarse en el podio: está a 41 segundos del tercero, Ayuso.

Bernal, por su parte, también mostró sus credenciales y logró escalar al octavo puesto, una posición desde donde buscará lanzarse a más en la última semana.

Quedan seis semanas y la cosa parece ser cuesta arriba. Este lunes habrá descanso, como es habitual, y el martes serán 199 km desde Piazzola sul Brenta a San Valentino. Será una etapa durísima, sobre todo por la ascensión final de 17,4 km.

La del miércoles podría ser la etapa reina. No lo es porque habrá una más dura, pero bien podría serlo. Aunque será corta, 155 kilómetros, se dará el ascenso al Passo del Tonale y al mítico Mortirolo.

La etapa 18 será más bien plana, ideal para sprinters, pero la 19 y la 20 serán otra vez rumbo a las montañas. La 19, precisamente, será la etapa reina: cinco puertos de montaña, incluyendo el Col de Joux y la subida final a Antagnod – con un desnivel de 4.950 metros durante todo el trayecto–.

Si todo no está definido en esa etapa, la siguiente le pondrá la cereza del postre: final en alto en Sestriere previo paso por Colle delle Finestre (18,5 km al 9,2%).

La última etapa será más bien una ceremonia que pasará por las calles de Roma y el Vaticano, en honor al recientemente fallecido papa Francisco.