Peñarol jugó un partido complejo, luego del golpe deportivo de quedar afuera de la Copa Libertadores en Avellaneda ante Racing. En el Campeón del Siglo, con el piso en muy mal estado, recibió a River Plate, uno de los mejores rivales que podía tocarle en este contexto. El darsenero está último en todas las tablas y, pese al debut de Raúl Salazar en la conducción técnica, mantuvo problemas futbolísticos que venía arrastrando con Diego Memo López y Julio Ribas.
El penal en el inicio del partido fue un bálsamo para aliviar cualquier síntoma de nerviosismo. David Terans se hizo cargo y puso rápidamente a su equipo en ventaja. En el segundo tiempo lo liquidó Maximiliano Silvera tras un buen centro de Javier Cabrera.
Peñarol aprovechó el empate de Nacional para recortar en la tabla anual, quedó a cuatro puntos del tricolor. Además, quedó a uno del líder Cerro Largo en el Clausura.
Diferencias claras en todo menos en el marcador
En el torneo local Diego Aguirre estaba colocando dos volantes de marca y sumaba un mediocampista izquierdo, en un puesto donde nunca encontró un jugador solvente que se ganara el lugar a base de rendimientos. Alternaron Diego García, Leandro Umpiérrez, Jaime Báez, que ya no está, y el propio Terans. Ahora llegó Alejo Cruz para el segundo semestre, pero todavía no pudo estar a la orden por una lesión.
Con ese panorama el entrenador optó por la estructura copera para el certamen doméstico; tres mediocampistas internos y otros tres jugadores de ofensiva que, en este inicio, oficiaron de delanteros: el Cangrejo Cabrera por derecha, Silvera por el medio y Terans tirándose de la izquierda al medio. Además, los laterales fueron punteros bis, ofendiendo mucho y bien durante toda la noche.
Eso le permitió a Peñarol dominar la mitad de la cancha, presionando y evitando que el rival manejara el balón. Ignacio Sosa rompió líneas generando peligro y el Cangrejo fue amenaza constante por la banda, aunque generalmente falló en el último pase. Aun así, cuando el ex Argentinos Juniors eligió pegarle al arco, obligó a dos grandes atajadas de Fabricio Correa casi consecutivas.
Maximiliano Silvera, de Peñarol y Fabrizio Correa, de River Plate, el 24 de agosto, en el estadio Campeón del Siglo
Foto: Gianni Schiaffarino
River Plate comenzó un nuevo ciclo con Salazar pero se encontró perdiendo rápidamente. Desde el juego estuvo lejos de ofrecer una resistencia real; se repitió en centros; en uno de ellos pidieron penal de Pedro Milans sobre Cristian Sención, pero Leodán González dijo que se estaban agarrando los dos.
A tren controlado
Peñarol erró muchos goles en el complemento, terminó ganando 2-0 pero con mejor puntería debió golear. Incluso convirtió en dos oportunidades, pero los tantos fueron invalidados por posición adelantada, en aciertos de Daiana Fernández.
River deambuló en la cancha, no estuvo certero en ningún sector y después del segundo tanto recibido sufrió el partido, en una fecha en la que sumaron muchos de sus rivales directos: Cerro, Progreso y Miramar Misiones. La salvación del descenso está cada vez más lejos.
Luego de unos minutos en los que el carbonero se acercó pero no lo liquidó, Aguirre cambió la estructura a 4-4-2, con Diego García por izquierda y Matías Arezo arriba. Con los dos centrodelanteros en cancha, alcanzó que llegara un buen centro para marcar el segundo gol. Arezo arrastró marcas y por el segundo palo nadie marcó a Silvera, que tuvo tiempo de pararla y definir certero para liquidar el trámite.