Sin dudas, el Peñarol-Racing del martes fue un partido típico de la vieja Copa Libertadores. Hubo 34 faltas en total, 22 de ellas del equipo visitante, que cometió diez infracciones más que el carbonero; el trámite fue más de lucha que de fútbol.
Más allá del triunfo aurinegro, la preocupación estuvo en la situación sanitaria de Leonardo Fernández, el crack del equipo, que debió salir a los 22 minutos dando ingreso a David Terans, que terminó convirtiendo el gol de la victoria.
Nazareno Colombo le dio una dura entrada al volante zurdo, que quedó tendido en el césped con mucho dolor. Tuvo un par de intentos para volver, pero no pudo; se notaba que la rodilla no respondía como debía. Entre el cuerpo médico y Diego Aguirre decidieron realizar la variante.
Fernández permanece con la zona hinchada, el primer diagnóstico es de esguince de rodilla. No hay un tiempo de recuperación establecido, dependerá del grado de la lesión, pero, usualmente, el jugador debe parar entre dos y tres semanas.
Cuando baje la hinchazón se le realizarán estudios para determinar si hay una lesión de meniscos o ligamentos que lleve la situación sanitaria a una gravedad mayor. En principio, no parece que sea el caso, pero de todas formas se va a estudiar la zona para descartar.
Leo no jugará ante Boston River el próximo viernes en el estadio Campeones Olímpicos de Florida por la tercera fecha del Torneo Clausura. Todas las energías apuntan a recuperarlo para la revancha del martes en Avellaneda. Parece difícil, pero las próximas horas serán clave en la evolución del futbolista.
Ignacio Ruglio: “Se rotaron para pegarle”
El presidente habló después del partido sobre la situación del volante: “Se rotaron para pegarle a Leo Fernández, estaba planificado. Tienen un técnico muy bicho, la hicieron muy bien, no tengo nada que protestar al árbitro”, dijo Ruglio. El presidente le bajó el perfil a la situación: “Tenía apenas hinchada la rodilla por el golpe, pero aparentemente no es nada”.