Las últimas dos grandes crisis globales difieren marcadamente en múltiples dimensiones. Difieren en su naturaleza, en su alcance y también en severidad. En lo que no difieren es en su capacidad para resucitar ilustres luminarias del paisaje económico del último siglo. Las dos más célebres, John Maynard Keynes y Friedrich Hayek. Dos visiones opuestas en torno al rol que debe cumplir el Estado como resorte de la recuperación, o lo que es lo mismo: dos visiones opuestas en torno al rol que debe cumplir el mercado. Pero no son los únicos. Con menor frecuencia, aparecen y desaparecen otros notables personajes. Uno de ellos fue Joseph A Schumpeter, un hombre de grandes ambiciones que se había propuesto ser el mejor amante de Austria, el mejor jinete de Europa y el mejor economista del mundo. No creo que haya logrado la última, y desconozco si logró las dos primeras. Lo que si logró fue ser el candidato de la recuperación del senador y dos veces presidente Julio María Sanguinetti.

Hoy creo que se va a salir más con [Joseph] Schumpeter, es decir, con el vigor de las empresas innovando para generar empleo. La hora del Estado llegó, el Estado ha enfrentado la pandemia, y ahora en la salida tiene que apoyar el empleo. Eso supone ir, como decía Schumpeter, a la esencia del ritmo de la economía, que son las empresas, medianas, chicas, grandes, en cada caso con su política, pero es así… su idea de que la innovación es el motor de la economía, de que hay un proceso de “destrucción creativa” en el que el más innovador va desalojando al menos innovador, y que esto a su vez es la dinámica que produce el crecimiento, me parece una de las ideas más notables en el pensamiento económico-social.

En nuestro país, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) tienen un peso sumamente relevante en la composición del tejido empresarial uruguayo y son especialmente importantes en materia de empleo. Además, en el marco de la pandemia, han demostrado las virtudes que su propia naturaleza encierra en materia de propensión a innovar, flexibilidad, apertura a mejorar y horizontalidad.

La Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme) realizó en mayo un relevamiento para mapear las principales necesidades, demandas y expectativas de los empresarios de todo el país en el marco de la pandemia.1 De acuerdo al relevamiento, 86% de las empresas consultadas registraron caída de ventas, mientras que 11% y 3% mantuvieron y aumentaron su actividad, respectivamente. En el caso de las últimas, se trató de empresas vinculadas a actividades de tecnología de la información y la comunicación, comercio minorista y al por mayor, industrias creativas y servicios de construcción. Del universo relevado, una parte importante declaró estar al tanto de las medidas propuestas por el gobierno para ellas (medidas para emprendedores y micro y pequeñas empresas que tiene como referencia a la Agencia Nacional de Desarrollo, Ande). Más concretamente, 59% declararon conocer las medidas y 37% declararon conocer sólo algunas (únicamente 5% no estaba al tanto). Más aun, 56% señaló que ha hecho uso de dichas medidas, siendo las más utilizadas el aplazamiento tributario (26%) y la aplicación del seguro de desempleo (22%).

También en junio fue presentado un estudio de Opción consultores sobre las actividades de innovación de las empresas en el marco de la covid-19. 63% se encontraban desarrollando o habían introducido nuevos productos o servicios al mercado. Las pymes son las que se encuentran desarrollando o han desarrollado nuevos productos o servicios en mayor medida que las grandes empresas. Concretamente, el estudio afirma que “por más que las grandes empresas poseen mayor espalda financiera para invertir en nuevos desarrollos, su estructura organizacional hace que existan más interlocutores para la aprobación o veto de las iniciativas de innovación. Por otro lado, la toma de decisiones en las PYMES es más horizontal, y por lo tanto logran mayor flexibilidad y velocidad”. En efecto, son estas empresas las que están más preparadas para la innovación, dado el tamaño reducido de sus estructuras y la flexibilidad que las caracteriza.

¿Cómo innovaron las empresas uruguayas ante la emergencia sanitaria?

En este marco de excepcionalidad, la red de Apoyo a Futuros Empresarios (RAFE) cambió de identidad para darle paso a la Red Uruguay Emprendedor. Pero esto no representa sólo un cambio de identidad. De acuerdo a su coordinadora, se trata de un impulso adicional para potenciar el ecosistema emprendedor uruguayo, que, como tal, cuenta con más de 15 años de vigencia y crecimiento sostenido. Sus antecedentes pueden rastrarse hasta el año 2001, cuando se creó Ingenio, la primera incubadora de empresas, en la órbita del Laboratorio Tecnológico del Uruguay. Desde entonces, fueron varios los hitos que conformaron el camino para llegar a esta red. En 2007 nació, como resultado de iniciativas público-privadas, la primera red de instituciones constituida para apoyar el emprendimiento en Uruguay. Desde entonces, su densidad, alcance e importancia han ido aumentando de forma permanente.

Actualmente la red está conformada por unas 100 instituciones de los sectores público y privado que trabajan para dar soporte a emprendimientos en todo el país. Es, en efecto, un vehículo para reconocer las necesidades y capacidades de cada territorio, articulando esfuerzos de forma de llegar con más información e instrumentos adecuados a cada lugar.

De acuerdo a su coordinadora, Ana Laura Trías, la covid-19 tuvo distintos efectos según la etapa en la que se encontraban los emprendimientos. Los que estaban en marcha en la mayoría de los casos tuvieron que reinventarse, los que estaban validando enfrentaron un parate y tuvieron que rediseñar sus modelos de negocio, y los que estaban en crecimiento vieron congeladas las operaciones. En definitiva, la pandemia puso a prueba a todos los emprendimientos y aceleró la aplicación de herramientas digitales que vinieron para quedarse.

A este respecto Amelia Durante, responsable de Emprendimientos de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), indicó que en este contexto algunos emprendimientos adaptaron su propuesta muy rápidamente, mientras que a otros les costó levantarse y reinventarse. Esto es, en términos schumpeterianos, parte del proceso de “destrucción creativa” que muchas veces acompaña episodios disruptivos, como el que estamos atravesando actualmente. Reinventarse o perecer es la cuestión. Según Durante, la pandemia sacó el foco del enamoramiento de la solución para ponerlo en el problema y el cliente como centro de la experiencia. Los hábitos de compra cambiaron, y los que escuchen al cliente serán quienes puedan perdurar y crecer.

Ana Laura Trías, coordinadora de la red de instituciones del Ecosistema Emprendedor Uruguayo.

Ana Laura Trías, coordinadora de la red de instituciones del Ecosistema Emprendedor Uruguayo.

Esta visión es compartida por Roxana Oliveri, gerente de la Incubadora salteña Gepian. Oliveri coincide en que los emprendimientos (independientemente de la etapa de desarrollo en la que se encontraban) y las mipymes tradicionales han sido duramente golpeados por esta realidad. Esto es especialmente relevante para aquellas vinculados a los sectores con mayor afectación, como puede ser el turismo. Pero, de nuevo, reinventarse o perecer es la cuestión. Los más dinámicos e innovadores han tenido la capacidad para reinventarse rápidamente, e incluso crecer en algunos casos. “La creatividad, el desarrollo de ideas innovadoras y los nuevos proyectos también estuvieron presentes, como suele suceder en épocas de crisis, y, lejos de decaer las postulaciones de proyectos en busca de apoyo, se mantuvieron e incluso tienden a crecer”, destacó Oliveri.

Pero la necesidad de acomodar la cintura no se restringe a un único lado del mostrador. Por el contrario, al igual que los emprendedores, las instituciones de apoyo también tuvieron que reconvertirse para lograr una propuesta de valor que se adecuara a este extraordinario momento.

“Las instituciones que trabajamos con emprendedores y empresas hemos tenido que dar respuesta rápidamente a las nuevas demandas de nuestros clientes o beneficiarios y muchas veces desenfocar o ampliar para apoyar otros segmentos que normalmente no atendemos”, dijo Oliveri.

“Desde la CIU estábamos por lanzar la segunda convocatoria a emprendimientos de la aceleradora de empresas y definimos reevaluar la metodología, y ampliar los plazos de postulación y el rango etario de los emprendimientos que se podían presentar. El nuevo escenario nos planteó nuevos desafíos”, manifestó Durante.

Los aprendizajes que la pandemia nos dejó

La pandemia ha generado una inmensidad de dificultades. Pero también, mirando el vaso medio lleno, ha generado un conjunto de aprendizajes de capital importancia. Además, puso de relieve las fortalezas del ecosistema emprendedor uruguayo, la capacidad de resiliencia de quienes buscan emprender, la solidaridad y el espíritu de colaboración a la interna de este universo.

Como destaca la gerenta de Gepian, “actores que no habían trabajado juntos anteriormente se unieron para colaborar. Aportaron desde recursos e insumos para satisfacer las necesidades básicas de los más necesitados hasta capacidades tecnológicas para desarrollar viseras, respiradores, desarrollos, testeos, y sin duda biotecnología aplicada directamente a soluciones para la covid-19”.

Como muestran estudios comparados realizados con foco en ecosistemas de emprendimiento de América Latina, Uruguay ha sabido capitalizar la experiencia de un ecosistema emprendedor que lleva más de 15 años de vigencia y crecimiento, y que es altamente valorado en la región.

“Para las instituciones del ecosistema el gran desafío es convertir esta crisis en experiencia, contribuyendo a canalizar y gestionar eficientemente los recursos y las capacidades para dar rápida respuesta a nuestros emprendedores y empresas”, dijo Oliveri.

Historias de “pivoteo” de emprendimientos uruguayos durante la pandemia

En el medio de la tormenta también tuvo lugar el cuarto encuentro de emprendimientos, que cada año reúne a los emprendimientos que obtuvieron capital Semilla Ande. Estas instancias están orientadas a compartir experiencias y buscar espacios de colaboración y asociatividad entre todos ellos.

Naturalmente, este evento se realizó de forma virtual y reunió a más de 70 emprendimientos. Dos de ellos, Libertaria y TuTerapia, fueron seleccionados para compartir su experiencia de pivotear y adaptarse al contexto excepcional de la pandemia.

Libertaria (libertaria.uy)

Libertaria es una sidra artesanal que tenía previsto su lanzamiento en grandes superficies cuando irrumpió la pandemia en Uruguay. Esto afectó la cadena logística prevista y sus emprendedores se vieron obligados a cambiar su modelo de negocio. Sin perder de vista que se trata de un producto y que su modelo de negocio era llegar al cliente a través de las grandes superficies, fue difícil pero necesario encontrar una solución para llegar al consumidor de una forma alternativa. Tuvieron la rapidez de orientar su producto directamente al público, valiéndose de herramientas online para difusión, promoción y venta.

“Armamos packs de sidra que llamamos internamente ‘packs SOS’”, dijo Franco Sena, uno de los emprendedores detrás de Libertaria. “Llegamos a la gente con un mensaje directo y claro, que apelaba a la solidaridad y a la ayuda. Sabíamos que teníamos un buen producto, pero no estábamos preparados para llegar al consumidor final de manera directa”. Por eso, se valieron de redes sociales y herramientas digitales para conocer y llegar a su público, generando una experiencia en torno a la posibilidad de hacer su propia sidra artesanal. Para eso sortearon cursos y materia prima para la elaboración de sidra entre quienes compraban sus packs. “La apuesta fue a remarla y a mostrar el esfuerzo que implica montar un emprendimiento, desarrollar un producto y poder sobrevivir a este momento”, señaló Sena.

TuTerapia (tuterapia.com.uy)

Juan Ignacio Delgado es psicólogo y junto con colegas venía trabajando en la plataforma tuterapia.com.uy, que ofrece terapia psicológica online. En su caso el emprendimiento ya nació con una fuerte concepción en lo digital; aun así, el momento no parecía ser el indicado para lanzar un emprendimiento.

Sin embargo, según cuenta Delgado, “en algún punto la pandemia vino bien”. En el momento más duro de la cuarentena tanto psicólogos como pacientes ya habían incorporado la tecnología y las herramientas de comunicación virtuales, y eso empezaba a visualizarse como una oportunidad. Evidentemente, también estaba la dificultad económica, que empezaba a afectar y la gente iba a comenzar a hacer recortes de gastos. Los emprendedores de TuTerapia sabían que el apoyo psicológico era una de las primeras cosas de las que la gente podía llegar a prescindir.

Al mismo tiempo, se visualizó que las dificultades emocionales en contextos de crisis y aislamiento comenzaban a surgir, y ellos tenían las herramientas para paliar algunas de estas dificultades. Decidieron lanzar la plataforma y durante abril brindar asistencia sin costo a quienes necesitaran ayuda psicológica profesional por verse afectados por las consecuencias de la pandemia. Apoyaron estas instancias con conferencias web y difundieron consejos para llegar a la gente con una propuesta de valor, a la vez que generaban masa crítica para desarrollar su negocio cuando fuera más oportuno. En medio de la pandemia, y con una herramienta que no fue pensada exclusivamente para esa situación, encontraron una situación win-win en la que avanzar mientras aportaban y ayudaban a quienes lo necesitaban.

Para difundir los instrumentos de apoyo al emprendimiento, la Red cuenta con el Portal Uruguay Emprendedor: www.uruguayemprendedor.uy.


  1. MIEM (mayo de 2020). “Relevamiento de empresas vinculadas al entorno institucional de MIEM – Dinapyme”. Informe de avance.