Con las reformas políticas adecuadas, las democracias pueden volverse más inclusivas, más receptivas hacia los ciudadanos y menos receptivas hacia las corporaciones y los individuos ricos que actualmente controlan la billetera
En lugar de centrarnos exclusivamente en la deuda financiera, deberíamos considerar qué tipo de mundo estamos legando a nuestros descendientes y qué políticas y compromisos fiscales actuales servirán mejor a sus intereses