Luciana es de Villa del Carmen, Durazno. Se mudó a Montevideo en 2010 y estudió en la Universidad Católica. Trabajó en el BROU y en el Mercosur y actualmente está terminando su doctorado en economía en la Universidad de Oregon, en Estados Unidos.

¿Siempre tuviste vocación por la economía?

Fue durante mis últimos años en el liceo que empecé a aprender de qué se trataba esto de la economía. Tuve una clase en geografía social que me encantó, otra en sociología que me intrigó muchísimo, y en sexto una de economía que solidificó mi interés en la materia. Además, durante esos años participé en un grupo de jóvenes llamado Kolping, con el que realicé muchas actividades de voluntariado, especialmente en mi pueblo, y también en otras ciudades del país. Esto me marcó mucho. Ahí tuve la oportunidad de visitar barrios en situación de vulnerabilidad en ciudades más grandes. A veces trabajamos con los vecinos pintando algún mural o realizamos actividades recreativas para los niños durante las vacaciones de invierno. Esto no sólo fue muy gratificante, también me permitió ver mucha inequidad y me llenó de preguntas. ¿Por qué hay barrios tan diferentes unos de otros? ¿Qué provocó la crisis de 2002? ¿Qué se puede hacer para que eso no suceda nuevamente? Entonces, a fines de 2009 nos tomamos un ómnibus hasta Montevideo con mamá y fuimos a visitar varias universidades para aprender más sobre la licenciatura en economía. Ese día me convencí de que era la carrera correcta para poder entender y (con mucha suerte) responder algunas de mis preguntas.

¿Cuándo empezaste a considerar la idea de irte a estudiar afuera?

Siempre me gustó la idea de viajar y conocer personas con experiencias y culturas diferentes. Estudiar en el exterior me pareció la oportunidad perfecta para seguir avanzando profesionalmente mientras exploraba una región y una cultura nuevas. Consideré hacer un intercambio durante la carrera, pero no se dio, así que decidí que un posgrado era la mejor opción para mí. Después de graduarme trabajé un par de años, y aproveché ese tiempo para informarme sobre diferentes programas y para preparar los materiales para las aplicaciones.

¿Qué consejos le darías a alguien que está pensando hacer lo mismo?

Yo les diría que se armen de coraje y se animen. Empezar la universidad o un posgrado en el exterior es difícil, económica y emocionalmente, pero vale la pena. Mi consejo es que empiecen a informarse lo antes posible, porque la preparación puede llevar bastante tiempo. Por lo general hay que dar un par de exámenes, escribir ensayos, pedir cartas de recomendación, entre otros. Hablen con sus profesores, y con personas que trabajan en los lugares en los que a ustedes les gustaría trabajar. Se van a sorprender de la cantidad de gente que responde y te quiere ayudar. Averigüen sobre becas y escolaridades. En mi caso, yo obtuve una beca de la Universidad Católica para realizar la licenciatura y otra en la Universidad de Oregon para el doctorado.

¿En qué estás trabajando?

Estoy empezando mi quinto y último año del doctorado. Como parte del programa, enseño clases en la universidad y trabajo en temas de investigación. Doy clases en las áreas de mercado laboral, economía del desarrollo y econometría, que es la utilización de matemática y estadística para estimar modelos económicos. En mi investigación analizo los efectos que las licencias maternales y paternales tienen en el trabajo de las mujeres, el tiempo que los papás dedican a sus hijos, y cómo eso afecta el desarrollo en la primera infancia. En general me interesan mucho las políticas públicas que afectan el bienestar de las familias.

¿Algo que hayas aprendido en todo ese proceso?

Que la educación académica es necesaria, pero no es suficiente para tener un pensamiento crítico y exhaustivo de políticas o programas concretos. La experiencia aplicada es fundamental. Esto me quedó muy claro al trabajar en una evaluación de un programa de inclusión financiera en comunidades rurales en Uganda. Había estado involucrada en el programa desde Oregon, pero no fue hasta que viajé y trabajé con el equipo local visitando las comunidades que entendí las complejidades específicas de ese programa en ese contexto. Fue una experiencia profesional muy enriquecedora.

¿Pensás volver?

A mi esposo y a mí nos encantaría volver. Dado que estoy por terminar mi doctorado, estoy buscando trabajo en Estados Unidos, Uruguay y en otros países en Latinoamérica. Así que dónde viva en los próximos años va a depender un poco de qué oportunidades laborales se presenten. Obviamente, la familia tira mucho, y es difícil estar lejos de ellos. De todas formas, la visita durante las fiestas es infaltable. Profesionalmente, mi intención es seguir estudiando políticas públicas en el contexto uruguayo y en colaboración con profesores uruguayos, por lo que por ese lado me siento muy conectada también.

¿Un libro de economía apto para todo público?

Un libro que me gusta mucho es Repensar la pobreza: un giro radical en la lucha contra la desigualdad global, de Esther Duflo y Abhijit Banerjee. Ellos –junto con Michael Kremer– ganaron el Premio Nobel de Economía de 2019 por dedicar sus carreras a la lucha contra la pobreza. El libro ayuda a entender las dificultades que las familias, viviendo en extrema pobreza, enfrentan en el día a día para su toma de decisiones, y cómo ciertos programas pueden ser muy efectivos al incorporar estas nociones del comportamiento humano. Es muy interesante y accesible para todo público.