El Banco de Previsión Social (BPS) es una de las cajas más importantes del Estado ‒junto a la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección Nacional de Aduanas‒, al gestionar lo relativo a los aportes de trabajadores y empresas para el régimen previsional y otras prestaciones de carácter social. En contrapartida, el BPS se encarga no sólo del pago de jubilaciones y pensiones, sino también de distintos subsidios ‒por enfermedad, desempleo o maternidad‒ y de las asignaciones familiares.

De lo anterior surgen dos cosas. Por un lado, que el BPS acumula un importante caudal de información relativo a las empresas y trabajadores. Por el otro, que es la institución dentro del Estado que más sufrió los coletazos de la covid-19, tanto por las mayores erogaciones que debe realizar como por la pérdida de recaudación. Hasta ahora, los datos del organismo no estaban disponibles de forma sistematizada, pero esta semana se presentó “BPS en cifras”, un amplio panel de datos en la web que permite indagar en distintas direcciones.

Allí se presenta información periódica ‒actualizada hasta enero de 2021‒ de la recaudación, el monto y la cantidad de prestaciones, los trabajadores y empresas registradas, y la estructura financiera del organismo, entre otros datos. Al incluir la evolución histórica hasta 36 meses hacia atrás, se puede observar los impactos que generó la pandemia en las cuentas del BPS y cómo el instituto previsional afronta esta situación.

Es bueno aclarar que el BPS no tiene por objetivo lograr un superávit financiero e incluso se discute que se hable de déficit al cerrar sus balances, porque el dinero que destina el Estado para cubrir el desfasaje entre ingresos y egresos responde a un mandato constitucional. También debe saberse que no sólo de lo que recauda de trabajadores y empresas se nutre el BPS, ya que cuenta con impuestos afectados ‒siete puntos de IVA, el IASS que pagan las jubilaciones superiores a 38.960 pesos y un impuesto a las loterías‒.

Tomando el año 2020, el BPS cubrió 55,5% de sus erogaciones con aportes propios recibidos de trabajadores y empresas, 32,2% correspondió a los tributos afectados y debió recibir asistencia financiera de Rentas Generales por 12,3% del total del gasto. Esto significó 26.748 millones de pesos que el Estado debió transferir al ente el año pasado para equiparar sus números.

Esa asistencia osciló entre uno y seis millones de pesos anuales entre 2010 y 2014, para saltar al año siguiente a 15,6 millones de pesos y continuar ascendiendo cada año. Como referencia, el monto destinado al BPS por Rentas Generales en 2020 representa algo más de un punto del PIB de la economía uruguaya.

Aquí en materia de interpretaciones se abren dos caminos: hay quienes entienden que la asistencia financiera está creciendo de forma sostenida y esto hace peligrar a mediano plazo la sustentabilidad del sistema ‒por eso la urgencia de una reforma previsional‒, y quienes interpretan que se trata de una trayectoria ascendente pero controlable que no tensiona las cuentas públicas al menos por unas décadas. En el primer grupo se encuentra gran parte del gobierno y el oficialismo; la segunda posición es defendida por la representación de los trabajadores y de los pasivos en el BPS, así como por las anteriores autoridades del ente.

El panel de datos disponible en la web incluye la evolución de la tasa de equilibrio, una variable ficticia que representa el porcentaje de impuestos extra que, aplicado a la masa salarial ‒el factor de ingresos del BPS‒, permitiría pagar las prestaciones sin asistencia del Estado. Hace una década era 34,8% y descendió hasta llegar en 2014 a 31,7%, pero desde allí crece en forma sostenida y pegó un salto en 2020 ‒producto del mayor gasto asociado a la pandemia‒ hasta alcanzar 37,2%.

En promedio, tomando las distintas tasas de aportación de trabajadores y empleadores ‒que varían según sea sector público o privado, además de existir actividades exoneradas‒, el año pasado 23,9% de la masa salarial terminó en el BPS. Este número se muestra estable en la última década, y parece que así continuará, porque hay consenso en que la tasa de aporte no será una de las variables a modificar en la futura reforma del sistema.

Esas contribuciones, más los impuestos afectados y la asistencia financiera, se destinan al pago de distintas prestaciones. En el caso de las jubilaciones, en 2020 77,9% de las personas de 65 años o más contaban con una prestación del BPS, una tasa que se elevó desde el 72,8% de 2010. Este dato también permite comparar la cantidad de pasivos y de activos ‒que financian a los jubilados actuales, siguiendo la lógica de un régimen de solidaridad intergeneracional‒: el año pasado había 2,33 trabajadores formales por cada jubilado, cuando siete años atrás esa relación era de 2,7.

Evolución de la recaudación y las erogaciones del BPS en pandemia

La recaudación del BPS termina siendo un reflejo del nivel de actividad formal dentro del mercado laboral, y si bien sufrió una afectación durante la pandemia ‒hubo diferimiento y beneficios para las empresas‒, cabe resaltar que todos los trabajadores que son enviados al seguro de paro mantienen la contribución a la seguridad social, por lo que el impacto no fue de gran magnitud.

El mes de menos recaudación en los últimos dos años y medio fue mayo de 2020, cuando se sintió en toda su magnitud el inicio de las medidas de aislamiento y sus impactos. Lo ingresado al BPS ese mes fueron 10.562 millones de pesos, 15,5% menos que en febrero ‒cuando el organismo embolsó 12.503 millones de pesos‒ y, por ejemplo, 7,8% menos que el registro de fines de 2018 ‒que fue 11.457 millones de pesos‒.

Luego de ese descenso marcado en mayo, la recaudación se recuperó en los meses venideros y en diciembre alcanzó 12.609 millones ‒ 19,4% más que al inicio de la pandemia‒, para saltar en enero, producto del pago de aguinaldos, a 17.617 millones de pesos.

Aparte de los montos mencionados, el BPS recaudó en el primer mes del año 6.995 millones de pesos por los impuestos afectados, y realizó cobros para terceros ‒DGI y Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS)‒ por 12.060 millones de pesos.

Un correlato de estos números puede verse al observar el número de puestos cotizantes, es decir, trabajadores formales. En los últimos tres años, el número más bajo se vio en mayo de 2020, cuando hubo 1.376.770 registrados. Ya el mes previo había caído 1,25% la cantidad de cotizantes, y desde allí comenzó una recuperación con alguna interrupción en los meses siguientes. A enero se llegó con 1.396.761 trabajadores registrados, 3,3% menos que a comienzos de 2020, cuando se dio el registro mensual más alto de la serie ‒eran 1.444.870 los puestos cotizantes‒.

Otro dato asociado a la recaudación del BPS es el número de empresas registradas ‒abarca las categorías unipersonales y monotributistas‒, que también tuvo en mayo de 2020 su mayor descenso en los últimos años. Tras empezar el año pasado con 285.977 empresas, se observa un retroceso de 3% hacia mayo. Tras una recuperación en los meses siguientes, tanto en diciembre como en enero hubo una disminución, y el último dato muestra 279.916 empresas, 2,1% menos que un año atrás pero 0,9% más que al comienzo de la pandemia. Del total, hay 51.087 monotributos y 215.677 unipersonales.

Pasando al otro plano en materia contable, del lado de las erogaciones encontramos todas las prestaciones que paga el BPS, y varias se dispararon por la pandemia. Observando la evolución histórica, el gasto total en prestaciones suele mantenerse relativamente estable durante un mismo año, con excepción de enero, cuando ocurre el ajuste anual de las jubilaciones y las pasividades, que surge de la evolución de los salarios en el año previo según lo establecido en el artículo 67 de la Constitución. Sin embargo, en 2020 se rompió esa tendencia.

Mientras en 2019 el monto pago por el BPS a los beneficiarios por mes osciló entre 16.889 millones de pesos y 17.318 millones de pesos, en el año de la covid se comenzó con un gasto mensual de 18.653 millones de pesos, y en abril ‒por los efectos en el mercado de trabajo de las medidas de aislamiento social y el envío masivo de trabajadores al seguro de paro‒ creció hasta 21.492 millones de pesos, 15,2% más que en enero.

En mayo del año pasado volvió a registrarse un aumento de lo destinado a prestaciones por parte del BPS ‒0,3% más, hasta 21.569 millones de pesos‒, y en los meses posteriores el registro comenzó a descender gradualmente hasta alcanzar un gasto de 19.414 millones de pesos en noviembre, 9,6% menos que al inicio de la pandemia. Pero en diciembre se retomó el proceso ascendente, ya que los egresos se ubicaron en 19.567 millones de pesos ‒0,8% más que el mes previo‒, y en enero de este año, con el ajuste de pasividades, el número se elevó hasta 20.943 millones de pesos.

Esto refleja un incremento de 12,28% en lo gastado por el BPS en prestaciones entre enero de 2020 y el mismo mes de este año, aunque el monto está 2,9% por debajo del mayor registro alcanzado en mayo, producto de los efectos de la pandemia.

¿Qué prestaciones paga el BPS? La información disponible muestra que estos millones sirvieron para hacer pagos a 1.234.154 personas, de las cuales 52,1% son pasivos y 47,9% trabajadores activos. Visto en función del monto destinado, en enero fueron 3.105 millones de pesos para los activos y 17.838 millones de pesos para los pasivos. Aparte de jubilaciones ‒la prestación de mayor magnitud por amplio margen‒, el BPS abonó, en orden de importancia: pensiones por sobrevivencia, subsidios por desempleo, pensiones por vejez e invalidez, asignaciones familiares, subsidios por enfermedad y subsidios por maternidad.

De ese conjunto, el subsidio por desempleo o seguro de paro y el de cobertura por enfermedad fueron los que más elevaron su magnitud por la pandemia. En el primer caso, los beneficiarios pasaron de 45.937 en febrero a 117.944 personas en marzo y 185.588 en abril. El pico se alcanzó en mayo, con 185.769 trabajadores abarcados por el subsidio, 400% más que previo a la pandemia. En esto incidió la creación de nuevas formas de seguro, como el de tiempo parcial, que contempla una jornada de trabajo reducida.

Tras un descenso paulatino de los beneficiarios producto del retorno a las actividades de parte de estos trabajadores, desde noviembre la evolución del subsidio por desempleo parece haber entrado en una meseta. En enero fueron 76.590 las personas abarcadas, 59% más que un año atrás pero 58,7% menos que en el pico del año pasado.

Estos porcentajes de variación se ven reflejados en el incremento de 55,5% de los egresos del BPS asociados al seguro de paro entre enero de este año e igual mes de 2020. Sin embargo, los 1.351 millones de pesos destinados a esta prestación son 61,2% menos que los 3.486 millones de pesos de mayo.

En el caso del subsidio por enfermedad, que también mostró saltos en 2020, esto se explica no sólo por los trabajadores infectados con el virus, sino también por la medida que posibilitó incluir dentro del beneficio a los activos mayores de 65 años, para evitar que acudan a sus empleos por ser personas de riesgo. El primer mes del año pasado hubo 29.962 personas que cobraron el subsidio por enfermedad y en marzo saltó a 48.917, 163% más. Luego este subsidio mostró un comportamiento oscilante hasta octubre, cuando comenzó a crecer, y verificó un fuerte salto en diciembre.

En enero se mantuvo la tendencia ascendente y fueron 61.427 los beneficiarios del subsidio por enfermedad, 105% más que un año atrás y 25,5% más que al inicio de la pandemia. Sin embargo, el monto destinado por el BPS es menor en enero de 2021 ‒alcanzó 821 millones de pesos‒ que en abril del año pasado, el mes de mayores erogaciones, con 860 millones de pesos.