El concepto de clúster ha sido ampliamente estudiado desde la economía. Se emplea para referirse a un conjunto de empresas y organizaciones relativamente aglomeradas geográficamente y con cierta especialización en un sector de actividad económica. Desde la economía se han acuñado otros términos que describen realidades muy cercanas al concepto de clúster. Entre ellos se destacan los conocidos como distritos industriales, los entornos innovadores, los sistemas territoriales de innovación y, más recientemente, los ecosistemas emprendedores. Cada uno de estos conceptos tiene sus propios matices, pero todos ellos inciden en la importancia de las interacciones y en las redes de empresas y organizaciones.

Estas redes constituyen un mecanismo fundamental para convertir los clústeres en entornos competitivos, entornos que faciliten el éxito empresarial y que generen impactos positivos en el desarrollo territorial. Las redes facilitan la difusión de conocimientos y la coordinación de acciones entre los agentes del clúster, por lo que suponen un elemento clave en los procesos de innovación. En este sentido, las redes constituyen una suerte de bien colectivo. Es decir, un recurso que, por un lado, pertenece a las empresas del clúster, que pueden beneficiarse por estar conectadas entre sí, y, por otro, depende de todas las empresas, dado que la red permanece conectada en la medida en que cada empresa mantiene cierto número de vínculos con otros actores.

No debemos olvidar que el concepto de clúster, al igual que los otros términos cercanos, surge como resultado de la observación de la realidad en los países desarrollados. En algunas regiones de estos países se pueden observar estas aglomeraciones de empresas, que conforman redes, interactúan en forma sistémica y logran ser altamente competitivas en el marco de la globalización. Un ejemplo paradigmático es el de Silicon Valley, aunque existen muchos otros clústeres que también han sido profusamente analizados, principalmente en Europa y Estados Unidos. La economía ha creado este marco conceptual como resultado de observar estas realidades y, a partir de ahí, ha podido dar recomendaciones de política para otros territorios.

Sin embargo, en los países en desarrollo la realidad es muy diferente. Aquí las empresas y organizaciones tienden a operar de forma aislada, las redes son menos densas, los mecanismos de coordinación colectiva funcionan peor y los conocimientos que fluyen en las redes resultan menos valiosos para los procesos de innovación. Por ello, el concepto de clúster en estos países se concibe más bien como un objetivo de política pública. Es decir, no se entiende tanto como una realidad naturalmente observada, sino como un modelo de sistema productivo que se busca implementar por medio de políticas públicas nacionales y regionales.

Aquí es donde entran en juego las organizaciones de apoyo a las empresas. Decíamos al inicio que las redes de los clústeres no están formadas únicamente por empresas. Interconectadas en las redes encontramos también organizaciones no empresariales. Actores de diversa naturaleza que cumplen un rol fundamental en el diseño y, principalmente, en la implementación de políticas que favorecen el desarrollo productivo de los clústeres. Hay una extensa literatura que ha estudiado a estas organizaciones, analizando su naturaleza, explicando sus objetivos y describiendo sus principales funciones en el seno del clúster. Veamos qué dice esta literatura.

¿Qué son y qué hacen las organizaciones de apoyo en los clústeres?

Entendemos por organizaciones de apoyo a aquellas entidades que participan y contribuyen al desarrollo del clúster, cooperando con las empresas y proporcionándoles múltiples servicios y/o bienes públicos que estimulan la innovación. Algunos autores se refieren a ellas como organizaciones de superestructura, porque proporcionan bienes colectivos a los miembros del clúster.1 Estas organizaciones pueden ser actores de diversa naturaleza (públicos y privados) y con diversos propósitos (productivos, educativos, gubernamentales, etcétera). Podemos clasificarlas en dos grandes grupos: 1) intermediarios técnicos, como universidades, centros de formación profesional o institutos de investigación, y 2) intermediarios de intercambio de conocimientos, es decir, organizaciones a menudo creadas y apoyadas con fondos gubernamentales para fomentar la transferencia de conocimientos.2

Algunas de estas organizaciones fueron diseñadas y creadas por empresas con el fin de apoyar y defender sus intereses, por ejemplo, las cámaras empresariales o las asociaciones comerciales. Otras fueron diseñadas por las políticas públicas con el fin de fomentar el desarrollo productivo, por ejemplo, las agencias de desarrollo. Para otro tipo de organizaciones, como las universidades o los centros de investigación, su función de apoyo es sólo una entre muchas otras funciones en su cometido estratégico.3

La bibliografía sobre el tema ha identificado un gran número de tareas realizadas por estas organizaciones. Por ejemplo: la capacitación de trabajadores, la provisión de infraestructura básica para la investigación y el desarrollo, el fomento de la colaboración mediante la creación de redes o la difusión de conocimientos a través de la red. Podemos agrupar estas actividades en tres categorías: 1) servicios generales, 2) servicios destinados a mejorar la cooperación interna y 3) servicios destinados a las relaciones exteriores.4 Nuestra investigación propone analizar el rol de las organizaciones a través del estudio de las redes en las que se encuentran interconectadas con las empresas de los clústeres.

¿Cómo estudiamos el rol de las organizaciones?

Utilizamos datos recabados en un trabajo de campo realizado en diferentes clústeres de Uruguay.5 En concreto, nos centramos en cuatro casos: el clúster del caucho y el plástico en Montevideo y Canelones, el farmacéutico en los mismos departamentos, el clúster lácteo en el litoral y el suroeste del país, y el clúster de hoteles y restaurantes en Colonia. Esta selección es particularmente interesante porque abarca diferentes territorios, diversos sectores de actividad económica, así como diferentes niveles de aglomeración, incluyendo casos con alta concentración espacial de empresas (como el turístico de Colonia) y otros más dispersos por el territorio (como el lácteo).

A partir de entrevistas realizadas a directivos de 265 empresas, recabamos información sobre los vínculos de colaboración que mantienen con otras empresas y con las organizaciones de apoyo. Esto nos permite reconstruir la red de cada clúster, tarea fundamental para poder hacer nuestro análisis. Una vez elaborada la red, analizamos la posición que ocupan las organizaciones, lo que nos sirve para comprender el rol que desempeñan. Finalmente, medimos el impacto de las organizaciones en las redes de dos maneras diferentes. Primero, analizamos la capacidad de las organizaciones para mantener conectada a la red. Segundo, estimamos cómo influyen sus colaboraciones con empresas sobre la innovación desarrollada por dichas firmas.

Foto del artículo 'Las organizaciones de apoyo a empresas y su rol en los clústeres de Uruguay'

¿Qué observamos en nuestro análisis?

Nuestros resultados muestran que las organizaciones desempeñan un rol fundamental en las redes. Este rol es doble. Por un lado, permiten que la red del clúster se mantenga conectada al ocupar posiciones estratégicas. Como podemos observar en el gráfico, si eliminamos las organizaciones de las redes (representadas en color negro) y nos quedamos sólo con las empresas (en gris), entonces las redes quedan enormemente fragmentadas, formadas por grupos aislados. La literatura ha interpretado este papel de las organizaciones como una suerte de contribución a un bien colectivo, el bien de la cohesión de la red. Dado que las organizaciones permiten que la red del clúster se mantenga relativamente cohesionada, entonces, podemos decir que facilitan la difusión de conocimientos y los mecanismos de coordinación a escala colectiva, lo cual resulta de gran valor en los procesos de innovación de las empresas.

El segundo papel que desempeñan las organizaciones se puede observar al analizar la actividad innovadora que desarrollan las empresas que colaboran directamente con ellas. En este caso, nuestros modelos econométricos muestran que las empresas que mantienen conexiones con organizaciones de apoyo logran llevar a cabo más actividades innovadoras y, además, desarrollan innovaciones más complejas. En otras palabras, uno de los determinantes de la innovación empresarial en los clústeres de Uruguay parece ser la colaboración directa con las organizaciones de apoyo. Esto parece lograrse gracias a que los vínculos con estos actores proveen a las empresas de una serie de recursos de gran valor para sus procesos de innovación: acceso a conocimientos, tecnologías, posibilidad de conectarse también con redes a escala global, etcétera. De esta forma, las empresas que mantienen colaboraciones directas con las organizaciones de soporte logran llevar a cabo más innovaciones.

Nuestros modelos también nos permiten observar que las organizaciones de diferente naturaleza influyen de forma diferente en la innovación de las empresas con las que colaboran. En particular, encontramos que los vínculos con las asociaciones empresariales resultan ser particularmente valiosos para llevar a cabo múltiples tipos de innovaciones. Por otro lado, las conexiones con universidades y centros de investigación tienen un fuerte impacto positivo en las innovaciones a través de I+D, un tipo de actividad especialmente compleja y de difícil acceso para muchas empresas. Finalmente, no observamos un impacto directo de las colaboraciones con las organizaciones de gobierno sobre la innovación de las empresas. En este sentido, nuestros modelos podrían estar indicando que el rol de este tipo de organizaciones parece canalizarse a través de otros actores y organizaciones que colaboran con las empresas.

¿Qué ejemplos de estos hallazgos podemos mencionar en los clústeres estudiados?

En el clúster turístico de Colonia (iniciativa que nace con apoyo de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto en 2006), la Cámara de Hoteles y Turismo de Colonia y la Cámara Gastronómica, junto con diferentes asociaciones comerciales del departamento, se unen para crear la Asociación Turística del Departamento de Colonia, con el fin de coordinar la colaboración público-privada y promover el desarrollo de la actividad.

En el clúster del plástico, la Cámara de Industrias del Uruguay, la Asociación Uruguaya de la Industria del Plástico, la Universidad de la República y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), con cofinanciamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), dan vida al Centro Tecnológico del Plástico, que ofrece al sector importantes servicios tecnológicos, transferencia de conocimiento y capacitación.

En el clúster lácteo, además de Conaprole y su red de relaciones con diferentes organizaciones públicas y privadas, hay otras iniciativas, por ejemplo, la Asociación Uruguaya de Pymes Lácteas (AUPYL), creada en 2013 y que, en 2016, junto con el Centro de Extensionismo Industrial (alianza de la Universidad de la República, la Cámara de Industrias, el Ministerio de Industria, Energía y Minería y ANDE), elabora e implementa su primer plan estratégico para mejorar el desempeño de sus pymes socias.

En el clúster farmacéutico, además de las tradicionales cámaras empresariales, como la Asociación de Laboratorios Nacionales y la Cámara de Especialidades Farmacéuticas, ha sido muy importante la relación con la actividad de centros de investigación como el Institut Pasteur y el Clemente Estable, además de la propia Universidad de la República.

Existen además organizaciones focalizadas en determinadas actividades y que también son muy relevantes, como el Instituto Nacional de la Leche o el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria en el clúster lácteo, o el Ministerio de Turismo en el caso de Colonia. Por otro lado, hay organizaciones que brindan apoyos transversales a las diferentes actividades y están presentes en todos los clústeres, como la ANII, el LATU o el Instituto Uruguayo de Normas Técnicas, así como la propia Universidad de la República.

¿Qué implicancias tiene nuestro estudio?

Este trabajo pone sobre la mesa varios puntos interesantes para el debate y señala también algunas cuestiones relevantes para tener en cuenta en el desarrollo de políticas públicas. En primer lugar, nos recuerda que las empresas no están solas. En el interior de los clústeres existe un complejo entramado, una suerte de ecosistema que requiere la intervención de actores diversos para su adecuado funcionamiento. En los países en desarrollo, ese equilibrio podría ser especialmente delicado y, si no se mantiene correctamente, las empresas pueden verse incapacitadas para afrontar un entorno demasiado hostil y difícil para el desarrollo de innovaciones.

En los países desarrollados, las empresas que operan en los clústeres son más independientes de estas organizaciones de apoyo, ya que cuentan con recursos más sólidos, tanto financieros como tecnológicos y humanos. Estas bases permiten a las empresas afrontar más fácilmente los desafíos que suponen los procesos de innovación. Además, el marco legal e institucional de estos países, junto con la mayor estabilidad macroeconómica, conforman un entorno amigable para la innovación empresarial.

De vuelta a los países en desarrollo, el contexto aquí parece ser más hostil para los procesos de innovación empresarial y, por tanto, el rol de las organizaciones de apoyo resulta especialmente importante. Sin ese rol, las empresas de nuestros países podrían estar condenadas a mantener un perfil no innovador, escasamente competitivo y débil. Esto no haría sino mantener la brecha con las regiones desarrolladas, continuar con la dependencia tecnológica e imposibilitar que, ante situaciones de crisis, nuestros países cuenten con herramientas adecuadas para afrontar las dificultades.

Pablo Galaso y Adrián Rodríguez Miranda (Instituto de Economía, Udelar)


  1. Lynn, Mohan Reddy y Aram (1996) 

  2. Wolf y otros (2017) 

  3. Howells (2006) 

  4. Wolf y otros (2017) 

  5. El trabajo completo puede consultarse aquí: https://www.tandfonline.com/eprint/BBSY6W4B6AKQFWVVQP6K/full?target=10.1080/13662716.2020.1856046. El estudio se enmarca en un proyecto más amplio en el que analizamos 24 clusters de cuatro países diferentes de la región (Chile, El Salvador, Paruguay y Uruguay). En esta web se recogen los resultados del proyecto: http://desarrolloterritorial.ei.udelar.edu.uy/tti/