El shock que representó la pandemia de covid-19 ha afectado considerablemente el nivel de actividad en las economías del Mercosur al tiempo que la senda de recuperación (desde la caída más profunda) ha sido heterogénea entre ellas.
El impacto inicial de la crisis sanitaria se manifestó en abruptas caídas de la actividad en amplios sectores de las economías, que se concentraron en abril y mayo y que se manifestaron de manera nítida en términos de contracciones en las cifras del producto interno bruto (PIB) del segundo trimestre del año pasado. La economía argentina fue la más afectada en primera instancia, con reducciones del PIB del orden de 15%, diferenciándose claramente del impacto sufrido en Brasil, Paraguay y Uruguay, que registraron efectos contractivos de similar magnitud, en el entorno de -10% en valores desestacionalizados. La evidencia disponible indica que la mayor profundidad de los efectos negativos sobre la economía de Argentina podría ser atribuible a la intensidad de las restricciones a la movilidad impuestas por el gobierno desde finales de marzo del año pasado.
En el transcurso del tercer trimestre se registraron recuperaciones significativas del PIB, conforme se iba restableciendo la actividad en los sectores más afectados por la contracción de la demanda interna y por las distorsiones que provocaba la crisis sanitaria sobre el comercio exterior de bienes y servicios. Las cifras del tercer trimestre mostraron que en los cuatro países del Mercosur se habían alcanzado niveles del PIB desestacionalizado que se ubicaron entre 2 y 5 puntos porcentuales por debajo de los guarismos previos a la pandemia (primer trimestre).
El proceso de reactivación de las economías continuó en el cuarto trimestre de 2020, aunque los indicadores de actividad han mostrado un enlentecimiento del ritmo de recuperación durante los dos últimos meses del año. Este comportamiento se observó con mayor intensidad en el caso de la economía uruguaya que registró en el cuarto trimestre del año pasado una tasa de crecimiento de 1,66% en términos desestacionalizados, la más baja de los cuatro países. Mientras Brasil y Paraguay al finalizar el cuarto trimestre lograban sobrepasar los niveles de actividad del primer trimestre del año y Argentina se aproximaba, Uruguay no lograba recuperarse de la caída.
El análisis de la trayectoria del PIB en los cuatro países durante 2020 indica que la economía uruguaya es entre las economías del Mercosur la que se encuentra más rezagada en el proceso de recuperación de los niveles de actividad económica existentes antes del inicio de la emergencia sanitaria. En esta breve comunicación no se analizarán los posibles factores que influyen en este fenómeno, lo que será objeto de análisis de próximos informes.
A pesar de las diferencias observadas en los procesos de recuperación en las economías de la región en el transcurso de 2020, los datos disponibles de actividad de los primeros meses de 2021 parecen indicar que el dinamismo que se había registrado en Brasil y Paraguay estaría perdiendo intensidad, por lo que es probable que durante el primer trimestre del presente año continúe la desaceleración observada desde finales del año pasado.
Los indicadores de corto plazo de Uruguay dan cuenta de que, durante los primeros meses del presente año, persiste el contexto negativo que afecta a múltiples actividades productivas, siendo altamente probable que la incipiente superación del cuadro recesivo observada a partir de la segunda mitad de 2020 se haya visto interrumpida durante el primer trimestre de este año.
En este contexto, es de esperar que los efectos depresivos de la crisis persistan, al menos, durante el primer semestre de 2021 y que en los países del Mercosur haya que esperar hasta bien avanzado 2022 para que se puedan volver a alcanzar los niveles de PIB prepandemia.
El presente informe, junto al divulgado recientemente, 1 forma parte del proceso de revisión de las proyecciones del PIB de la economía uruguaya para 2021 y 2022 que Cinve tiene previsto divulgar en los próximos días.