El dato
Durante las últimas tres décadas, al impulso del ascenso de Asia, la distribución del ingreso a nivel mundial sufrió una transformación radical. Según los datos publicados por el economista Branko Milanović, en 1988 la población mundial vivía en un mundo de dos “picos” en términos de ingresos, con un gran espacio vacío en el medio.
Por un lado, la inmensa mayoría de la población vivía en una “montaña” (con un pico muy alto), con niveles de ingresos muy bajos. Por otro lado, una minoría vivía en otra “montaña” (con un pico bajo), integrada fundamentalmente por personas que vivían en los países ricos, distribuidas en distintos niveles de ingreso dentro de su país, pero en general todos muy lejos del resto del mundo.
Hacia 2011, tras el ascenso de Asia, la distribución del ingreso comenzó a converger hasta parecerse a una gran “montaña” (de un solo pico) con un número cada vez más elevado de ciudadanos en el medio. Visto de otra forma, en 2018, último dato disponible antes de la pandemia, la distribución del ingreso en paridad de poderes de compra (para descontar el efecto de las diferencias de precios en las canastas de bienes de ambos países) entre todos los ciudadanos a nivel mundial, independientemente del país de pertenencia, se ensanchó de forma importante en el medio, donde apenas 30 años atrás había un número muy reducido de personas.
El contexto
¿Cómo puede mirarse el gráfico?
Existen diferentes formas de ver la desigualdad de ingresos. Por un lado, esta puede enfocarse en lo que sucede a la interna de los países. Por ejemplo, quienes viven en los barrios ricos de Uruguay tienen en general mayores ingresos que quienes viven en los barrios pobres.
Por otro lado, también puede mirarse la diferencia entre países. Por ejemplo, en general los uruguayos tenemos menores ingresos que los noruegos. Sin embargo, también puede observarse la distribución del ingreso mundial a nivel de las personas. Por ejemplo, quienes viven en barrios de sectores bajos de Noruega pueden tener niveles de ingresos más altos que quienes viven en barrios medios de Uruguay.
Para entender de forma simplificada el gráfico, en este se ordenan de izquierda a derecha a todas las personas del mundo según su ingreso, de menor a mayor, sin importar su nacionalidad. La curva se eleva hacia arriba (se “ensancha”) en los niveles de ingresos donde se encuentra un mayor número de personas. Esto independientemente del país de residencia. Por el contrario, la curva se pega al eje (se “aflaca”), en los niveles de ingreso con menos personas.
¿Cuál es la película más larga de la distribución del ingreso?
Según los datos disponibles, a caballo del aumento del producto per cápita impulsado por el despegue tecnológico producido por la industrialización, los países de Occidente lideraron el motor del crecimiento de la desigualdad mundial. Esto se intensificó desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Este proceso de aumento de la desigualdad del ingreso mundial recién se detuvo, consolidándose en niveles históricamente muy altos, tras la Segunda Guerra Mundial.
Hacia los años 2000, el ascenso de Asia en general, y de China en particular, comenzó a notarse en la distribución del ingreso mundial, que comenzó a mejorar consistentemente por primera vez desde la Revolución Industrial. Hasta la llegada de la pandemia, la desigualdad mundial del ingreso venía reduciéndose.
Durante los últimos 30 años, el crecimiento del ingreso mundial tuvo dos patrones. Entre 1998 y 2008, el crecimiento produjo una fuerte mejora de los ingresos en general, incluyendo los del medio de la distribución, pero con una apropiación muy alta por parte del 1% más rico. Sin embargo, entre 2008 y 2018 el crecimiento fue más fuerte en los deciles de menores ingresos. El impacto permanente de la pandemia sobre la distribución mundial de los ingresos todavía está por verse.
¿Qué pasa si comparamos la distribución del ingreso de China y de nuestro vecino Brasil?
Según cálculos del mismo autor, si uno ordena la población de Brasil y China de acuerdo con sus ingresos, el 10% más pobre de brasileros y chinos vive aproximadamente con el mismo ingreso per cápita a paridad de poderes de compra. Lo mismo sucede con el 10% siguiente de la población de menos ingresos (el segundo decil). Esta situación se repite hasta alcanzar al octavo decil. Dicho de otra forma, el 80% de la población de menos ingresos de China y Brasil vive con ingresos similares en paridad de poder de compra.
Sin embargo, esto se rompe para los últimos dos deciles de ingresos. El 20% de los brasileros con mayores ingresos concentra un nivel de ingresos, en paridad de poderes de compra, muy superior al de sus pares chinos. Esto refleja la mayor concentración del ingreso en el gigante norteño.
Si bien esta comparación es muy interesante, también puede mostrar alguna de sus limitaciones. Aunque estén estrechamente asociados, ingreso y bienestar no son necesariamente lo mismo. Las condiciones de vida para los deciles más bajos de ingresos en ambos países, pese a tener ingresos similares, no son necesariamente equivalentes dadas las características de su modelo de urbanización y el acceso a servicios públicos en ambos países.