En términos simples, los bonos son un instrumento que conlleva el compromiso de quien recibe una determinada cantidad de dinero prestada –el emisor o deudor–, de devolverla a su inversor o acreedor junto con una compensación por haber dispuesto de ese dinero –el interés–.

El punto clave es que la compensación que recibe el inversor por el uso de su dinero es conocida de antemano. Es por eso que se los conoce como instrumentos de “renta fija”, pues existe certeza de cuál será el retorno recibido. Esto los diferencia de los instrumentos de “renta variable”, cuyo retorno ex ante es desconocido. En efecto, esto es lo que sucede con los (eventuales) dividendos que puede llegar a pagar la acción de una empresa, típico ejemplo de renta variable (y un tema que abordaremos más adelante).

¿Cómo funcionan los bonos?

El Portal del Usuario Financiero del Banco Central del Uruguay (BCU) los define como “valores negociables que incorporan un derecho crediticio en sentido estricto, lo que permite al emisor financiar inversiones a través de su colocación en el mercado de capitales. Son creados genéricamente y emitidos en masa, es decir, otorgan idénticos derechos a todos los otros de su misma clase. Se puede decir que mediante la adquisición de títulos de deuda quienes invierten prestan recursos a los emisores de esos instrumentos. Estos últimos, por su parte, reciben el dinero y se comprometen a devolver el capital en los términos y condiciones previstas. Además, pagan intereses por el período de tiempo que se extiende desde la emisión del bono hasta la fecha de vencimiento”.

A modo de ejemplo, consideremos una empresa que emite un bono por el cual recibe 50 millones de dólares, que paga una tasa de interés anual de 10% y que vence en diez años. Durante diez años, la empresa pagará cinco millones de dólares en intereses a los inversores que compraron el bono. Pasados los diez años, deberá devolver además el principal, esto es, los 50 millones de dólares que recibió inicialmente.

¿Quiénes los emiten?

Pueden ser gobiernos nacionales y locales, organizaciones supranacionales y empresas, entre otros agentes. En ese sentido, Empresas y gobiernos emiten constantemente para financiarse.

¿Cómo se clasifican?

Aunque no existe consenso, usualmente los bonos cuyo plazo de vencimiento es menor a un año se consideran de corto plazo, mientras que aquellos que vencen a más de diez años se consideran de largo plazo. En el medio, como se imaginan, están los instrumentos de mediano plazo.

Las empresas y los gobiernos emiten, entre otros, bonos y notas. Los primeros tienen vencimientos más largos, mientras que el término “nota” se reserva para aquellos instrumentos de menor plazo. No obstante, en la práctica pueden llegar a usarse de manera indistinta. De hecho, el gobierno de Uruguay cuenta con Notas del Tesoro que superan los diez años y, en general, ha denominado Notas del Tesoro a todas las emisiones recientes que ha llevado adelante en el mercado doméstico, sin importar el plazo (por ejemplo, hay Notas del Tesoro que vencen en 2047).

Por otro lado, tenemos las letras, los certificados de depósito y los papeles comerciales, todos instrumentos de corto plazo. Actualmente el BCU emite Letras de Regulación Monetaria en pesos cuyos vencimientos van desde los 30 días hasta los dos años.

¿Dónde se consiguen?

Se accede a estos instrumentos por medio de un intermediario, tanto en el mercado primario como en el mercado secundario. Cabe recordar que el mercado primario es el ámbito en que un gobierno o empresa hacen la venta inicial a los inversores. El mercado secundario, por su parte, es el ámbito en el que los instrumentos se negocian entre inversores luego de ser emitidos.

Constantemente el gobierno está vendiendo Notas del Tesoro en el mercado primario doméstico, preanunciando a fin de cada semestre las emisiones que tiene planeado realizar a lo largo del siguiente. Durante la primera mitad de 2022 está ofreciendo Notas en Pesos, Unidades Indexadas y Unidades Previsionales. De igual manera, hay una oferta regular de los instrumentos que emite el BCU, que son las Letras de Regulación Monetaria. En este caso, las emisiones son exclusivamente en pesos y, por lo general, se puede conocer la oferta que tiene prevista con una antelación de dos semanas.

Breve glosario de términos

  • Valor nominal: es el valor que aparece impreso en el instrumento, el monto que se recibe al vencimiento.

  • Vencimiento: refiere a la fecha en la que el emisor está obligado a repagar el bono a sus inversores, esto es, a devolverles el capital prestado. Los bonos cuyo vencimiento no supera el año al momento de su emisión se conocen como instrumentos del mercado monetario. Cuando superan dicho umbral, se conocen como instrumentos del mercado de capitales.

  • Cupón: El cupón o tasa de interés es el retorno anual que el emisor del bono se compromete a pagar al inversor hasta la fecha de vencimiento. Se utiliza el término “cupón” ya que tradicionalmente los bonos se imprimían y entregaban a cada inversor, eran un certificado al portador (actualmente es todo electrónico). Estos certificados incluían varios cupones, uno por cada pago de intereses. Para hacerse de su dinero, el inversor debía recortar el cupón y presentarlo ante el agente encargado de realizar los pagos. Por lo general, todos los bonos hacen pagos periódicos de cupones, excepto los conocidos como “cupón cero”. Los instrumentos que emite el BCU son de este tipo (la ganancia para el inversor está dada por la diferencia entre el monto que recibe al vencimiento y lo que pagó al comprarlo).

  • Precio y rendimiento: si el precio de venta de un bono asciende a 100, se dice que la emisión se realizó “a la par” y el emisor recibe un monto equivalente al valor nominal emitido. En este caso, el rendimiento que se obtiene por comprar el bono es igual a su cupón. Pero a medida que transcurren los días y el bono comienza a negociarse en el mercado secundario, su precio podrá ubicarse por encima o por debajo de 100. Es decir, el precio no necesariamente coincidirá con su valor nominal, y esto repercute en su rendimiento. Si el precio se ubica por debajo de 100 (por debajo del valor nominal), el bono se negocia “con descuento” y el rendimiento supera al cupón. Si el precio se ubica por encima de 100 (por encima del valor nominal), el bono se negocia “con premio” y el rendimiento es inferior al cupón.

Más allá de las fluctuaciones de precio que pueda tener a lo largo de su existencia, el inversor que lo tiene en su poder al momento del vencimiento siempre recibirá el valor nominal que su posición marca. Alguien que tiene 100 de un bono recibirá 100 al vencimiento, por más que lo haya comprado “con premio” o “con descuento”.

¿Por qué esto es así? Porque el precio de un bono tiende a converger a su valor nominal a medida que se acerca a su fecha de vencimiento. En ese sentido, oficia como centro de gravedad (este efecto se conoce como pull to par en inglés). A medida que se aproxima la fecha de vencimiento, el precio de un bono que opera con premio comenzará a disminuir, y el precio de otro que opera con descuento, a incrementarse (ver recuadro).

Un ejemplo para fijar ideas

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Usemos el bono global en pesos emitido por el Ministerio de Economía y Finanzas en junio de 2017, y que vence en junio de este año, para fijar ideas. Se aprecia cómo su precio comienza a moverse tan pronto es emitido, fruto de la interacción en el mercado secundario. Por momentos, el bono se vende “con premio” y, por momentos, “con descuento”. Estas fluctuaciones tienen que ver, entre otros, con factores tales como el nivel de tasas vigente, la preferencia por instrumentos en moneda local, y la evaluación crediticia que inversores y agencias calificadoras hacen del país. Dada la proximidad de su vencimiento, este bono también permite visualizar cómo a partir de marzo de 2021 comenzó a operar el “efecto pull to par”, iniciando una convergencia lenta pero sostenida hacia un precio de 100, el valor nominal. Este efecto comienza a dominar, y pierde fuerza el resto de los fundamentos que influyen en su desempeño.

¿Cuál es el menú de esta semana?

Tenemos al BCU licitando Letras de Regulación Monetaria en Pesos en los nodos a 30, 90 y 360 días de acuerdo al siguiente detalle:

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De mantenerse las tasas en niveles similares, la letra a un año de plazo estaría ofreciendo un rendimiento real positivo ex ante, si nos guiamos por la última encuesta de expectativas de inflación publicada el 18 de febrero por el BCU (la mediana de los agentes consultados se ubica en 7,1% para el período febrero 2022-enero 2023). Claro que para hacer una correcta evaluación sobre la conveniencia de una inversión así deberían considerase además los diferentes costos transaccionales según la modalidad de acceso elegida (por intermedio de un corredor de bolsa, banco, etcétera). Lo que no tienen son costos impositivos, pues son instrumentos exonerados de IRPF.

Esta semana no hay oferta del Ministerio de Economía y Finanzas, que volverá al mercado doméstico los días 15 y 22 de marzo ofreciendo Notas en Unidades Indexadas y Unidades Previsionales, respectivamente.

Rodrigo Saráchaga es cofundador de Personal Sherpa, educación financiera y finanzas personales. Web / Linkedin / Twitter / Instagram