El informe complementa la información presentada semanas atrás, aportando distintas aperturas de la población que enriquecen el análisis y ofrecen una visión más completa sobre la marcha del mercado laboral. Según informó la institución semanas atrás, la tasa de desempleo aumentó cuatro décimas en enero y se ubicó en el entorno de 7,4%. Si bien la tasa de actividad cayó durante el mes (tres décimas), y eso supone un efecto amortiguador desde la perspectiva del desempleo (dado que hay menos gente buscando trabajo), el retroceso del empleo fue más pronunciado (seis décimas).
Sin embargo, el análisis de los datos en tendencia-ciclo (que depura efectos estacionales y factores irregulares para extraer señales más estables sobre la evolución de las variables) sugiere que la recuperación del mercado de trabajo no se habría interrumpido durante el mes, pese al deterioro que se desprende al comparar las estimaciones puntuales. En efecto, el empleo habría registrado un leve repunte en el mes medido a partir de su tendencia-ciclo y el desempleo habría caído dos décimas hasta 7,3% (en diciembre la estimación puntual fue 7% y la ajustada 7,5%).
Apertura por ascendencia
Los datos difundidos esta semana aportan una dimensión adicional sobre este análisis, dado que dan cuenta de las trayectorias que siguieron estas variables según distintos grupos de población. En primer lugar, la apertura por ascendencia muestra resultados dispares entre los distintos grupos considerados (ascendencia “afro/negra”, “blanca” y “otra” son las tres categorías consideradas por el INE).1 En la órbita del empleo, la mayor caída se registró para las personas que declaran tener ascendencia afro/negra y ascendió a 1,5 puntos porcentuales (la tasa de empleo pasó de 57,5% a 56% entre enero y diciembre). La tasa de empleo se mantuvo estable entre quienes declaran tener otra ascendencia y cayó 0,5 puntos porcentuales entre las personas con ascendencia blanca.
En materia de actividad los tres grupos registraron un retroceso, que fue mayor en el caso de las personas que declaran tener otra ascendencia: la tasa de actividad para este segmento de la población cayó 1,1 puntos porcentuales frente a diciembre (hasta 63,5%). En el caso de las personas con ascendencia negra/afro y blanca, la caída de la actividad ascendió a 0,7 puntos porcentuales y 0,3 puntos porcentuales, respectivamente.
En el caso del desempleo, el registro más alto correspondió al grupo de ascendencia afro/negra y se ubicó en 11,1% (aumentó 1,4 puntos porcentuales frente al mes anterior). Para la población que se identifica con otra ascendencia la tasa fue de 8,2% y para la población blanca ascendió a 6,9%. De esta manera, la brecha de desempleo cuando se considera esta primera apertura de los datos fue de 4,2 puntos porcentuales.
Además de lo anterior, el porcentaje de trabajadores empleados con restricciones es más alto entre las personas con ascendencia afro/negra, dado que el subempleo para este grupo fue 12,5% y el no registro a la seguridad social se ubicó en torno a 28,7%. En contraste, el subempleo fue 7,3% entre quienes se autoidentifican de ascendencia blanca y la informalidad, 20,8%.
Apertura por nivel educativo
La segmentación del mercado laboral por nivel educativo también arroja heterogeneidades marcadas entre la población. Para las personas con ciclo básico incompleto o menos, el desempleo en enero fue 8,7% (aumentó casi 1 punto porcentual en relación a diciembre); para el siguiente nivel, que incluye a quienes completaron el ciclo básico, pero no el bachillerato, el desempleo fue 8,8% (aunque el aumento fue comparativamente menor, este es el grupo que registra la mayor tasa de desempleo); para quienes tienen secundaria completa o terciara incompleta, ascendió a 8,0% (subió dos décimas) y, por último, en marcado contraste, el desempleo fue 1,8% entre aquellas personas que tienen universidad completa (el incremento mensual también fue de dos décimas en este caso). En efecto, la brecha de desempleo que existe entre el nivel de formación más bajo y el más alto ascendió en enero a 6,9 puntos porcentuales.
En lo que refiere a los indicadores de oferta y demanda (tasa de actividad y empleo respectivamente), y como es esperable, la situación también evidencia diferencias pronunciadas en detrimento de las personas con niveles educativos más bajos. Concretamente, la tasa de actividad fue de 82,4% para las personas con mayor formación y 48,3% entre quienes tienen ciclo básico incompleto o menos (una brecha de 34,1 puntos porcentuales). En el caso del empleo, la tasa para el primer grupo ascendió a 80,9% y no llegó a superar el 45% en el segundo (36,8 puntos porcentuales de brecha).
Apertura por tramos de edad
Según este criterio de desagregación, la tasa de empleo cayó en todos los grupos etarios, salvo entre los mayores de 64 años. A este respecto, el descenso fue mayor entre quienes tienen entre 45 y 54 años. En este caso, la tasa de empleo pasó de 83,9% a 82,7% entre diciembre y enero. En materia de actividad las caídas también son bastante generalizadas, con la excepción del tramo que va desde los 25 a los 29 años y del tramo que incluye a quienes tienen 65 años y más. Por último, la tasa de desempleo se incrementó a nivel de todos los grupos etarios menos del primero (jóvenes de entre 14 y 25 años). Sin embargo, más allá de la variación puntual observada entre enero y diciembre, este grupo es el que experimenta los peores indicadores (una regularidad de carácter estructural).
A modo ilustrativo, el desempleo juvenil se ubica actualmente en torno a 22,5%, lo que implica una brecha de 19 puntos porcentuales en relación con el otro extremo del segmento etario. De hecho, el desempleo promedio es de 4% entre quienes tienen 35 años y más. Si bien detrás de esto pesan dinámicas que son inherentes al tránsito de las personas por el mercado laboral durante su vida activa, la magnitud de la brecha evidencia los problemas estructurales que tiene el país en materia de inserción laboral para los más jóvenes (que además se caracterizan por tener peores indicadores de formalidad y remuneración).
Apertura por sexo
En enero la tasa de desempleo para las mujeres ascendió a 8,5%, lo que supone una brecha equivalente a 2,1 puntos porcentuales en relación con los hombres (6,4%). En términos mensuales el desempleo femenino se mantuvo estable entre diciembre y enero, y aumentó seis décimas en el caso de los hombres. En ambos casos los últimos datos pautaron un retroceso mensual en materia de empleo y de actividad. El empleo cayó más entre los hombres (seis décimas) y la actividad se contrajo de forma más acentuada entre las mujeres (cinco décimas). Dentro de los ocupados la informalidad fue mayor entre los hombres (23% y 20,4%) y ocurrió lo contrario con el subempleo, que fue mayor entre las mujeres (9,3% y 7,0%).
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Según el INE, “se entiende por ascendencia origen étnico-racial la identificación o autoidentificación de las personas respecto al origen que creen tener o al grupo étnico al que se sienten pertenecientes ya que se identifican con las características culturales y sociales de ese grupo y comparten un sentido de identidad o tradición”. ↩