En 2015 los países que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre ellos Uruguay, acordaron cumplir una serie de metas para alcanzar 17 objetivos que deberían permitir que el desarrollo mundial sea más sostenible para 2030. Así nació la Agenda 2030 hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

A menos de ocho años de la fecha marcada, la agenda está lejos de ser una realidad. Por este motivo, debemos promover acciones para guiar a los actores en el mismo sentido e implicarlos de manera más efectiva en todos los niveles, de forma de cumplir los objetivos en los que se apoya. Esto significa que debemos lograr que las personas de todos los sectores de la sociedad se sumen con acciones a este esfuerzo mundial –incluidas organizaciones regionales, subregionales y no gubernamentales, sociedad civil, sector privado, instituciones de investigación, académica y parlamentarios–.

El trabajo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se centra en respaldar la Agenda 2030 mediante la transformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, de forma de mejorar la producción, la nutrición, el medioambiente y así promover una vida mejor sin dejar a nadie atrás. Como agencia especializada, su acción apunta en particular al ODS 2, poner fin al hambre y la malnutrición, al ODS 1, terminar con la pobreza, y al ODS 10, reducir la desigualdad.

Para superar este reto, que ya era grande antes de que irrumpieran la pandemia y el conflicto bélico en Europa Oriental, es fundamental contar con un sector privado comprometido. Esto es clave en aspectos tales como la innovación y la inversión en producción agropecuaria sostenible, el fortalecimiento de los agronegocios locales, la mejora en la eficiencia de las cadenas productivas, la creación de empleo rural decente, la gestión del conocimiento, el desarrollo científico, el acceso a servicios, entre otros. Es por esto que el acuerdo que establece las prioridades para la actuación de la FAO en Uruguay hasta 2025 y el Marco Estratégico acordado hasta 2030 por los países miembros establecen la necesidad de facilitar asociaciones y coaliciones con el ámbito privado. En esta línea, buscamos comprometer a líderes de empresas y emprendimientos con los ODS, además de visibilizar acciones concretas y específicas que pueden llevarse a cabo para impulsar las transformaciones necesarias.

Aspiramos también a ampliar el espacio de diálogo público-privado para el desarrollo de políticas públicas eficientes y efectivas que faciliten la generación de empleo, el desarrollo territorial y que consideren el cuidado del ambiente. En ese sentido, es necesario promover la incorporación de tecnología y la transferencia de capacidades, involucrando no sólo al sector público y privado, sino también a la sociedad civil y la academia. En efecto, se trata de generar un entorno favorable para que se desarrollen iniciativas e inversiones que impacten positivamente en territorios y comunidades.

Cada vez más empresas persiguen un modelo de negocio de impacto –de beneficio o interés colectivo–, incorporando criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo y preocupándose por dejar una huella positiva en la comunidad donde se desarrollan. La incorporación de criterios de sostenibilidad por parte del sector privado no responde sólo a la buena voluntad o a la necesidad de reconocimiento de quienes lideran empresas y emprendimientos, sino también a una demanda creciente de los consumidores.

Un ejemplo de esto es Sistema B, una organización que surgió en 2006, con sede en varios países. Esta organización busca redefinir el sentido del éxito de una empresa, incluyendo en su modelo de negocios acciones que solucionen y respondan a problemas sociales y ambientales. En ese sentido, el objetivo de las organizaciones B es acompañar la transición desde un modelo tradicional hacia un modelo de negocios de triple impacto positivo: económico, social y ambiental.

A partir de un acuerdo de cooperación establecido entre la FAO y Sistema B en Uruguay, estamos evaluando el grado de avance de las empresas del sector agroalimentario en lo que refiere a la integración de la Agenda 2030 en las actividades de producción, procesamiento, distribución y comercialización de alimentos. Desde ambas organizaciones buscamos identificar buenas prácticas y dar a conocer las herramientas disponibles para que las empresas del sector puedan cuantificar y mejorar su impacto. El trabajo conjunto apunta, por lo tanto, a inspirar a personas que emprenden o lideran empresas para que se comprometan con el cumplimiento de la Agenda 2030. La iniciativa también busca generar recomendaciones para que la FAO trabaje mejor con el sector privado y establezca indicadores que nos permitan evaluar resultados.

Es una agenda ambiciosa y desafiante que engloba diversas dimensiones, entre ellas la economía circular, la disminución de las pérdidas y desperdicios de alimentos, las inversiones de impacto, los procesos de digitalización con inclusión, el acceso a mercados diferenciados considerando cuestiones de impacto, la empleabilidad de poblaciones vulnerables, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Son tendencias que debemos amplificar, porque hacer negocios no es incompatible con buscar impactos más allá de lo económico-financiero.

Por ese motivo, el 25 de mayo y el 1º de junio organizamos el encuentro virtual y el taller Semillas de impacto, Sostenibilidad en modelos de negocio empresariales.1 Son eventos pensados para organizaciones, cámaras, asociaciones empresariales, empresas particulares y emprendedores o emprendedoras que se dediquen a la producción, comercialización y distribución de alimentos. En la primera instancia van a participar autoridades de gobierno y de las organizaciones involucradas para hablar del rol central del sector privado en el desarrollo sostenible. También van a tener la palabra representantes de algunas empresas que buscan generar impactos positivos, a efectos de visibilizar las limitaciones y desafíos que se presentan.

En suma, nuestras organizaciones suman fuerzas para que nadie quede atrás ni por fuera de los esfuerzos, entendiendo que el impacto positivo sólo se logrará si podemos sumar la mayor cantidad de voluntades, y en el mundo de hoy esto requiere un mayor involucramiento del sector privado. Esperamos que estas instancias, y nuestro trabajo conjunto, permitan demostrar el potencial de las empresas del sector agroalimentario uruguayo en materia de innovación, inversión y acción positiva.

Bebo Gold y Marcelo Sadres, director ejecutivo de Sistema B en Uruguay y consultor nacional de enlace y procesos estratégicos con énfasis en producción y ambiente de la FAO, respectivamente.


  1. El evento es apoyado por Pacto Global y Deres, y cuenta con el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y la Cámara de Industrias del Uruguay. El taller del 1º de junio es presencial y busca brindar herramientas a personas que quieran fortalecer o implementar prácticas empresariales sostenibles.