Los alimentos inocuos son aquellos que no causan daño al consumidor cuando se preparan o consumen, aseguran mercados nacionales prósperos, exportaciones y comercio de alimentos. Sin inocuidad alimentaria no hay seguridad alimentaria, por lo que podría representar un mayor riesgo para la salud de las personas.

La mayoría de las enfermedades trasmitidas por alimentos (ETA) se pueden prevenir con una correcta manipulación, conservación e higiene. Sin embargo, las ETA afectan cada año a una de cada 10 personas en el mundo y la atención a esas personas que se enferman por ingerir alimentos contaminados cuesta 15.000 millones de dólares por año, según el Banco Mundial.1

Conscientes de esta realidad, en la década del 60, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud formaron a pedido de sus países miembro la Comisión del Código Alimentario donde definen las características de los alimentos.

El más conocido como Codex Alimentarius es el conjunto de normas, directrices y códigos que los gobiernos acuerdan y pueden aplicar para cuidar la inocuidad y calidad de los alimentos, para la salud y para desarrollar un comercio equitativo. Uruguay integra el Codex Alimentarius desde su creación2 y hoy en día el Comité Nacional del Codex Alimentarius está integrado por el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), que lo lidera, seis ministerios y el Congreso Nacional de Intendentes.

Siendo Uruguay un país productor de alimentos, con un 70% de sus exportaciones constituido por alimentos en diferentes formas y que cuenta con más de 130 mercados para la carne vacuna y más de 60 para productos lácteos ‒por citar solo dos de los más importantes‒, la inocuidad de los productos uruguayos es clave, no solo para la población, sino para el comercio y para el mundo.

No sirve de nada tener alimentos inocuos o seguros si no son suficientes en cantidad o si la población no tiene acceso a ellos. Sin embargo, solo los alimentos inocuos permiten cubrir las necesidades nutricionales de forma segura y contribuyen a lograr una vida activa y sana. Así es que, desde hace ya muchos años, la preocupación por atender la calidad y la inocuidad de los productos, por responder a las exigencias internacionales y, obviamente, por cuidar la salud de su población, le permitió al país avanzar hasta alcanzar los altos estándares exigidos por los mercados compradores más importantes del mundo.3

En ese sentido, la FAO atiende aspectos relacionados con la inocuidad alimentaria a lo largo del sistema alimentario en Uruguay y el mundo, desde la producción, pasando por el procesamiento, el transporte, la logística, la distribución, el comercio y el consumo. Así es que la institución acompañó al país cuando quiso mejorar su infraestructura para ello, contando hoy con laboratorios y profesionales capacitados que aplican los estándares internacionales.

Para hacer que las dietas inocuas y saludables sean accesibles para todas las personas, las políticas agropecuarias, alimentarias, comerciales y de desarrollo industrial aplicadas deben promover la inocuidad de los alimentos. Además, asegurar alimentos inocuos a lo largo de la cadena alimentaria ayuda a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y, por lo tanto, también representa una acción de cuidado hacia el ambiente. Incluso en el día a día, cada persona tiene una función que cumplir, tanto si cultiva alimentos como si los elabora, los transporta, los almacena, los vende, los compra, los prepara o los sirve. La inocuidad de los alimentos está en nuestras manos, las de todas y todos.

Si cada persona, a sus distintos niveles, cuida la limpieza, separa alimentos crudos y cocidos, cocina completamente los productos, respeta las temperaturas de conservación y cuida la cadena de frío, además de usar agua potable y materias primas en buen estado, seguimos cuidando al prójimo y a la economía de Uruguay y del mundo.

Esto comienza en las edades más tempranas, cuando le enseñamos a niñas y niños a lavarse las manos al manipular y consumir alimentos, a poner los productos y preparaciones en la heladera y a ser conscientes de que muchos alimentos son perecederos y que es necesario cuidarlos.

Con más razón en un país productor de alimentos como Uruguay formar futuros ciudadanos también pasa por enseñarles a cumplir un rol en la cadena y el sistema alimentario que nos permite acceder a una alimentación de calidad a todo nivel y a lo largo de toda nuestra vida. Eso incluye la inocuidad.

Julieta Moreira Abeijón. Consultora de Enlace y Procesos Estratégicos en Seguridad Alimentaria y Nutricional en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.


  1. Jaffee, Steven; Henson, Spencer; Unnevehr, Laurian; Grace, Delia; Cassou, Emilie. 2019. The Safe Food Imperative: Accelerating Progress in Low- and Middle-Income Countries. Agriculture and Food Series. Washington, DC: World Bank. © World Bank. https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/30568 License: CC BY 3.0 IGO. 

  2. FAO. 2019. 68 años de la FAO Uruguay 1950-2018. Montevideo. 280 pp. Licencia: CC BY-NC-SA 3.0 IGO. https://www.fao.org/documents/card/es/c/CA4232ES/ 

  3. Ídem.