El dato
La recuperación de los niveles del PIB de Uruguay no destaca en el contexto regional cuando se compara con los niveles previos a la irrupción de la pandemia en cada país. Con los datos cerrados al primer trimestre del año, el nivel de actividad de la economía uruguaya se encuentra 2,9% por encima del umbral correspondiente al último trimestre de 2019 (previo al impacto de la covid-19 en el mundo).
Esto la ubica por debajo del rebote que tuvieron economías como la de Chile, que se encuentra 11% por encima de su nivel prepandemia, Colombia, que está 7,9% arriba de esa referencia, e incluso Argentina, que, pese a sus desequilibrios macroeconómicos y la agudización de sus problemas, rebotó 4,4%. En efecto, el desempeño de Uruguay lo ubica por encima del que vienen mostrando Brasil y Paraguay, que crecieron respectivamente 1,6% y 0,1% en relación al nivel prepandemia.1
El contexto
¿Cómo evolucionó el escenario externo para nuestro país?
Luego de superados los peores momentos de la pandemia en el plano internacional, y más allá de los efectos asociados a la irrupción de la guerra entre Rusia y Ucrania, nuestro país se ha visto beneficiado por condiciones externas sumamente favorables en el último año: acceso fluido a financiamiento, debilidad relativa del dólar y precios de las materias primas históricamente elevados. Si bien el precio del petróleo ha sido una fuente de problemas, la relación entre los costos de las cosas que exportamos e importamos –los llamados términos de intercambio– no han sido perjudiciales para nuestro país.
¿Cuáles son las proyecciones de crecimiento previstas en la Rendición de Cuentas?
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ajustó al alza hasta 4,8% su estimación de crecimiento para este año, que pasó de 3,8% (si se toma en cuenta la revisión presentada en febrero de este año) a 4,8%. Es importante destacar que esta cifra recoge un efecto de arrastre estadístico asociado al desempeño de la economía durante la segunda mitad del año pasado, que se ubica en torno a 3,5%.
Por su parte, el gobierno estimó un crecimiento de 3% para 2023 y proyectó una expansión del producto de 2,8% para 2024. Esto implica una leve revisión a la baja en relación a las cifras presentadas en el marco de la rendición anterior (0,1 puntos porcentuales y 0,4, respectivamente). Por último, para 2025 la revisión fue mayor, dado que el crecimiento proyectado pasó de 3,2% a 2,5% entre ambas instancias de rendición. De esta manera, tomando en cuenta los pronósticos elaborados del MEF, el crecimiento total a lo largo del quinquenio sería de aproximadamente 8,8% (cifra que había sido estimada en 11,7% en el presupuesto, y revisada a 6,6% el año pasado).
En efecto, más allá de la fase de rebote que le siguió a 2020, el desempeño económico del país será mediocre en el horizonte temporal contemplado: el crecimiento anual promedio que se desprende de lo anterior equivale a 1,7%. Debe tenerse presente que la estimación del crecimiento potencial del PIB elaborada en el marco de la nueva institucionalidad fiscal es del entorno de 2,1%; un crecimiento que de por sí es bajo a la luz de los desafíos que el país tiene por delante.
¿Qué dice la última encuesta de expectativas relevada por el BCU entre los analistas?
Según la mediana de expectativas, la economía uruguaya crecería 4,6% este año y se desaceleraría posteriormente. Concretamente, del relevamiento realizado en junio surge una estimación de 3% y 2,6% para 2023 y 2024 (tendiendo a 2,5% en un horizonte de cinco años). En ese sentido, no emergen diferencias sustantivas entre la visión actual del gobierno y la de los analistas, a diferencia de lo que sucede cuando se comparan, por ejemplo, las estimaciones de inflación.
¿Qué riesgos se visualizan en el corto plazo?
En la actualidad existen varias luces amarillas encendidas en el plano internacional. En primer lugar, el viraje más agresivo de la política monetaria en Estados Unidos, con el objetivo de moderar la inflación, tendería a fortalecer el dólar a nivel global. Como consecuencia de lo anterior, el precio de las materias primas podría retroceder, como lo ha venido haciendo durante la última semana. Sin embargo, por el lado del petróleo podrían venir noticias positivas. Por ejemplo, esta semana el petróleo alcanzó por primera vez los valores previos a la invasión rusa a Ucrania (igualmente, conviene tener presente que esto puede cambiar en los próximos meses, como sugiere la nota de Daniel Yergin publicada en esta edición del suplemento acerca de los riesgos asociados a la crisis energética).2
¿Cómo se encuentra la competitividad de Uruguay frente a la región y el mundo?
Los datos correspondientes a mayo arrojaron un nuevo retroceso del tipo de cambio real (TCR), una medida que, pese a sus limitantes, representa una buena aproximación a los desafíos que el país enfrenta en materia de precios relativos con socios comerciales y competidores. Respecto del promedio histórico (2000-2022), el TCR efectivo, que recoge una mirada global a la problemática, al incorporar a todas las economías relevantes, se encuentra “encarecido” en 28%.
En el caso de la situación extrarregional, el encarecimiento alcanza 17%, mientras que, en el caso de la región, alcanza 36%. En la región, Uruguay está 50% más caro en dólares que Argentina y 31% más caro que Brasil. Teniendo en cuenta la situación actual que atraviesa el primero de ellos, esto tendería a complejizarse durante los próximos meses, lo que supone malas noticias para la recuperación del sector turístico, el desvío de consumo y la actividad en torno a la frontera.
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El autor agradece los datos proporcionados por Martín Vallcorba para esta columna. ↩