“El desarrollo de la humanidad ha retrocedido a niveles de 2016”. Así resumía la Organización de Naciones Unidas (ONU) los resultados del último informe del Índice de Desarrollo que se elabora desde hace 32 años. En más de 90% de los países del mundo, en 2020 o 2021, se deterioraron varios indicadores, como la esperanza de vida, la educación y la economía, debido principalmente a los efectos sociales de la pandemia de coronavirus, de las guerras y del cambio climático.

Con los resultados de 2022, es la primera vez que se observa un empeoramiento de los indicadores a nivel mundial por dos años consecutivos. Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se encarga de medir la situación de la salud, la educación y las condiciones de vida de los países, se constató un retroceso mundial.

“Significa que morimos antes, estamos menos educados, nuestros ingresos van en caída”, dijo el jefe del PNUD, Achim Steiner, en una entrevista con la agencia AFP. “Puedes tener una idea de por qué tantas personas están comenzando a sentirse desesperadas, frustradas, preocupadas por el futuro”, explicó.

En el resumen presentado en la página del PNUD, Steiner apuntó que “el mundo trata desesperadamente de responder a las sucesivas crisis. Con las crisis inflacionaria y energética hemos visto que, si bien es tentador adoptar medidas de corto plazo, como los subsidios a los combustibles fósiles, tales respuestas están retrasando los cambios sistémicos a largo plazo que es preciso adoptar”.

Además, agregó: “Ya antes de la covid-19 se veía la doble paradoja que supone un progreso acompañado por una mayor inseguridad y una creciente polarización. Hoy en día, una tercera parte de la población mundial se siente estresada y menos de un tercio confía en los demás, lo que supone un importante obstáculo a la hora de adoptar políticas constructivas para las personas y el planeta”.

Algunos países comienzan este año a recuperar los valores que cayeron en 2020 y 2021, pero el proceso es desigual, lo que amplía las brechas entre los países. En América Latina, el Caribe, África subsahariana y Asia meridional, los países se vieron fuertemente impactados por la situación global, y los índices de recuperación avanzan mucho más lento. De hecho, África subsahariana sigue siendo la región menos desarrollada del planeta y ocupa nueve de los diez últimos puestos del índice -Sudán del Sur, Chad y Nigeria figuran en los últimos lugares-, mientras que el otro corresponde a Yemen, en Asia.

En contrapartida, los países que se sitúan en el podio del Índice de Desarrollo son Suiza, Noruega, Islandia, Hong Kong y Australia.

En América Latina hay 12 países que están dentro del grupo de desarrollo humano alto. El mejor ubicado es Chile, en el puesto 42. Uruguay está en el puesto 58; bajó desde la última medición, cuando estuvo en el puesto 55, pero sigue estando en la subcategoría de “desarrollo humano muy alto”. En el otro extremo, Haití se ubica en el puesto 163 y está dentro del grupo de países con desarrollo humano bajo.

En la introducción del informe del PNUD los autores señalan que “para que las nuevas incertidumbres sean una oportunidad y no una amenaza tenemos que impulsar el desarrollo humano a fin de aprovechar nuestras capacidades creativas y de cooperación”.

Para hacer eso proponen: “expandir la capacidad de actuar y las libertades humanas, además de los logros en materia de bienestar; ampliar la perspectiva sobre el comportamiento humano, trascendiendo los modelos de interés propio racional para incluir las emociones, los sesgos cognitivos y el papel fundamental que desempeña la cultura; implementar políticas inteligentes y prácticas que se centren en la inversión, los seguros, y la innovación”.