En esta nueva sección resumiremos, a lo largo de las próximas semanas, algunos de los aspectos clave que caracterizaron el desempeño económico entre 2005 y 2019. Será un recorrido gráfico basado en el libro La economía del primer ciclo progresista, editado recientemente por Fin de Siglo y disponible en librerías de todo el país.
¿Qué es la estructura productiva y cómo se relaciona con la inserción externa?
Por estructura productiva se entiende el tipo de bienes y servicios que produce un país. La estructura productiva refleja aspectos de fondo sobre su economía, su sociedad, su nivel educativo y su inserción externa. Se trata de un elemento subyacente, a veces desapercibido pero fundamental, del desempeño económico cotidiano medido por el PIB, el nivel de empleo, los salarios o la distribución de los ingresos. En definitiva, esta estructura refleja el papel del país en la división internacional del trabajo, se asocia fuertemente a su nivel de desarrollo humano y tecnológico, y se conecta con aspectos sociales y culturales profundos.
Así, las estructuras económicas responden no sólo a factores internos, sino también a fuerzas de carácter global que impactan en todos los países: elementos como la evolución científico-tecnológica, las tendencias de los flujos globales de comercio o las características de la demanda global (qué consumen las poblaciones en los países a los que exportamos) asociadas a cambiantes factores sociodemográficos.
¿Cómo se transforman en el tiempo?
Por todos los factores señalados anteriormente, el estudio de las estructuras productivas debe hacerse en referencia a estas tendencias globales, sin las cuales es muy difícil entender y evaluar sus transformaciones. Por eso mismo, dado su carácter estructural, sus modificaciones se procesan de manera lenta durante largos períodos de tiempo. De forma que, al querer evaluar transformaciones en una ventana de apenas 15 años, se debe esperar sutiles señales de cambios más que transformaciones de fondo que requerirían períodos sustancialmente más extensos para concretarse.
¿Por qué empezar por la inserción externa?
La estructura productiva de un país refleja el papel de este en la división internacional del trabajo y la producción, tal como se mencionó anteriormente. Por este motivo, en esta columna se repasan los cambios en la inserción internacional de Uruguay y en la próxima nos centraremos específicamente en lo que refiere estrictamente a la estructura productiva.
¿Cómo ha ido cambiando en el tiempo la inserción internacional?
La inserción de nuestro país durante los 15 años que involucra este análisis fue de gran relevancia, con importantes incrementos de los niveles de exportaciones y también de los flujos de inversión extranjera directa, atraída con una fuerte impronta exportadora. Durante los primeros 20 años del siglo XXI Uruguay atravesó un proceso continuo de apertura en su inserción internacional, con un creciente protagonismo de la demanda de China y apalancado por una política progresiva de apertura de mercados para los principales productos de exportación. Si se compara el valor de las exportaciones en 2020, que rondó los 15.000 millones de dólares, respecto de las correspondientes al trienio 1997-1999 (para considerar un período de referencia no “contaminado” por la crisis de 2002), se observa que dicho valor casi que se triplicó.
¿Qué sucedió con la canasta exportadora?
Uruguay, con una larga tradición de país agroexportador, no abandonó esa característica que podríamos clasificar como estructural. Durante 2020, los productos que lideraron la canasta exportadora de bienes de Uruguay fueron la carne, la celulosa, la soja y los lácteos. El caso de la soja merece un destaque particular, ya que Uruguay respondió rápidamente a la intensa demanda internacional de este producto, principalmente liderada por China.
Si bien esta fase de la internacionalización uruguaya en materia de bienes podría asociarse a un proceso de primarización de las exportaciones, debe tenerse presente que muchas de estas actividades económicas, más allá de estar basadas en bienes primarios, contenían la aplicación de distintas tecnologías desarrolladas para hacer más eficientes a los distintos procesos productivos: agricultura de precisión, biotecnología y el propio sistema de trazabilidad del rodeo vacuno, por mencionar sólo algunos ejemplos.
Asimismo, es sumamente relevante el rol que tuvieron los servicios que, si bien representaron al final del período el 30% de las exportaciones totales, casi se triplicaron respecto del trienio 1997-1999. En particular, los servicios no tradicionales o servicios globales (como los informáticos, profesionales y técnicos, servicios a empresas, etcétera), incrementaron su participación en las exportaciones del país.
Los servicios más tradicionales, como el turismo y el transporte, que a inicios de este siglo representaban 19% y 10% de las exportaciones totales, respectivamente, disminuyeron ambos su peso a 12% y 3% en 2019. En contraposición, los servicios no tradicionales aumentaron su peso relativo desde 6% en 2001 a 24% en 2019.
(*) Para ahondar en los contenidos de esta columna se sugiere leer el capítulo 2, correspondiente a estructura productiva e inserción internacional redactado por Isabella Antonaccio y Fernando Isabella.