Actividad económica
El indicador mensual de actividad económica (IMAE), que anticipa la dinámica del PIB, aumentó 4,3% interanual en julio. En términos mensuales, depurando la estacionalidad, el avance de este índice ascendió a 1,5%. Esto sugiere que el crecimiento se habría acelerado durante el tercer trimestre, dato que se conocerá en diciembre con la publicación de las cuentas nacionales por parte del Banco Central del Uruguay.
Según la última edición de la encuesta de expectativas, relevada durante setiembre, los analistas esperan una expansión anual del entorno de 3% para este año. Para 2025 y 2026, así como para los próximos cinco años, las estimaciones apuntan a un crecimiento más modesto, que se situaría próximo a 2,5%.
Salarios
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el poder de compra se incrementó 1,4% en términos interanuales durante agosto, impulsado principalmente por la mejora del salario real en la órbita privada. En ese sentido, los salarios privados aumentaron 1,8% por encima de la inflación, mientras que en el caso del sector público el avance interanual ascendió a 0,7%. El dato confirma que, en un contexto de aceleración inflacionaria, las mejoras salariales, medidas en términos reales, se han ido moderando durante los últimos meses.
Más allá de esta desaceleración, el salario promedio se sitúa actualmente cerca de 2,5% por encima del nivel que tenía en 2019. Debe tenerse presente, no obstante, que no todos los sectores han mejorado en la misma proporción, por lo que el promedio continúa reflejando situaciones heterogéneas desde ese punto de vista.
Ingreso de los hogares
Asociado con lo anterior, el procesamiento de los microdatos de la Encuesta Continua de Hogares publicados días atrás por el INE, que corresponden al primer semestre del año, permite descomponer la evolución del ingreso de los hogares según los distintos segmentos de la población. Esto permite capturar otra dimensión que da cuenta de la evolución dispar que han tenido estas variables en los últimos años.
A este respecto, los datos agregados –que reflejan el promedio– también indican que esta variable ya se sitúa por encima del nivel que tenía en 2019, aunque la situación es muy distinta según la ubicación de cada hogar en la distribución del ingreso. Esto se desprende del análisis realizado por los economistas Mauricio de Rosa, Joan Vilá y Guillermo Sánchez, que advierte sobre la caída que experimentó el 10% de los hogares más pobres entre 2019 y 2024 (primeros semestres).
Concretamente, como muestra el gráfico 1, la mejora del ingreso per cápita refleja diferentes situaciones. Por un lado, como se señaló, el 10% de los hogares más pobres experimentó una contracción, que fue más intensa para el 5% más pobre (al análisis se realiza en torno a los ventiles, lo que implica considerar una partición de la población en 20 tramos iguales). Por el otro, en los tramos medios se constató un incremento, pero a tasas muy moderadas. Finalmente, las mayores variaciones del ingreso se concentraron en los dos últimos ventiles, es decir, en el 10% de los hogares de mayores ingresos (fundamentalmente en el último 5%).
Del mismo análisis también se desprende la evolución del índice de Gini, que también indica un incremento de la desigualdad de ingresos entre el primer semestre de 2019 y el primero de 2024. Esto confirma que, más allá del crecimiento del PIB (que está más de 5% arriba con relación al umbral de 2019), de los salarios y de los ingresos, la economía uruguaya es más desigual que cuatro años atrás. Cabe destacar, además, que esto ubica al país entre los pocos casos de la región en los que la desigualdad no ha logrado reducirse con respecto a ese punto de referencia prepandemia. No obstante, debe tenerse presente que los datos de frecuencia semestral “no son ideales para ver estas tendencias y que el panorama completo estará más claro con los datos anuales de 2024”.
Más allá de esto último, y como señaló De Rosa, “si el patrón distributivo hubiese sido distinto, podríamos haber terminado con menos pobreza, pero no fue el caso”. Sobre este punto, los últimos datos indican que la pobreza afectó al 9,1% de las personas durante el primer semestre, guarismo que ascendía a 8,6% en 2019. En particular, la pobreza entre los menores de seis años se ubica actualmente en torno a 19,6%, cuando era 16,4% en 2019.
Resultado fiscal
El déficit del sector público consolidado pasó de 4,2% a 4,4% durante el año móvil cerrado en agosto, afectado –entre otras cosas– por la variación de stocks de petróleo. En el caso del agregado gobierno central-Banco de Previsión Social (BPS) –el que toma en cuenta la regla fiscal–, el resultado fiscal fue negativo y se situó en torno al 3,6% del PIB.
Como indicó Nicolás Cichevski, gerente del departamento de consultoría económica de CPA Ferrere, el cumplimiento de la proyección para 2024 que está plasmada en la última Rendición de Cuentas “requeriría de una mejora en los ingresos de 0,5% del PIB, asumiendo que los egresos se mantienen en su nivel actual (28,4% del PIB). A este respecto, también advirtió que, considerando una óptica de largo plazo, los “egresos primarios con relación al PIB (gasto público) se ubican actualmente en 28,4%, nivel máximo en los últimos 25 años (excepto por 2020) y 1,0% del PIB por encima de 2019”.
Como ha sido alertado en otras oportunidades, este año se incumplirían dos de los tres pilares que conforman la regla fiscal: el aumento del gasto primario será mayor al tope que impone el crecimiento potencial de la economía, y el déficit estructural del gobierno central-BPS superará el nivel previsto. De esta manera, el cumplimiento quedará alojado en el plano de la deuda, dado que no superará el umbral impuesto como restricción.
Sector externo
Según informó el martes Uruguay XXI, las solicitudes de exportaciones aumentaron 14% interanual en setiembre, acumulando así una expansión del 15% durante los nueve meses transcurridos de 2024 (incluidas las zonas francas). Del documento se desprende que la expansión del último mes estuvo jalonada principalmente por las ventas de soja y celulosa, que compensaron –entre otras cosas– la caída de las exportaciones de carne.
Por otro lado, el BCU dio a conocer la información referente a la balanza de pagos para el segundo trimestre del año, que dio cuenta de un déficit en cuenta corriente equivalente al 1,9% del PIB (lo que implica una nueva reducción respecto de los trimestres previos). Desagregado por agentes institucionales, el sector privado registró un mayor superávit, compensando así el déficit fiscal del sector público.