El Instituto Nacional de Estadística divulgó la desagregación de los datos correspondientes al mercado laboral, lo que permite bucear en sus dinámicas más allá de las cifras agregadas que se expresan habitualmente en promedios. Como referencia, en agosto la tasa de empleo para el total del país se ubicó en torno a 59,1%, mientras que la tasa de actividad fue de 64,5%. El desempleo, por su parte, alcanzó al 8,4% de la población económicamente activa. Con esto como base, en lo que sigue nos adentraremos en las distintas realidades laborales, cuya heterogeneidad suele quedar soslayada debajo de las cifras agregadas.

Criterio I: disparidades de género

La evolución de la tasa de empleo pautó una leve mejora durante agosto, tanto para las mujeres como para los hombres. En el primer caso, la medición puntual fue de 50,9% (el registro más alto en lo que va del año), mientras que en el segundo fue de 67,9% (y es también la medición más elevada de 2024). Más allá de la trayectoria de cada indicador, las cifras reflejan la heterogeneidad estructural que afecta a las mujeres desde el punto de vista de la demanda laboral, que es lo que recoge, justamente, la tasa de empleo. En este último caso, la brecha entre ambas tasas ascendió a 17 puntos porcentuales (pp), una de las más altas de los últimos años (16,5 puntos fue la brecha promedio en 2023 y 15,5, la de 2022).

En el caso de la tasa de actividad (oferta laboral), la evolución reciente ha sido similar, en tanto se constató un leve incremento durante los últimos meses para ambos grupos poblacionales. Concretamente, la medición de agosto arrojó una tasa de 73,4% para los varones y una de 56,3% para las mujeres. De esta manera, la brecha entre estas tasas también permanece en el entorno de los 17 puntos porcentuales, reduciéndose marginalmente frente al registro anterior. En lo que va del año, la diferencia promedio entre estos dos indicadores es de 17,1 puntos (16,6 fue en 2023 y 15,4, en 2022).

Por último, en el caso del desempleo, las tasas en agosto se ubicaron en 7,4% y 9,5% para hombres y mujeres respectivamente. En el primer caso esa cifra supone una mejora incipiente con relación a julio, mientras que en el segundo caso marca un leve deterioro. En otras palabras, la brecha entre ambas se incrementó durante el último mes, siendo mayor a los dos puntos porcentuales (lo que implica que se duplicó en comparación con los resultados de julio).

Criterio II: nivel educativo

La información desmenuzada según el nivel educativo de los trabajadores es otra muestra de los problemas estructurales que atraviesan el plano laboral uruguayo y que se podrían exacerbar hacia adelante producto de las transformaciones tecnológicas y el riesgo asociado en términos de la automatización. Como se expresa en el cuadro, las diferencias para la tasa de actividad y empleo son superiores a los 30 pp entre los grupos más alejados, en tanto que para el desempleo esa distancia asciende ahora a 8,2 pp.

Tasas según nivel educativo Actividad Empleo Desempleo
1. Ciclo básico incompleto o menos 50,0% 45,0% 10,0%
2. Ciclo básico completo o educación media superior incompleta 65,8% 59,0% 10,4%
3. Secundaria completa o terciaria incompleta 72,5% 66,2% 8,8%
4. Terciario completo o posgrado 81,7% 80,3% 1,8%
Brecha entre 1 y 4 (en pp y en valor absoluto) 31,7 35,3 8,2

Criterio III: por grupos de edad

Este criterio de desagregación es el que aloja las mayores disparidades y revela el problema estructural que enfrentan los jóvenes en su inserción al mundo laboral. Por ejemplo, entre quienes tienen menos de 24 años la tasa de actividad es apenas 44%, casi 50 pp por debajo de la tasa correspondiente al tramo etario que va de los 35 a los 44 años (91,7%).

En el caso del empleo, y considerando los mismos dos grupos para la comparación, la diferencia es mayor, ya que es próxima a los 55 pp (32,4% para el primer grupo y 87,2% para el segundo). En el caso del desempleo, la tasa para los jóvenes se situó en 26,4% durante agosto, lo que implica que es más de cinco veces la tasa promedio para los mayores de 30 años.