Al respecto de la situación económica, el 38% de las personas consultadas consideran que la situación económica actual es mejor que hace un año, lo que representa una desmejora con relación a las opiniones relevadas en abril (46% era esa proporción en aquel momento). No obstante, predominan las respuestas neutras y el balance neto es mejor que en 2023. Cambiando el horizonte de la consulta, sólo el 22% anticipa que la situación económica será mejor dentro de un año, lo que representa una caída importante frente a la medición anterior, cuando casi el 40% visualizaba que el panorama mejoraría hacia adelante. A pesar de ello, el informe destaca que “el saldo neto entre respuestas positivas y negativas aún es mejor a lo que se observaba en 2019”.
En la misma línea evolucionó la visión de los encuestados sobre el clima de negocios, dado que se constató una mejora con relación al relevamiento previo, pero en un marco donde continúan predominando también las respuestas neutras. En ese sentido, el 19% de las personas encuestadas anticipa una mejora del clima de negocios de acá a un año.
Por otra parte, del relevamiento se desprende que el 89% de los ejecutivos que participaron en la encuesta entienden que el clima de negocios es “bueno” (72%) o “muy bueno” (17%). En el otro extremo, sólo el 1% contestó que es “malo” o “muy malo”, mientras que el restante 10% lo percibe como regular. En el caso del clima de inversiones, la evaluación de los ejecutivos empeoró y el saldo neto de las respuestas pasó a ser negativo.
En lo que refiere a las dimensiones macroeconómicas, los participantes de la consulta esperan que la economía crezca 2,0% el año próximo (levemente por debajo de lo previsto en la encuesta de abril) y 2,2% dentro de tres o cuatro años. En este último caso, la desmejora capturada en esta instancia forma parte de una tendencia que se viene prolongando desde hace varios años y que supone una visión cada vez menos auspiciosa sobre las perspectivas de mediano plazo.
En el frente de los precios, y a pesar de que la inflación se ha consolidado dentro del rango meta (permanece allí desde hace 17 meses), las expectativas empresariales se ajustaron al alza. Concretamente, se prevé que la inflación se ubique levemente por encima del 6% (techo del rango) durante el año que viene; 51% de los consultados anticipa que la meta se incumplirá en 2025, aunque solamente el 4% visualiza una inflación superior al 8% (en abril de 2023 esa cifra alcanzó el 19%). Para dentro de tres o cuatro años, las expectativas se mantienen alineadas en torno a la meta del Banco Central (5,9% es lo que marcan en promedio las respuestas para ese horizonte temporal).
Finalmente, en lo que refiere al tipo de cambio, las expectativas se corrieron al alza, recogiendo −en parte− el deslizamiento hacia arriba que tuvo lugar hace algunas semanas y la volatilidad que ha mostrado la cotización en los últimos meses. En promedio, los consultados esperan que la paridad con el dólar se sitúe en el entorno de $ 43,10 dentro de un año (en abril se esperaba un tipo de cambio de $ 40,60).
Situación y perspectivas para las empresas
En este caso, según advierte el documento, “las respuestas sobre la marcha de las propias empresas denotan una percepción más favorable que sobre la situación económica”. En ese sentido, el relevamiento recogió una leve mejora sobre la situación de las empresas: 51% consideró que su empresa está mejor que hace un año y sólo 7% indicó lo contrario (en la medición previa esas cifras se ubicaron en 46% y 10% respectivamente).
En contraste, la percepción sobre la situación de las empresas dentro de un año empeoró un poco con relación al relevamiento de abril, aunque la mitad “tiene juicios neutros y el porcentaje de respuestas positivas (44%) duplica el que recogimos al consultar sobre las perspectivas económicas (22%)”. En la misma línea, se moderaron también las perspectivas sobre los incrementos de producción de las empresas y de sus inversiones −aunque en ambos casos la evaluación es mejor que la del 2019−, así como las correspondientes a la rentabilidad −a pesar de que el saldo neto sigue siendo positivo−.
En el plano del empleo, la actualización de las expectativas marca un deterioro no menor, en tanto sólo el 24% considera que su empresa empleará a más trabajadores durante el año que viene. El pasado abril está proporción se situaba en torno al 31%, por lo que la caída es de siete puntos porcentuales. En la misma línea, el 64% prevé mantener sin cambios su plantilla (58% en abril) y el 13% reducirla (12% en abril). En otras palabras, el 76% de las empresas que forman parte de la muestra no incrementarán el empleo en 2025.
A pesar de ello, el documento señala que “el saldo neto de respuestas continúa positivo, lo cual es destacable considerando que en 2023 y lo que va de 2024 hubo una creación de empleos importante en la economía uruguaya”.
En este caso, el relevamiento indaga sobre los motivos que están restringiendo las decisiones de contratación, de lo que se desprende que el mayor problema que identifican es el “salario real elevado”, aunque el peso relativo de esta respuesta cayó levemente con relación a la consulta realizada en abril (47% y 51% respectivamente).
En segundo lugar, los ejecutivos adjudican la reticencia a contratar al “bajo volumen de negocios”, una respuesta que acumula el 45% de las menciones. En el tercer puesto, por su parte, el argumento más repetido tiene que ver con la “disponibilidad de tecnologías ahorradoras de mano de obra” (35%).
Profundizando sobre el rol de la tecnología en las decisiones empresariales, el 77% de las personas consultadas indicaron que introdujeron recientemente o que planean hacerlo, lo que supone un leve incremento con relación a los últimos dos relevamientos.
Evaluación del gobierno
De esta tercera dimensión que recoge la indagación surge que el 85% aprueba la gestión del gobierno, el 13% no aprueba ni desaprueba y el restante 2% la desaprueba. En ese sentido, casi el 80% entiende que la situación de su empresa es mejor que en 2019.
Ahora bien, saliendo de la evaluación general, el repaso por las distintas áreas que incorpora la encuesta muestra una mejora en casi todas, tomando como punto de comparación el relevamiento de abril. En efecto, son nueve las dimensiones que salieron mejor evaluadas ahora que en aquel momento y sólo dos las que empeoraron, que son la situación fiscal y la inserción externa. En el primer caso, no obstante, el 53% considera que la gestión es buena, el 40% señala que es regular y el restante 7% que es mala. En el segundo caso, por su parte, la evaluación positiva cae al 41% (desde 43%) y la que entiende que es regular sube al 47% (desde 43%).
Pasando de la película a la foto, la dimensión mejor evaluada en octubre, que recoge un 98% de aprobación, es la de la inflación. Le siguen el desarrollo de infraestructura (89%), la promoción de la inversión (84%) y el desempleo (82%). En el otro extremo, la seguridad pública se mantiene como el área peor evaluada por los empresarios: 19% dice que es buena, 50% que es regular y 31% que es mala. Le siguen la competitividad internacional, con una evaluación positiva del 28% (52% regular y 20% negativa), y la evolución de la pobreza (30% señaló que es buena, 51% que es regular y 19% que es mala).
Mirando hacia adelante, el 65% de las personas encuestadas señaló como prioridad para el próximo gobierno la mejora de la calidad de la educación (en esta dimensión, la gestión del gobierno actual se lleva un 41% de evaluación positiva, 42% regular y 17% negativa). Seguida de cerca, la segunda prioridad con más menciones es la de la seguridad pública, que acumula un 64% de las respuestas. Ya más de lejos le siguen la mayor apertura de la economía a nuevos mercados (35%) y la reforma del Estado (32%).
En las cuestiones estrictamente económicas, y más allá de que el escenario electoral se mantiene abierto, no se esperan −en general− cambios significativos en la política económica de cara a los próximos años: 60% considera que habrá “escasos cambios”, aunque son más los que anticipan un “leve deterioro” que los que esperan una “leve mejora”. En ese sentido, advierte el informe, “las respuestas son más pesimistas que en 2019, cuando el balance estaba más volcado hacia “leve mejora” que a “leve deterioro”. Desde esa perspectiva, la situación actual se parece más a la de 2014.
Finalmente, la mitad de las opiniones recabadas sugieren que la próxima administración debe “mantener el rumbo”, mientras que el 46% considera que se requiere “hacer algunos ajustes” (en 2019, el 75% de la muestra entendía que era necesario un “viraje importante”).