El dato

El presidente Joe Biden aumentó los aranceles a un conjunto de bienes estratégicos, valuados en 18 mil millones de dólares, que actualmente se importan desde China, con el objetivo de “proteger a los trabajadores y empresas estadounidenses” de supuestas “prácticas comerciales injustas” por parte del gigante asiático.

El contexto

Nuevo capítulo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China

El mundo vive una escalada de proteccionismo comercial y una lucha frontal por la hegemonía y liderazgo de los avances tecnológicos, entre Estados Unidos y China. El mundo dominado por el multilateralismo liderado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) parece ser cosa del pasado.

En el nuevo escenario mundial dos grandes centros de poder, Estados Unidos y China, mantienen conflictos comerciales directos y establecen barreras proteccionistas para acceder a los mercados, entre sí y con los países “no alineados”. Si bien la posibilidad de que Trump acceda nuevamente a la presidencia genera fuertes prevenciones e incertidumbre acerca del futuro clima económico, es de destacar que republicanos y demócratas tienen, a grandes rasgos, un diagnóstico común respecto de la disputa con China.

En este marco, el gobierno de los Estados Unidos anunció el pasado 14 de mayo, el aumento de aranceles relativos a “bienes claves” de origen chino. En un duro comunicado oficial emitido por la Casa Blanca, el gobierno norteamericano acusó al gigante asiático de incurrir en “prácticas comerciales injustas” en lo que respecta a la transferencia de tecnología, propiedad intelectual e innovación, lo que estaría “amenazando a las empresas y trabajadores estadounidenses”. Además, desde la Casa Blanca se sostiene que “China está inundando los mercados globales con exportaciones artificialmente baratas”. Las medidas de proteccionismo comercial tomadas por la administración Biden se inscriben en un esfuerzo de re-industrialización de la economía estadounidense.

El gobierno de Estados Unidos enumeró, en el comunicado que emitió el 14 de mayo, un conjunto de prácticas “injustas” y “no de mercado” que emplea el país asiático. Entre ellas destaca que “las transferencias de tecnología forzadas de China y el robo de propiedad intelectual han contribuido a su control del 70, 80 e incluso el 90% de la producción global de los insumos críticos necesarios para nuestras tecnologías, infraestructura, energía y atención médica, creando riesgos inaceptables para las cadenas de suministro y la seguridad económica de Estados Unidos”. Esta escalada proteccionista no se reduce a la relación entre estas dos grandes potencias, sino que se inserta en un proceso de creciente “fragmentación geoeconómica” a nivel global.

¿Cuáles son las medidas que tomó la Casa Blanca respecto a bienes comercializados de origen chino?

El presidente Biden anunció a través de un tuit publicado en su cuenta oficial de X, el aumento de las tasas arancelarias que pasarán a pagar un conjunto de bienes de origen chino.

La tasa arancelaria que aplica a los semiconductores y las células solares aumentarán del 25% al 50%, productos de acero y aluminio aumentarán del 0 a 7,5% al 25%, los vehículos eléctricos aumentarán del 25% al 100%; dichos aumentos se concretarán entre 2024 y 2025.

El presidente de los Estados Unidos cerró su tuit con el siguiente mensaje: “China está determinada a dominar estas industrias. Yo estoy determinado a asegurar el liderazgo de América en ellas”.

Además de estos puntos, el comunicado de la Casa Blanca establece un aumento de la tasa arancelaria sobre las grúas de puerto del 0% al 25% en 2024, y sobre un conjunto de equipamiento médico (jeringas, agujas, equipos de protección personal, respiradores, guantes, entre otros).

¿Qué impactos tendría la medida?

Según expresa el comunicado oficial de la Casa Blanca estas medidas tendrían impacto sobre importaciones de origen chino valuadas en 18 mil millones de dólares.

Por su parte, el gobierno destaca que la agenda proteccionista de “invertir en América” llevada a cabo por la administración de Biden, hasta el momento, ha logrado catalizar más de 860 mil millones de dólares en inversión privada, a través de incentivos públicos en industrias con potencial de desarrollo a futuro, como son los vehículos eléctricos, la energía limpia y los semiconductores.

Por último, hasta el momento no sé conocen reacciones por parte de China, aunque no se descarta una reacción recíproca.