Sobre el dato de mayo
Según informó el miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de precios del consumo (IPC) aumentó 0,4% entre abril y mayo, en línea con lo anticipado en la última encuesta de expectativas del Banco Central del Uruguay (0,4%). En términos interanuales, el dato pautó una aceleración con respecto a los registros previos, ubicándose en torno a 4,1%.
La dinámica mensual estuvo apuntalada por el incremento de la división correspondiente a alimentos y bebidas no alcohólicas, que fue de 0,8%, y explicó más de la mitad de la variación del IPC con respecto a abril. Al interior de este universo, el aumento se alojó principalmente en la órbita de las hortalizas, los tubérculos y las legumbres, agrupación que se encareció un 10,8% en términos mensuales.
A este respecto, destacan los saltos del precio del morrón (57,2%), el zucchini (37,8%) y el tomate (21,7%), aunque los aumentos fueron generalizados y relevantes para el resto de los productos que conforman esta agrupación. De hecho, el incremento de las verduras no pudo ser compensado por las caídas que se dieron en el caso de la carne y otros productos derivados (-0,4%), la leche y otros productos lácteos (-0,4%) y las frutas y frutos secos (-6,2%).
Con una incidencia bastante más baja sobre la variación mensual aparece la categoría correspondiente al transporte, que se incrementó 0,5% producto del aumento del precio de la nafta (1,9%). Al interior de esta división, y en contraste con lo anterior, se registró un descenso del precio del gasoil (-1,8%), del transporte de pasajeros con chofer (-3,2%) y del pasaje de avión (-2,2%).
Cambiando la lógica del análisis, y reformulando las agrupaciones al interior de la canasta de consumo para entender mejor la dinámica inflacionaria de mayo, destaca la nueva moderación de los productos transables, que son aquellos que son sensibles al dólar y a los precios internacionales (dado que son objeto de comercio internacional). Esto es relevante en tanto dialoga con la problemática asociada a la competitividad y el atraso cambiario. En ese sentido, el componente transable de la inflación aumentó apenas 1,7% interanual en mayo, cifra que contrasta con el incremento de los precios no transables (aquellos que se determinan a nivel doméstico), que continúa siendo superior al 6%.
Expresado en otras palabras, esto quiere decir que el deterioro en materia de precios relativos (atraso cambiario) es la contracara de buena parte de la mejora en el frente inflacionario; si el tipo de cambio aumentara para revertir parte del encarecimiento de la economía uruguaya, como se reclama desde distintos sectores productivos, la inflación saldría antes del rango meta impulsada por los precios transables.
Volviendo a reagrupar los productos de la canasta, pero ahora en función de la estabilidad de sus precios, el dato de mayo no introdujo variaciones significativas en lo que refiere a la inflación tendencial, que es justamente el componente que excluye de la medición a los precios más volátiles, como son las frutas y las verduras. Concretamente, el aumento de la inflación tendencial permaneció en el entorno de 4,5%.
Sobre las perspectivas
Para los analistas consultados en mayo por el BCU, la inflación este año cerraría en el entorno de 5,5%, acelerando posteriormente al 6% en 2025 y 2026. Esto es lo que surge al tomar en consideración la mediana de las respuestas brindadas (que surge de ordenar las respuestas de menor a mayor y tomar la que queda justo en el medio) por 26 instituciones y analistas, entre ellos el Centro de Investigaciones Económicas, que divulgó la semana pasada su informe de perspectivas inflacionarias.
Según este centro de estudios, la inflación permanecería dentro del rango meta hasta mediados del año que viene. Según estas estimaciones, la inflación interanual superaría el 6% en julio de 2025, cerrando ese año en torno a 6,4% (gráfica 1).
Complementando la mirada de los analistas sobre la dinámica futura de los precios, la última encuesta de expectativas empresariales que realiza mensualmente el INE pautó un nuevo ajuste a la baja para la trayectoria esperada de la inflación. Concretamente, los agentes consultados visualizan una inflación de 6% para este año (medio punto porcentual por encima de la que surge de los analistas), que luego se incrementaría hasta 6,3% en el año móvil que cierra en marzo de 2025. Extendiendo el horizonte de la consulta un año más (abril 2025-marzo 2026), las respuestas de los empresarios consultados sugieren una aceleración adicional, que dejaría la inflación interanual en 7%.
Una mirada adicional sobre las expectativas empresariales surge de la última encuesta elaborada por la consultora Exante, que cada seis meses releva la mirada de más de 300 altos ejecutivos y gerentes de empresas grandes y medianas que operan en Uruguay sobre múltiples dimensiones económicas y políticas. En la dimensión que refiere puntualmente a la inflación, los últimos datos recabados indican también una corrección a la baja de las expectativas, que en promedio se ubican dentro del rango meta tanto para este año como para el siguiente.
En ese sentido, apenas el 4% de los empresarios anticipa una inflación superior a 8% para 2025 (ese guarismo ascendía a 19% un año atrás) y más de la mitad considera que se mantendrá por debajo del 6% (gráfico 2).