Según las estimaciones puntuales divulgadas por el Instituto Nacional de Estadística, el empleo (indicador de la demanda laboral) aumentó dos décimas entre junio y julio, situándose actualmente en torno a 58,8%. La tasa de actividad, que refleja la evolución de la oferta de trabajo, también se incrementó en el último mes, pasando de 63,8% a 64,2%. Como resultado, la tasa de desempleo se incrementó levemente, situándose ahora en el entorno de 8,3% (dos décimas por encima del registro de junio). Con este cambio, el desempleo afecta actualmente a 157.200 personas.
No obstante, al depurar los datos de la estacionalidad y otros efectos irregulares propios de la medición se constata un leve incremento del empleo y una relativa estabilidad para los otros dos indicadores.
Según señaló el economista Nicolás Cichevski, en los primeros siete meses del año se habrían creado unos 20.000 empleos y, a diferencia de lo ocurrido en 2023, el aumento habría sido explicado principalmente por lo sucedido en la órbita formal (el año pasado la mayor parte del empleo generado fue informal). En ese sentido, la tasa de informalidad retrocedió casi un punto porcentual en los últimos meses, revirtiendo la tendencia observada en el último año.
Por último, el subempleo –que refleja la insuficiencia de horas trabajadas– afectó en julio al 9,4% de los ocupados, lo que implica un incremento con respecto a lo observado durante junio (9%).