Esta nueva estimación surge del informe anual del organismo, titulado “Estudio económico de América Latina y el Caribe 2024: trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo”, que fue divulgado ayer desde Santiago de Chile. Según la Cepal, la región continúa entrampada en una situación de bajo crecimiento, caracterizada por un mal desempeño de la inversión y por una baja productividad laboral.

A esto se suma el escaso margen de maniobra para implementar políticas de reactivación, que se ha reducido todavía más producto del aumento de la incertidumbre y volatilidad global. Como quedó de relieve la semana pasada, cuando estalló el “lunes negro”, los problemas estructurales que arrastra la economía global desde hace más de una década exacerban las dificultades coyunturales y las correcciones financieras, manteniendo siempre latente el riesgo de una nueva crisis global (que sería la tercera en lo que va de este siglo).

Un poco de contexto

Durante la última década, América Latina y el Caribe ha exhibido un magro desempeño económico que se manifiesta tanto en el bajo crecimiento como en la acumulación de desequilibrios. Luego del llamado “superciclo de los commodities”, que culminó en 2014, las economías de la región han mostrado dificultades crecientes, que posteriormente se acentuaron producto de la acumulación de shocks negativos durante los últimos cuatro años.

En efecto, el crecimiento anual promedio de la región se situó en torno a 0,9% durante los últimos diez años, cifra que representa la mitad del crecimiento anual observado durante la “década perdida” de los años 80 (2%). En términos per cápita, el PIB de la región ha venido cayendo desde 2016 y hoy se encuentra en el mismo nivel que tenía diez años atrás (gráfico 1). En otras palabras, luego de 41 trimestres, el PIB per cápita de la región es el mismo.

A la luz de lo anterior, lo primero que enfatiza el reporte es la necesidad de dinamizar el crecimiento, siendo condición necesaria, pero no suficiente, para acortar el rezago relativo y abordar los desafíos actuales.

Como enfatizó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo del organismo, “enfrentar la trampa de crecimiento, aumentar el empleo y crear empleos de mayor productividad requieren el fortalecimiento de las políticas de desarrollo productivo que sean complementadas con políticas macroeconómicas, laborales y de adaptación y mitigación al cambio climático”.

Sobre el crecimiento de corto plazo

Para este año la Cepal estima que el PIB regional se expandirá 1,8%, lo que supone que el desempeño será peor al previsto en el reporte anterior. Este es un rasgo que caracteriza al resto de las subregiones, a pesar de las disparidades que surgen de las nuevas proyecciones. En ese sentido, el Caribe crecerá 2,6% (excluyendo el caso de Guyana), Centroamérica y México 2,2% y América del Sur 1,5%.

Por su parte, para 2025 se espera un crecimiento de 2,3% en toda la región, que estaría impulsado principalmente por la aceleración de América del Sur (2,4%). Como evidencia el cuadro, las realidades nacionales varían marcadamente, tanto en lo que refiere al desempeño en 2024 como al del año próximo.

En particular, Argentina sería el país con el peor desempeño este año y uno de los únicos que exhibirían una variación anual negativa del PIB (3,6%, en línea con lo que anticipan los agentes consultados por el Banco Central argentino el mes pasado). En contraste, el país de América del Sur con la mayor tasa de expansión prevista para este año es Paraguay (3,8%).

En el caso de Uruguay, las estimaciones de la Cepal están en línea con las que se desprenden de la última encuesta de expectativas relevada por el Banco Central del Uruguay el mes pasado. Concretamente, la Cepal proyecta un crecimiento de 3,6% para este año y 2,6% para el siguiente.

Sobre el empleo

Además de las proyecciones de corto plazo, el reporte también aborda el impacto de la trampa de bajo crecimiento y del cambio climático en la dinámica del empleo, adentrándose en la “estrecha relación” que muestran estas dimensiones entre ellas y sus implicancias.

Empleo y crecimiento

De esta manera, en línea con la desaceleración del crecimiento, se observa un magro desempeño del empleo durante la última década: el crecimiento promedio del número de ocupados de la región fue estimado en 1,3%, un tercio del registrado en la década de 1970 (3,9%). Por su parte, el informe también advierte sobre la caída que experimentó la productividad laboral durante este período, y estima que la de este año será inferior a la registrada en 1980.

Además, el incremento del empleo se ha concentrado fundamentalmente en la órbita del sector informal, impulsado por la mayor ocupación de las mujeres. A nivel regional, indica el informe, la informalidad se concentra en los sectores de menor productividad, especialmente en la construcción, el comercio, el transporte y los servicios (turismo). En conjunto, estos pocos sectores nuclean a tres cuartas partes de los trabajadores informales.

Empleo y cambio climático

En lo que refiere al vínculo entre estas dos dimensiones, el informe del organismo alerta que, en la medida en que no se realicen las inversiones en adaptación y mitigación, la intensificación de los choques asociados al cambio climático podría provocar una pérdida cercana a 43 millones de puestos de trabajo (es decir, 10% de la fuerza laboral) de aquí a 2050, de los cuales unos 15 millones se perderían entre los sectores agrícola y turismo.

Foto del artículo 'La región permanece “estancada en una trampa de bajo crecimiento”'

PIB - Proyección 2024

País/región
República Dominicana 5,2%
Venezuela 5,0%
Costa Rica 4,0%
Paraguay 3,8%
Honduras 3,8%
Nicaragua 3,7%
Uruguay 3,6%
El Salvador 3,5%
Guatemala 3,4%
América Central 3,1%
Panamá 2,7%
Perú 2,6%
Chile 2,6%
Brasil 2,3%
México 1,9%
América Latina y el Caribe 1,8%
Ecuador 1,8%
América Latina 1,7%
Bolivia 1,7%
América del Sur 1,5%
Colombia 1,3%
Cuba 0,5%
Haití -3,0%
Argentina -3,6%