Según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP), el salario promedio del sistema de salud es de unos 112.900 pesos, lo que lo sitúa muy por encima de la media nacional. Sin embargo, una mirada más profunda a su interior evidencia grandes disparidades entre las distintas categorías definidas para el personal médico y no médico.

En ese sentido, se destacan los salarios correspondientes a las especialidades anestésico-quirúrgicas (AQ), la alta gerencia médica (AGM) y la alta gerencia no médica (AGNM), que en promedio superan los 350.000 pesos mensuales. En contraste, el personal que se desempeña en administración, servicios y oficios (ASO), los profesionales de tecnología médica (PTM), los licenciados y los auxiliares de enfermería (LE y AE, respectivamente) cobran salarios que se sitúan por debajo del promedio global.

Estas disparidades implican que el 1% de los salarios más altos del sistema de salud, que incluye a unas 515 personas (ubicados en el extremo derecho del gráfico), percibe ingresos mensuales de al menos 681.000 pesos, lo que equivale al 8,3% del total de salarios que paga el sector. En contrapartida, el 50% del personal de menores ingresos percibe salarios menores a 70.000 pesos y representa cerca del 22,4% de la masa salarial del sector.

Las disparidades entre tareas y profesiones

El gráfico ordena de izquierda a derecha al personal del sistema de salud en función de sus ingresos (toma los percentiles como unidad de separación), mientras que el eje vertical indica cuál es el porcentaje del ingreso total que acumula cada grupo. De esta forma, la diferencia de colores captura la desigualdad vigente entre las distintas categorías en las que se distribuyen el personal médico y no médico. A modo de ejemplo, los licenciados (LE) y los auxiliares de enfermería (AE) están sobrerrepresentados en el 75% de los trabajadores de menores ingresos, mientras que los anestésicos-quirúrgicos (AQ) y las especialidades médicas (EM) lo están en el 25% de los ingresos más altos.

Sin embargo, categorías como la alta gerencia médica (AGM) y la alta gerencia no médica (AGNM), que no son tan fáciles de identificar en el gráfico, se encuentran en la cima, es decir, pertenecen al 1% de las personas con mayores salarios dentro del sector.

Foto del artículo 'Gráfico de la semana: los salarios en el sector de la salud'

Apuntes sobre las disparidades constatadas

La economía clásica argumenta que los salarios están determinados principalmente por la productividad y, en consecuencia, las diferencias salariales pueden explicarse por los diferenciales en términos de niveles educativos, experiencia o habilidades específicas. Por ejemplo, un gerente puede contar con un nivel educativo, experiencia y habilidades que lo diferencien marcadamente de un enfermero, lo que tendría un correlato en la brecha salarial, aunque también inciden sobre este fenómeno las cuestiones de demanda y oferta para cada ocupación.

Además, deben tenerse en cuenta también las diferencias que puedan existir en términos de la capacidad de organización e incidencia de cada colectivo de trabajadores y, por tanto, las diferencias correspondientes al grado de presión que puedan ejercer a la hora de bregar por mayores salarios y mejores condiciones laborales.

Asociado en parte a lo anterior, otro factor que puede contribuir a explicar estas diferencias tiene que ver con los cupos asociados a cada especialización. Esto podría justificarse con base en la especificidad de cada una y en las necesidades de la población, pero es un factor que termina por restringir la oferta en muchos casos (con las respectivas consecuencias en términos de la capacidad de negociación).

El informe del MSP no ofrece demasiadas explicaciones sobre el peso que podría tener cada uno de estos factores a la hora de explicar las brechas salariales. En ese sentido, lo único que se desprende del documento es que estas disparidades están asociadas a regímenes de trabajo y sistemas de remuneración, lo que lleva a que dentro de los colectivos médicos existan grupos que ganan casi 13 veces más que otros. Esas disparidades, agrega, son menores entre el personal no médico.