El comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen, ha admitido que las compras de gas ruso de la Unión Europea (UE) desde 2022 equivalen al precio de 2.400 nuevos cazas F-35 para el Kremlin y se ha comprometido a “hacer mucho más” para poner fin a estas importaciones, porque, de lo contrario, el bloque estará “ayudando indirectamente a llenar el cofre de guerra de Vladimir Putin”.

Esta cifra equivale a otorgar a Rusia fondos suficientes para renovar su flota de aviones de combate con el modelo de última generación del fabricante estadounidense Lockheed Martin.

“En ese período hemos gastado más dinero en Europa comprando fósiles y energía rusos que lo que hemos dado a Ucrania en ayudas y subvenciones”, afirmó el político danés en una entrevista concedida a la European Newsroom, aunque subrayó también el “éxito” para reducir las importaciones del 45% en 2022 al 13% actual.

En este sentido, aseguró que mantiene la ambición para garantizar la independencia de la UE de las importaciones de gas ruso “lo más rápido posible”, pese a que el Ejecutivo comunitario ha pospuesto sin fecha la presentación de su estrategia para lograrlo, que estaba prevista para el 26 de marzo, tras un retraso previo.

“El plan se ha pospuesto, pero el esfuerzo no”, afirmó Jorgensen, y defendió que “no hay ningún cambio en la ambición” de poner fin al gas ruso en la UE en 2027 y que su equipo trabaja a diario para “deshacerse del petróleo ruso”, aunque “no es un asunto sencillo”, porque, “de haber sido fácil, se habría logrado hace tres años”.

Jorgensen aseguró que esa hoja de ruta llegará “pronto”, pese a su negativa a concretar una fecha, y ha rebajado la importancia de los retrasos para dar a conocer un plan que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió para sus primeros 100 días de mandato.

“No estamos hablando de dar una patada a la lata y posponerlo durante meses”, garantizó el comisario, y pidió “paciencia” pese a haber superado el plazo de los 100 días. “Estamos trabajando 24 horas al día, siete días a la semana, y lo haremos lo más rápido posible”, remarcó.

Precisamente, justificó que una de las razones del retraso es el cuidado que está poniendo Bruselas en evitar que esta estrategia acabe perjudicando a los ciudadanos, y evidenció la importancia de diversificar el suministro, una recomendación que no todos los estados miembro han seguido.

Según el comisario, “eso es también lo que hizo posible que, cuando el tránsito de gas ucraniano se interrumpió, el 1° de enero, los mercados no reaccionaran de manera muy fuerte”, pese a “algunos efectos en precios locales”.

Jorgensen, que ha destacado también la importancia de la transición verde, apuntó que “la buena noticia” es que para que la UE reduzca significativamente los precios de la energía, se independice de las importaciones de Rusia y logre descarbonizar su economía “las herramientas son las mismas”.

“Está claro que en el futuro utilizaremos cada vez menos gas, porque eso forma parte de la descarbonización de nuestras sociedades, pero aunque se está avanzando rápidamente en la dirección correcta, todavía hay industrias y hogares que dependerán del gas durante algunos años”, advirtió.

Esta nota fue publicada originalmente en elDiario.es.