El Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgó el martes su último reporte de perspectivas globales, actualizando el escenario de proyección para incorporar los acontecimientos que tuvieron lugar entre abril y julio.

Concretamente, el organismo estima ahora que la economía mundial crecería 3% este año, lo que supone una revisión al alza de dos décimas con relación a la previsión previa. Para 2026, el nuevo pronóstico ubica el crecimiento del PIB global en el entorno del 3,1%, una mejora muy leve frente a la referencia anterior (pero mejora al fin).

Foto del artículo 'Leve mejora de las perspectivas globales'

Lo anterior responde a varios factores, entre los que se destacan el adelantamiento de las importaciones que tuvo lugar como respuesta a los anuncios arancelarios, una suba menos intensa de las barreras comerciales con respecto a lo que se preveía en abril (cuando Donald Trump anunció la escalada arancelaria en el marco del “día de la liberación”), un relajamiento de las condiciones financieras (que en parte se asocia con la debilidad global del dólar) y la expansión fiscal que promovieron varios países.

Sin embargo, lo anterior no despeja la incertidumbre ni diluye los riesgos que han estado latentes durante los últimos años. En ese sentido, debe tenerse en cuenta que el panorama comercial sigue estando atravesado por las interrogantes que aún se derivan de las negociaciones en curso, especialmente las que tienen lugar entre China y Estados Unidos. A este respecto, todavía estamos dentro de la ventana que establecieron estas dos potencias para dar espacio a la negociación, un período que culminaría el próximo 12 de agosto.

A su vez, en Estados Unidos todavía están corriendo los procedimientos judiciales que podrían revertir las acciones derivadas de la utilización de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, que fue el mecanismo elegido para justificar legalmente la introducción de los nuevos aranceles.

Además, advierte el FMI, “las tensiones geopolíticas podrían provocar trastornos en las cadenas mundiales de suministro”, ejerciendo presiones alcistas sobre los precios de las materias primas. Entre los riesgos también aparece la fragilidad de las finanzas públicas y la vulnerabilidad de las economías ante los incrementos de las tasas de interés que podría generar un aumento de la aversión al riesgo.

Todo esto, sumado además a “las inquietudes de fragmentación” mundial, podría reactivar la volatilidad financiera, lo que erosionaría rápidamente las mejoras recientes que explican la corrección al alza del crecimiento mundial.

Del lado positivo, el panorama podría mejorar si las negociaciones arancelarias llegan a buen puerto y se traducen en una reducción efectiva de las barreras al comercio, reduciendo por esa vía la incertidumbre y, por lo tanto, impactando positivamente sobre las decisiones de consumo e inversión.

Foto del artículo 'Leve mejora de las perspectivas globales'

Las perspectivas por regiones

Para las economías avanzadas, el organismo anticipa tasas de crecimiento del 1,5% en 2025 y del 1,6% en 2026, lo que implica una mejora de una décima con relación a las estimaciones de abril. En el caso de Estados Unidos, se prevé una expansión del 1,9% para este año, seguida por un crecimiento del entorno del 2% hacia 2026. Para la Eurozona, por su parte, los nuevos pronósticos anticipan un crecimiento promedio del 1,1% anual durante el próximo bienio. Reino Unido tendría una dinámica similar, mientras que en Canadá el crecimiento esperado superaría en ambos casos el 1,6%.

En el caso de las economías emergentes, la expansión prevista asciende al 4,1% para este año, nivel similar al que se espera para 2026. Dentro de este universo, la economía que exhibiría el mayor dinamismo es India, con una expansión de 6,4% en 2025 y 2026. China, por su parte, registraría un crecimiento menor: 4,8% este año y 4,2% el que viene.

En lo que respecta a nuestra región, el FMI estima una expansión promedio equivalente al 2,3% anual durante el horizonte de proyección. En esta instancia, el organismo actualizó solamente las perspectivas para Argentina y Brasil, dado que el resto de los países serán analizados en el reporte que se publicará en octubre.

En el primer caso, las perspectivas sugieren un crecimiento de 5,5% y de 4,5% para 2025 y 2026, respectivamente. Cabe destacar, para contextualizar estas estimaciones, que la economía argentina viene acumulando varios años de contracción. En particular, el PIB se contrajo 1,9% en 2023 y 1,3% en 2024. En el caso de Brasil, las nuevas proyecciones ubican la expansión económica en el orden del 2,2% en promedio, lo que implica una mejora con respecto a los que indicaban las previsiones realizadas por este organismo en abril.