Una discusión global cada vez más relevante

Semanas atrás, siete economistas, todos galardonados con el Premio Nobel, firmaron un artículo de opinión subrayando la necesidad de introducir un impuesto a la riqueza de las personas físicas que se ubican en el extremo superior de la distribución patrimonial.1

“Nunca han sido tan ricos y, sin embargo, contribuyen poco en relación con su capacidad de pago a las arcas públicas”, comienza advirtiendo el artículo, que fue publicado el 7 de julio en Le Monde. “Desde Bernard Arnault hasta Elon Musk, los multimillonarios tienen tasas impositivas más bajas que el contribuyente promedio”, continúa el texto.

Según se desprende de una “investigación pionera”, que contó con la participación de las autoridades fiscales de varios países, “los ultrarricos pagan entre el 0% y el 0,6% de su patrimonio en impuesto sobre la renta personal”. De esta manera, al expresar el conjunto de impuestos que recaen sobre los contribuyentes en términos de sus ingresos, las tasas efectivas que paga este pequeño segmento de la población mundial terminan siendo menores que las que pagan las personas de clase media o media-alta.

Esta paradójica situación es el resultado de la capacidad de los “ultrarricos” para estructurar su patrimonio mediante estrategias de optimización fiscal que les permiten evitar el impuesto sobre la renta, “que se supone que constituye la piedra angular de la justicia fiscal”. Afortunadamente, celebran los firmantes, “esta situación no es el resultado de una ley natural ni de un destino ancestral”, sino que deriva de decisiones humanas y políticas. Por este motivo, un impuesto que grave la riqueza de estos individuos es, además de necesario, posible.

Para lograrlo, uno de los enfoques “más prometedores” supone introducir un impuesto mínimo expresado como un porcentaje de su patrimonio. Una solución de estas características es eficaz, específica y necesaria. Es eficaz “porque se dirige a todas las formas de optimización fiscal, sea cual sea su naturaleza”; es específica porque solo aplicaría a los contribuyentes más ricos, principalmente a aquellos que incurren en prácticas de evasión fiscal; y es necesaria dado que no se les puede pedir al resto de los grupos de la población que haga sacrificios sin antes garantizar que estas personas cumplan con sus obligaciones fiscales.

Concretamente, los siete economistas señalan que un impuesto mínimo del 2% sobre el patrimonio de los multimillonarios recaudaría cerca de 250.000 millones de dólares y gravaría aproximadamente a unas 3.000 personas, en línea con la propuesta elaborada el año pasado por el investigador francés Gabriel Zucman con motivo de la reunión del G20. “Por primera vez desde que se creó el G20 en 1999 sus miembros coincidieron en que hay que resolver la forma en que se grava a los más ricos y se comprometieron a hacerlo”, había comentado Zucman en aquel momento.

Atendiendo las principales críticas que suelen acompañar a este tipo de iniciativas, los firmantes señalan que si bien siempre se han predicho que generarían desastres de todo tipo, “ni la experiencia histórica ni el conocimiento económico respaldan sus afirmaciones [...] El crecimiento y la innovación claramente no han sido aniquilados por la tributación progresiva sobre la renta”. A este respecto, “el impuesto mínimo para los ultrarricos simplemente completaría la revolución iniciada hace un siglo al someterlos hoy a las mismas reglas que el resto”.

“Francia tiene la oportunidad de liderar el camino”

Como recuerda el artículo, la Asamblea Nacional francesa votó en febrero a favor de un impuesto de estas características para gravar los patrimonios superiores a los 100 millones de euros. “Aunque el Senado se oponga a este avance, no cabe duda de que esta propuesta es una señal de la buena racha histórica”. En efecto, “el movimiento internacional está en marcha”, dado que a lo anterior se suman también los esfuerzos impulsados por Brasil, España, Sudáfrica y Chile.

También recuerdan que Francia fue el primer país en introducir el impuesto al valor agregado en 1954, un camino que posteriormente fue adoptado por la mayoría de los países. En aquel momento, “gravar el consumo y eximir el ahorro podría justificarse tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el capital y la desigualdad de la riqueza se encontraban en niveles históricamente bajos”. Sin embargo, ahora ocurre lo contrario. “Si el IVA fue el impuesto de la posguerra, el impuesto a los ultrarricos es el que necesitamos hoy en una era de fortunas en alza”.

¿En qué contexto se enmarca esta propuesta?

De acuerdo con las estimaciones del Laboratorio de Desigualdad Global (WID por su sigla en inglés), el 1% más rico concentra cerca del 38% de la riqueza global. Si se considera la proporción que captura el 10% más pudiente, esa cifra escala al 76%. En el otro extremo, el porcentaje de la riqueza que está en manos de la mitad de la población mundial de menor patrimonio es de apenas el 2%. En el caso de América Latina, los datos indican que el 1% superior de la distribución patrimonial concentra el 77% de la riqueza total de la región, mientras que a la mitad de abajo le corresponde apenas el 1%.

El vertiginoso ascenso de los superricos

Como advierte un articulado publicado por la revista Forbes,2 “los multimillonarios del mundo siempre han sido ricos y poderosos, pero nunca tanto como ahora”. A modo de ejemplo, la administración de Donald Trump incluye al menos a diez multimillonarios, además de Elon Musk, que estuvo a cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental y al día de hoy es la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto estimado en 342.000 millones de dólares (147.000 millones más que el año pasado). Le siguen Mark Zuckerberg y Jeff Bezos, que también incrementaron su riqueza este año y acumulan cerca de 216.000 y 215.000 millones de dólares respectivamente.

Según los últimos datos recopilados por esta publicación, el número de multimillonarios alcanzó un récord histórico este año, dado que son 3.028 las personas que forman parte de este club (gráfico 1), 247 más que el año pasado. De ese total, 902 son ciudadanos estadounidenses, 516 de China y 205 de India. “Más del 50% de todos los listados son ciudadanos de uno de estos tres países, pero en total 76 naciones y dos territorios semiautónomos tienen al menos un multimillonario, incluyendo a Albania por primera vez”.

Foto del artículo 'Tax the rich: el debate sobre la imposición a la riqueza'

Además, se advierte que, “por primera vez en la historia, tres personas superan los 200.000 millones de dólares, formando parte del récord de 15 miembros del Club de los 100.000 millones de dólares, el grupo de élite que encabeza la lista, cuyos patrimonios netos superan los 12 dígitos”.

Por su parte, la riqueza que acumulan entre ellos también tocó un máximo histórico, al situarse en el entorno de los 16,1 trillones de dólares, 2.000 millones más con respecto a 2024 (gráfico 2). Para dimensionar estas cifras, lo anterior supera el PIB de todos los países del mundo con la excepción de China y Estados Unidos.

Foto del artículo 'Tax the rich: el debate sobre la imposición a la riqueza'

¿Por casa cómo andamos?

En Uruguay el debate sobre la posibilidad de gravar al 1% de mayor riqueza continúa tomando fuerza, más allá de que no formaría parte de las innovaciones tributarias que podrían venir con el nuevo presupuesto.3

Según las estimaciones, el 1% más rico de nuestro país incluye aproximadamente a 25.000 personas o 10.000 hogares, que son los que cuentan con un patrimonio superior al millón de dólares (este es el umbral mínimo, dado que hay un máximo estimado en al menos 1.000 millones de dólares). Como indican los economistas Mauricio de Rosa y Joan Vilá, la consideración conjunta de la evidencia que surge de las múltiples investigaciones que han abordado esta cuestión estima que este 1% acumula entre el 35% y el 45% del total de la riqueza nacional. Estos niveles suponen que la desigualdad de la riqueza nos ubica próximos a países que son muy desiguales, como Estados Unidos, Colombia o Brasil.

Dado que la masa potencialmente gravable de patrimonio equivale al PIB (cerca de 80.000 millones de dólares), un impuesto del 1% a este grupo recaudaría cerca del 1% del PIB, es decir, unos 800 millones de dólares.4

Según los investigadores, la evidencia sobre la afectación que este tipo de impuestos podría generar sobre el ahorro o el trabajo arroja resultados mixtos. La clave, en ese sentido, pasa por el diseño específico que termine adoptando, que puede suponer el éxito o el fracaso de este tipo de iniciativas (dado, entre otras cosas, las estrategias de elusión que podría incentivar). Con respecto a este punto, argumentan que su instrumentación debe articularse con la de otros impuestos, de forma de capitalizar el diseño actual que tiene el sistema tributario uruguayo para aprovechar su potencial recaudatorio.

Esto, a su vez, requiere de un análisis profundo sobre el patrimonio de los uruguayos, que incluya, entre otras, cosas, si está en el país o en el exterior (y en qué proporción), si tiene como destino inversiones productivas o no y cómo se distribuye a nivel de sectores institucionales (empresas y hogares).

Más allá de estas consideraciones, del debate reciente se desprende que tanto la literatura especializada a nivel mundial como la evidencia y la investigación acumulada para el caso uruguayo, indican que es viable introducir un impuesto de estas características. En efecto, se trata de una decisión de naturaleza política, no técnica.


  1. “Tax on ultra-rich: ‘France has the opportunity to lead the way’, say Nobel Prize-winning economists”, Le Monde. La carta está firmada por Daron Acemoglu, George Akerlof, Abhijit Banerjee, Esther Duflo, Simon Johnson, Paul Krugman y Joseph Stiglitz. 

  2. Forbes’ 39th Annual World’s Billionaires List: More Than 3,000 Worth $16 Trillion

  3. Andrade sobre el planteo de gravar al 1% más rico: “El programa del FA no habla de no tocar impuestos”, la diaria; “Senadores frenteamplistas impulsan discusión a la interna para gravar al 1% más rico con un impuesto para atender la pobreza infantil”, la diaria

  4. De Rosa, M., Vilá, J. (2024). “Taxing the rich in Latin America: revenue and distributional effects of a wealth tax”. Serie Documentos de Trabajo, DT 14/2024. Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Universidad de la República, Uruguay.