De acuerdo con la trayectoria que marca la programación macroeconómica del presupuesto, la variación de los precios al consumo superará la variación del tipo de cambio (la inflación será mayor que la depreciación del peso), lo que implica que el desvío de precios relativos actual no experimentará cambios relevantes durante los próximos cinco años.
En otras palabras, los problemas de competitividad se mantendrán, dado que Uruguay permanecerá caro en dólares: el tipo de cambio real continuará por debajo del promedio histórico. Concretamente, se espera que los precios internos aumenten por arriba del 20% durante el próximo quinquenio, mientras que la suba del dólar prevista para ese mismo período asciende al 11%.
Según el último informe del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), esto “nos dejaría a fin de 2029 en una situación aún menos competitiva que la actual”, teniendo en cuenta, además, que no está prevista una reducción significativa de los costos de producción.1 Con estos supuestos, advierte el documento, “el encarecimiento relativo promedio en el período 2025-2029 se situaría 22% por debajo del promedio histórico” (gráfico).
En particular, el problema de precios relativos es más agudo a nivel regional, producto del abaratamiento que ha procesado la economía brasileña durante el último año (como consecuencia de la depreciación del real en un contexto de inflación relativamente baja).
En el caso de Argentina, el diferencial de precios actual se ubica muy por debajo de los picos observados en 2022 y 2023, pero esta situación podría cambiar como consecuencia del salto cambiario que tuvo lugar luego de conocido el resultado de las elecciones en la provincia de Buenos Aires.
En ese sentido, la incertidumbre sobre la capacidad del gobierno de alterar el rumbo económico es altísima –como evidencia la escalada reciente del riesgo país–, lo que continuará presionando al alza al tipo de cambio en la vecina orilla. Como referencia, la cotización del peso argentino frente al dólar cerró ayer en torno a 1.432 pesos (valor de compra para el dólar oficial), aproximándose al techo de la banda de flotación que comenzó a implementarse a partir de abril.
Si bien el Fondo Monetario Internacional ratificó el martes su apoyo al programa económico del gobierno, los últimos anuncios oficiales por parte de este no sugieren un cambio de rumbo ni una modificación de la estrategia, lo que lo mantendría en una senda de colisión que no augura nada bueno de cara a los próximos meses.
En un escueto comunicado, la portavoz del organismo, Julie Kozack, señaló que “el personal técnico del FMI colabora estrechamente con las autoridades argentinas en la implementación de su programa para consolidar la estabilidad y mejorar las perspectivas de crecimiento del país”, y que respaldan el compromiso “de garantizar la sostenibilidad del marco cambiario y monetario del programa, así como su constante adhesión al ancla fiscal y a la agenda integral de desregulación”.
¿Qué es el tipo de cambio real?
En general, cuando hablamos del tipo de cambio hacemos referencia al tipo de cambio nominal, que es la cantidad de pesos que son necesarios para comprar un dólar. De forma más general, es la cotización de una moneda nacional con relación a una moneda extranjera.
Cuando el tipo de cambio nominal aumenta, decimos que la moneda nacional se está depreciando y que eso ayuda al sector exportador (porque lo hace más competitivo afuera). Sin embargo, por sí solo, el tipo de cambio nominal no es informativo sobre la situación de la competitividad en una economía, o, de otra manera, sobre qué tan caro o barato está el dólar.
Esto es así porque no nos cuenta la otra pata relevante de la historia: ¿qué pasa con la inflación y con los precios domésticos? Entonces, para reflejar el valor real del dólar, o su poder adquisitivo, recurrimos al tipo de cambio real (TCR).
El TCR es un indicador de precios relativos que muestra la evolución de los precios domésticos medidos en términos de moneda extranjera respecto de la evolución de los precios internacionales o de una economía puntual. Por ejemplo, el TCR bilateral con Argentina refleja el poder de compra del dólar en nuestro país contra el poder de compra del dólar en Argentina. Si bien como indicador de competitividad tiene sus limitantes, la trayectoria del TCR contribuye a arrojar luz sobre la situación en materia de competitividad.
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Ceres. “La realidad, los supuestos y las interrogantes del Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional 2025-2029”. ↩