Según se informó en la revista Contextos, de la Asociación Filosófica del Uruguay (AFU), el primer Campamento Filosófico, realizado en 2016 en Kiyú, departamento de San José, reunió a 73 jóvenes de entre 15 y 18 años de varias localidades del país. Participaron jóvenes de Artigas, Vichadero, Rivera, Paysandú, Guichón, Piedras Coloradas, Treinta y Tres, Young, Río Negro, Colonia, Carmelo, Dolores, Soriano, Sauce, Progreso, Montevideo y Maldonado. En el último número de la revista, publicado en abril de este año, se compartieron testimonios que enviaron los estudiantes a la AFU como evaluación de la experiencia, que implicó el cierre de las Olimpíadas Filosóficas del año pasado.

“Quería compartir con ustedes mi opinión acerca del campamento filosófico al cual concurrí, opino muy sinceramente que fue una experiencia increíble, donde debatí con jóvenes de mi edad pero de distintas localidades, aprendí muchísimo y conocí gente espectacular que me hizo pensar y reflexionar, es más me hubiese gustado quedarme unos cuántos días más, pero bueno, esa fue mi opinión, les mando saludos”. Lucas, UTU Paysandú.


“Para alguien como yo, un evento de tal duración a una distancia considerable de mi hogar es simplemente aterrador. El hecho de abandonar mi zona de confort y forzar a este pequeño ser antisocial a convivir y compartir con desconocidos planteó un gran desafío a mi persona; y como mujer adulta que soy, quise salir corriendo. Sin embargo, no lo hice; y no tengo palabras para describir cuán agradecida estoy por eso. Para mi sorpresa, este campamento significó la experiencia más enriquecedora y gratificante que tuve en años. De la mano de los profesores, estudiantes, organizadores y coordinadores, entre todos tuvimos vivencias inolvidables. Fue francamente hermoso y esperanzador conocer jóvenes con tanta pasión y capacidad, personas tan lindas y llenas de ideas.

Significó más de lo que soy capaz de expresar, incluso semanas después me sigue conmoviendo el hecho de que me hicieron sentir cómoda y aceptada donde normalmente me siento sola y fuera de lugar. Es increíblemente inspirador ver a tantos jóvenes construyendo su pensamiento sobre las ideas de muchos otros, debatiendo apasionadamente y luego verlos compartir el almuerzo o un juego en la playa, demostrando una conexión y compañerismo emocionantes. Tanto la propuesta por parte de los docentes organizadores como los momentos de actividades recreativas de la mano de Berny, Fafa, Iohan, el Pollo y el Abuelo, fueron ideales.

La mezcla perfecta de trabajo y placer, con el toque justo de diversión y aprendizaje. Los vínculos que allí formamos y la experiencia que juntos compartimos, nos sirven como recordatorio de que por más distintos que seamos, aunque vengamos de diferentes lugares y con otras costumbres, nuestros corazones laten como uno. Además de todo lo que aprendí, me llevo esto: la esperanza que estos chicos me dieron, la confianza y pasión que demostraron; el respeto por la opinión del otro y nuestras ganas de cambiar el mundo. Me pareció una experiencia fascinante, y espero que se repita”. Isabel, quinto año, liceo de Progreso, Canelones


“El campamento de filosofía ha significado para mí un espacio en el cual pude exponer mis ideas y debatirlas con personas que no conocía, lo cual resultó muy significativo ya que todos aportamos opiniones diferentes y desde puntos de vista diferentes. A su vez estos tres días han sido más que constructivos, no sólo desde el punto de vista intelectual, formal, sino que también ha sido una gran experiencia de relacionamiento, conocimiento con y de personas diferentes, de diversas procedencias. El estar conviviendo con ellos durante tres inolvidables días ha generado ese sentimiento de unión, equipo, amigos, 'familia', lo cual desde mi punto de vista ha sido el punto más alto del campamento, sin dejar de lado el principal cometido debatir, 'filosofar'. Otro aspecto a destacar es el lugar en el cual se ha realizado, no sé si por consecuencia de un estudio específico o casualidad, sea cual sea el método, opino que el lugar es realmente 'mágico', escapa de toda realidad prácticamente aislado, desconectado del resto del mundo, en ese lugar el tiempo pasa sin complicaciones, realmente fueron tres días en los que olvidé mis compromisos, problemas, cosas a resolver, ya que todo se deducía en armonía, un perfecto entorno entre naturaleza y sabiduría. No me queda más que agradecer por esta increíble oportunidad”. Javier, Paysandú.


“El campamento filosófico resulto ser para mí una gran experiencia, fueron días inolvidables en los cuales la pasé muy bien, me ayudó a reflexionar sobre ideas que tenía de vida y ver otras perspectivas. Sin mucho más, creo que sería muy bueno que hubiera más campamentos así para que más personas puedan ver lo bueno que es”. Leonardo, de Sauce, Progreso.