Desde Bella Unión hasta Montevideo, pasando por localidades como Fray Marcos, en Florida, entre el 19 y el 28 de octubre la Semana de la Robótica y la Programación de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) reunió a más de 800 estudiantes y docentes en diferentes actividades sobre la temática. Organizada por el departamento de Tecnología Educativa del Consejo Directivo Central de la ANEP, la Coordinación de Informática del Consejo de Educación Secundaria y por los Centros MEC, la actividad tuvo como protagonistas a los estudiantes que en muchas ocasiones fueron los encargados de dictar los talleres para otros compañeros y docentes.

Por ejemplo, un grupo de estudiantes del liceo 22 de La Teja fue el encargado del taller “Crear videojuegos con Scratch”, que convocó a otros liceales y a distintos docentes que se acercaron para aprender sobre el lenguaje de programación. Según dijeron los jóvenes a la diaria, su público objetivo eran los adolescentes que acaban de ingresar a la enseñanza media, a quienes buscaban transmitir algo de lo que aprendieron sobre programación en las clases de informática de primero y segundo año. “Movimiento y cambio de fondo es bastante fácil, puntos y variables es lo más difícil”, comentó una de las estudiantes devenida tallerista mientras demostraba lo fácil que maneja el amplio mundo del Scratch.

José Miguel García, del Departamento de Tecnología Educativa de la ANEP, destacó la participación en varias localidades del interior del país: “Entendemos que es muy importante que a nivel local haya capacidades para trabajar en estas temáticas. Con este tipo de actividades procuramos poner en contacto a gente que está trabajando en los distintos ámbitos –secundaria, UTU o primaria–, de manera que se conozcan a nivel local. En algunos lugares funciona muy bien porque se han establecido referentes naturales de consulta”.

Una apuesta

García entiende que “el trabajo del docente tiene que cambiar” y, cada vez más, “pasar de una clase expositiva a una dinámica de construcción del conocimiento junto con los chiquilines”. “En los talleres de robótica y programación esto pasa mucho, porque el docente se encuentra con un montón de cosas que no sabe y se apoya mucho en sus alumnos, desde hace varios años estamos promoviendo que sean los chiquilines los que den talleres a otros chiquilines”, añadió.

Según García, “cuando la robótica y la programación se trabajan bien, los estudiantes aprenden mucho de los procesos de aprendizaje: aprenden a resolver problemas dividiendo en partes más pequeñas para encargarse de cada una por separado, se dan cuenta de que son capaces de desarrollar elementos tecnológicos que resuelvan los problemas que ellos mismos plantean”. Asimismo, valoró que el rol del docente sigue siendo fundamental, “en el sentido de que son los profesores quienes vinculan ese potencial con los procesos de aprendizaje que específicamente quiere alcanzar a través del currículum”. Al respecto, mencionó que se apuesta a una educación en la que los estudiantes “no memoricen, sino que piensen y resuelvan problemas”.

Si bien los temas de robótica y programación educativa están presentes en la agenda uruguaya desde hace 25 años, para García estuvieron estancados hasta el impulso que se les dio desde Plan Ceibal cuando llegaron computadoras y kits de robótica a los centros educativos de la ANEP. Según contó, los docentes se fueron actualizando a medida que llegaban los nuevos materiales y, a pesar de que muchos sienten que no saben lo suficiente, “otros muchos se integran a esto, básicamente por medio de los talleres donde descubren nuevas herramientas que después pueden llevar al aula”. “Cada vez más docentes se animan con esos pocos conocimientos a participar en un proceso de coaprendizaje con sus alumnos, deciden asumir el riesgo de presentar propuestas aunque no las dominen”, agregó. Según consideró García, la principal razón para tomar el riesgo es “ver el entusiasmo y los procesos de aprendizajes de los chiquilines, eso es lo que hace que cualquiera se anime”.

Tortugas y gatos

La Semana de la Robótica y la Programación se enmarcó en el cuarto día internacional de Tortugarte, un lenguaje de programación. Tortugarte y Scratch son los lenguajes más extendidos porque están incorporados en las ceibalitas. Son lenguajes especialmente creados para niños, “que tienen la ventaja de tener un piso muy bajo y un techo muy alto; o sea, es muy fácil acceder y, una vez que se logra, se pueden desarrollar proyectos muy interesantes”, afirmó García. El Scratch está orientado a lo visual, por eso los jóvenes pueden hacer fácilmente videojuegos, mientras que Tortugarte hace énfasis en los movimientos geométricos.