Con el objetivo de poder extender algunas experiencias que hasta ahora se hacen en algunas escuelas, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) habilitó la presentación de propuestas educativas que incluyen que los niños pasen una noche en la escuela. La Dormilona le llaman en la escuela 11 y la Dormida en la escuela 146, ambas de Montevideo, escuelas en las que maestras y profesores de educación física organizan actividades durante todo el año que tienen su punto cúlmine cuando, a fin de año, los niños pasan una noche en la escuela.

La resolución, aprobada el 16 de marzo, asegura que este tipo de experiencias tiene varios aspectos positivos, tanto para los alumnos como para las propias escuelas. “Suma a la diversificación de ofertas de aprendizaje y ampliación de tiempo escolar, fomentando el aprendizaje vivencial y gratificante; favorece el tránsito educativo de un nivel a otro, otorgándoles confianza y seguridad, así como protección de su autoestima; apuesta a la autonomía de los centros y confianza en su colectivo docente con la finalidad para estos de mejorar sus prácticas; favorece la construcción de ciudadanía, de convivencia pacífica, sentido de pertenencia y fuerte trabajo con las familias y la comunidad”, menciona el documento.

“La idea es apoyar propuestas que tienen un trabajo llevado adelante por un colectivo docente, que tiene un proyecto pedagógico de centro que culmina con una actividad puntual, que tiene un valor de sociabilización, de apertura a la comunidad, de integración, y que les da sentido de pertenencia a los niños de su escuela”, explicó la directora de la asesoría técnica de Educación Física del CEIP, Marta Machado. A los niños, aseguró Machado, explorar el mismo edificio al que van de día, pero de noche y vacío, “les cambia la visión de su escuela, donde ‘no sólo aprendí a leer, sino que participé de una jornada especial, me quedé a dormir’; tiene un valor simbólico”. La apertura de la escuela, añadió la profesora de educación física, tiene que ver con que los padres “permitan que sus hijos se queden en la escuela, que al otro día vayan a desayunar con ellos, que participen en las actividades preparatorias de la noche”.

Por otro lado, la resolución del CEIP destaca que este tipo de experiencias “favorece la etapa de precampamentos del CEIP y su posterior implementación”, algo que ratificó Machado, ya que desde primaria se está buscando incursionar en los campamentos. Actualmente, señaló la profesora, el CEIP tiene dos campamentos propios, uno en Parque del Plata y otro en Minas, y pasar por esa experiencia de tres días y dos noches “no es lo mismo para un niño de sexto año, que ya está grande, que para uno de primero”. Estas actividades que implican dormir en la escuela, cuando para muchos es la primera vez que duermen fuera de su casa, son evaluadas como parte de la “etapa de precampamento”, por lo que suman otro valor, comentó la docente.

El CEIP estableció algunos requisitos para aprobar las actividades: que estén dadas las condiciones de seguridad, la cobertura médica, el espacio, alimentación e higiene, los permisos de las familias y que se cumpla la normativa en cuanto al número de docentes por niño. También se enfatiza en que la propuesta sea parte de un proyecto o hilo conductor con distintas instancias a lo largo del año, que se presente en el primer semestre del año y que sea acompañada por la coordinación de Educación Física de dicha jurisdicción y la inspección departamental.

La resolución menciona dos antecedentes de estas experiencias: la de la escuela 146, de Paso de la Arena, y la de la escuela 11, de Jacinto Vera. En ambos casos la noche que los niños pasan en la escuela es una actividad especial de cierre de talleres que se hicieron a lo largo del año, en las que también participan las familias de los estudiantes. La Dormilona en la escuela 11 se organiza con los niños de nivel 5, mientras que en la 146 con los niños de nivel 4 y 5 se organiza un fogón, y con los de primer año de escuela una Dormida.