“Estamos convencidos de que tenemos que tomar decisiones, el país no puede dilatar más este proceso de cambio”, comenzó diciendo el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva. Se refería a las transformaciones que pretende impulsar al frente del organismo que, si bien tendrán un componente importante en una reforma curricular de la educación obligatoria, apunta a más. Según ejemplificó el jerarca, también se apunta a cambiar la formación docente y las condiciones para propiciar la carrera de los educadores, asunto que discutió el Codicen este miércoles.

Después de una primera mesa de diálogo con representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria, se realizó una segunda, a la que se convocó a integrantes del ámbito académico de la educación y a instituciones que cuentan con oferta terciaria. Con la moderación de Isabel Varela, de la Unidad de Diseño y Desarrollo Curricular del Codicen, intercambiaron sobre cómo debería ser la educación de ahora a 20 años representantes de UTU, el Consejo de Formación Docente (CFE), la Universidad de la República (Udelar), la Universidad Tecnológica (Utec), dos académicos elegidos por el Consejo de Rectores de las Universidades Privadas, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), la Asociación de Institutos de Educación Privada (Aidep) y la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec).

En general, los panelistas acordaron que discutir cambios curriculares equivale a pensar cómo serán los ciudadanos del futuro y, en ese sentido, concordaron en que la currícula debería pensarse a partir de competencias antes que de contenidos. Al respecto, el rector de la Universidad ORT Uruguay, Jorge Grünberg, planteó que “la cacería del contenido correcto es imposible” en el mundo actual. Por ello, planteó que “el énfasis de la discusión” debería estar “en métodos y en vínculos”, que son “menos tangibles y difíciles de conceptualizar, pero la única manera de generar una transformación sostenible”. Además, señaló que en los últimos años hubo competencias o capacidades que han disminuido su valor y entre ellas nombró a la fuerza física, la memorización, el cálculo y saber clasificar, ya que muchos de esos procesos se han automatizado.

En suma, y “aunque asuste un poco”, analizó que probablemente las capacidades deductivas e inductivas “sigan el mismo camino”. Según valoró, “la inteligencia artificial le pega a la educación” y afirmó que posibilita “llegar a soluciones correctas pero sin saber cómo”. Para Grünberg, ello implica un cambio “casi tan grande” como cuando se dejó de explicar el mundo a partir de la religión y surgió el método científico. Según el rector, es probable que se produzca “un nuevo cambio de paradigma”, que traerá problemas en la educación, ya que la relación de la persona con el conocimiento se seguirá alterando: se pasará del paradigma aprendo-aplico-reaprendo a aprender aplicando y aplicar aprendiendo, según sostuvo.

Competencias

Alejandro Di Lorenzi, de Aidep, llamó a “evitar falsas dicotomías” entre contenidos y competencias, ya que unos requieren de las otras y viceversa. Además, dijo que hasta hace poco “‘competencia’ era una mala palabra” en el sistema educativo y celebró que hoy se haya incorporado a la jerga. Por su parte, Ignacio Cassi, de Audec, habló de que debe diferenciarse entre competencias “más específicas” y otras “más transversales”, que funcionan como una base de las primeras. Según nombró, se debe formar a individuos que sean capaces de “gestionar adecuadamente sus emociones y sentimientos”, que vivan con libertad y desarrollen acciones con coherencia interna. También dijo que es necesario que tengan confianza en las personas con las que se vinculan y que cuenten con creatividad, capacidad analítica, espíritu crítico y proactividad.

Para Cassi, se deben formar “aprendices competentes”, para lo que es importante desarrollar la curiosidad y el “interés por descubrir lo nuevo”. Según dijo, el docente debe ser capaz de acompañar al estudiante en ese proceso y lograr trabajar en su motivación, que es necesaria para que se logren aprendizajes. Acerca de cómo deberían ser diseñados los espacios curriculares, entendió que deben ofrecer posibilidades para que el joven “vaya tomando decisiones”, no sólo a nivel de cursos optativos sino también en las formas de evaluación.

El integrante de Audec consideró que deben trabajarse competencias en comunicación y habló del “plurilingüismo” como una “necesidad para los jóvenes de hoy”. En suma, apuntó que deben ser capaces de desarrollar habilidades cooperativas que les permitan trabajar en equipo, para lo que también deben incorporar aspectos relacionados “con la delegación y poder asumir distintos roles”. También mencionó que deben abordarse aspectos para la “construcción de ciudadanía ambiental”, el compromiso con los derechos humanos y “con causas que trascienden fronteras”. En el listado de competencias, Cassi también nombró la pluralidad, a la que definió como la capacidad para “valorar y reconocer diferencias” a la hora de trabajar con otros.

En representación del CFE, Beatriz Macedo mencionó que los jóvenes deben ser capaces de “tomar decisiones con fundamento y argumento”, y desarrollar competencias de “acceso crítico a la información”, a la que “hay que saber transformar en conocimiento”. Al igual que otros panelistas, nombró las habilidades socioemocionales y, en particular, la de habitar “de manera empática en los distintos contextos en los que les toque actuar, que no sabemos cuáles van a ser”. En ese sentido, dijo que es necesario que quienes pasen por la educación obligatoria sean capaces de adaptarse a los cambios, pero también de promoverlos.

Tránsito entre niveles

Juan Cristina, prorrector de Enseñanza de la Udelar, consideró que “la educación no es neutra”, ya que “siempre está basada en un conjunto de valores” e ilustró que en el caso de la universidad se apunta a formar “ciudadanos libres y responsables” en base a la defensa del sistema democrático republicano de gobierno y de los derechos humanos, entre otros. Según Cristina, la Udelar entiende que la universalización de la educación terciaria es condición “sine qua non” para que los uruguayos “puedan tener una vida digna en la sociedad del conocimiento”.

El tránsito entre subsistemas fue otro tema que estuvo planteado en el intercambio y, al respecto, Cristina habló del desarrollo del programa Progresa de la Udelar, por el que se capacita a 1.500 tutores por año para que estudiantes universitarios orienten a pares que recién ingresan a la institución. El prorrector planteó que es necesario romper “compartimentos estancos” entre las instituciones del sistema para, por ejemplo, compartir información sobre la trayectoria previa de los estudiantes y las dificultades que se presentan en el siguiente nivel.

Para Laura Donya, de la Utec, al hablar de la finalización de ciclos educativos se deben tener en cuenta las desigualdades sociales y educativas. En ese sentido, dijo que es importante discutir sobre cómo formar a quienes están dentro del sistema, pero también pensar en qué queremos hacer con quienes tienen ciclos educativos incompletos o quedaron “por fuera del sistema y han profundizado brechas de aprendizaje”. Al respecto, el rector de la Universidad Claeh, Carlos de Cores, señaló que deberían explorarse mecanismos alternativos para cumplir con los requisitos de ingreso a las carreras universitarias. Según indicó, la normativa vigente deja abierta la posibilidad para que se acrediten “formaciones equivalentes”, tanto a partir de desarrollos educativos como laborales. Si bien admitió que “no es fácil”, ya que se aleja de las lógicas de “planes de estudio cerrados” y “fáciles de evaluar”, consideró que en una época “líquida” y “fluida” sería importante encontrar mecanismos más flexibles de acceso a la universidad.

Aportes desde la investigación y la innovación

Flavio Caiaffa, presidente de la ANII, dijo que desde ese organismo se visualiza la necesidad de “transferir el valor de la investigación científica, la innovación y emprendedurismo” a los estudiantes desde edades tempranas. Además, planteó que en la educación debería ponerse el foco en la resolución de problemas reales y trabajar desde enfoques que permitan “aprender haciendo”, como el que se promueve desde algunas líneas del Plan Ceibal. En suma, desde la ANII entienden que la enseñanza del inglés en todos los niveles se debe seguir profundizando y aumentar la carga y la exigencia, ya que “es la manera de conectar a un país relativamente aislado de los grandes circuitos de conocimiento”.

Caiaffa habló de la importancia de “mejorar la enseñanza de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática en todo el sistema educativo y, de esa forma, “aumentar la cantidad de estudiantes que aprendan a disfrutar de materias científicas”, que, según estimó, “serán las más demandadas en el futuro”. Por su parte, dijo que es necesario “enfrentar estereotipos” que hacen que el porcentaje de mujeres que acceden a carreras de esas disciplinas “sea muy bajo”, y planteó que sería deseable “promover uso de datos e información objetiva para la toma de decisiones” y evitar “sesgos cognitivos”.