El libro Mejores futuros para la educación, editado por la Unesco, reconoce al Plan Ceibal como un programa que innovó durante la pandemia. La publicación, coordinada por el uruguayo Renato Opertti, de la Oficina Internacional de Educación de Unesco, y por el director de la Iniciativa de Innovación Educativa Global y del Programa de Política Educativa Internacional de la Universidad de Harvard, Fernando Reimers, destacó el rol que tuvieron las acciones enmarcadas en lo que se denominó “Ceibal integrado”.

En ese sentido, apuntaron que genera una “mejora gradual” del sistema de gestión del aprendizaje existente, “que puede hacer que la educación sea más efectiva”. A su vez, valoraron que también puede brindar “más oportunidades” a los estudiantes “para dirigir su aprendizaje a través del acceso directo a contenido digital a través de sus propias computadoras portátiles, lo que lo convierte en una innovación evolutiva”.

En el capítulo dirigido al Plan Ceibal, escrito por el presidente del organismo, Leandro Folgar, se explica cómo fueron los pasos que tomó el programa para tratar de que ningún estudiante se desvinculara del sistema educativo. En ese marco, Folgar escribió que el Ceibal tuvo que remodelar su servicio de conectividad, creando así una estrategia para dar acceso gratuito a todos los estudiantes y docentes del país.

El jerarca apuntó que hicieron hincapié en la conectividad como “elemento indispensable” para acceder a la educación y que por ello se amplía la definición del “derecho a la educación”. También destacó la importancia del “maestro en formación en pedagogías digitales” para “construir sistemas educativos más resilientes”.

A diferencia de otros países de la región y el mundo, Uruguay fue vanguardista al crear en 2007 el Plan Ceibal, durante el primer gobierno del frenteamplista Tabaré Vázquez, tomando como inspiración la idea de “one laptop per child”, que dos décadas antes tuvo el informático estadounidense Nicholas Negroponte para disminuir la brecha digital entre los países menos desarrollados.

Al respecto, Folgar entiende que cuando la pandemia llegó a Uruguay, el país se encontraba en una “posición privilegiada” a la hora de enfrentar el “desbaratamiento” ocasionado por la covid-19. “La infraestructura y el soporte y desarrollo existente permitieron crear rápidamente una estrategia que permitió la continuidad escolar” vía virtual, expuso. Sin embargo, indicó que cuando se cerraron las escuelas las “debilidades subyacentes del sistema” se hicieron notar. “A pesar de toda la infraestructura tecnológica disponible, menos de la mitad de los estudiantes y docentes en el sistema educativo tenía suficiente capacitación, conocimientos y experiencia para migrar completamente a la enseñanza y el aprendizaje en línea”, apuntó.

Además, lamentó que muchos estudiantes y profesores no estuvieran utilizando los sistemas de contacto a su disposición para continuar la educación en este tipo de situaciones. Como primera respuesta, en 2020, luego de que cerraran las escuelas por los primeros casos de covid-19, se creó “Ceibal en casa”. Ese programa, que fue una “fase de contingencia” con un enfoque reactivo a la emergencia sanitaria, condujo al “replanteamiento” de formatos y enfoques pedagógicos. Según destacó Folgar, durante esa primera fase, la solución fue accesible para la mayor parte de la comunidad educativa nacional: 88% en los estudiantes y 95% en docentes. Más allá de esos datos, fue principalmente para mantener contacto e intercambiar materiales de aprendizaje entre alumnos, profesores y familias. “Se requirieron más acciones para proporcionar acceso sistémico a estudiantes vulnerables y permitir un uso más estratégico para aprender de las comunidades”, algo que se abordó en la segunda fase, el Ceibal Integrado.

Ceibal integrado

Folgar indicó en el artículo que Ceibal Integrado “logró superar el desafío” de la conectividad facilitando el acceso gratuito a todos los estudiantes y docentes de todo el país. “Esto se hizo a través de un conjunto complejo de negociaciones y arreglos técnicos que permitieron la exoneración del consumo de datos para garantizar el acceso equitativo a la plataforma educativa nacional desde todos los dispositivos móviles y domésticos en todo el país”, estableció, en alusión a los acuerdos con Antel y la Administración Nacional de Educación Pública. Para el presidente del Ceibal, esta medida no tenía precedentes en Uruguay ni en la región y “fue clave” para garantizar la inclusión y la equidad en el acceso a la educación.

“Todos estos cambios hicieron accesible el sistema educativo público uruguayo si los estudiantes estaban en la escuela o en casa”, indicó, puesto que el acceso online y la videoconferencia para la educación pasó a ser completamente gratuita para todos los estudiantes del país. En tanto, informó que como consecuencia de ello, el uso de las plataformas y herramientas de videoconferencia se incrementó en un 25% si se lo compara con 2020. “La eliminación de obstáculos en la conectividad impactó sustancialmente el tipo de uso”, expuso, y aseguró que la plataforma Crea se convirtió en uno de los sitios más visitados del país durante el año pasado. Resaltó que previo a la pandemia sólo 48% de los estudiantes y 60% de los maestros tenían al menos “explorado este medio de comunicación” y sólo 10% de los estudiantes y profesores accedía a la plataforma diariamente.

Por último, Folgar concluyó que la tecnología “no es un componente neutral en el ecosistema educativo”, pero necesita ser desplegada “estratégicamente” para garantizar un “enfoque inclusivo y equitativo” de la educación.