“Necesitamos contenidos que rompan con temas que son tabúes” es una de las frases de estudiantes que toman los docentes de la asignatura Educación para la sexualidad de la UTU para manifestar su rechazo a que la materia obligatoria pase a ser un taller optativo. Según expresaron a través de un comunicado, solicitan “que se haga una revisión” de la propuesta y que el “área continúe en las condiciones que existe actualmente, donde se pueda trabajar con todo el estudiantado”.

El documento preliminar del Plan de Estudios de la Educación Básica Integrada presentado por el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) trajo cambios curriculares en los distintos niveles de la educación, entre ellos la UTU. Entre otras modificaciones, se plantea que la asignatura obligatoria de educación sexual, brindada en los dos primeros años del ciclo básico de UTU, pase a ser un taller optativo. Al respecto, el director general de UTU, Juan Pereyra, fundamentó a la diaria que en función de “las problemáticas” que suelen plantear los estudiantes, es “mucho mejor trabajarlas de una manera más distendida, que le llegue más al alumno, con más participación, y el formato en taller es mucho mejor”.

Sin embargo, los docentes de Educación de la sexualidad manifestaron que, al generarse el cambio de asignatura obligatoria a taller opcional, “no se garantiza el derecho de los estudiantes a recibir información sobre sexualidad ya que no podemos llegar a todo el estudiantado, sino sólo a aquellos que lo eligen”. En ese sentido, aseguraron que de efectuarse la modificación “no se logra un proceso de deconstrucción, ni aprendizaje significativo para el estudiantado en ese período (semestral) ya que uno de los objetivos del taller es realizar un proceso con sus pares y con su docente, apropiarse del espacio y de los distintos conocimientos abordados”.

Concretamente, para los docentes la nueva modalidad escapa a la concreción de que el espacio sea “verdadero en cuanto a tiempo, cantidad de estudiantes, vínculos de respeto y confianza” para “encuentros de reflexión y escucha”.

Remarcaron, por otro lado, que cotidianamente muchos estudiantes viven en sus casas “situaciones de violencia, abuso, acoso” y es justamente en la asignatura donde los adolescentes “entran en contacto con la información e identifican la situación”. Especificaron que en Educación para la sexualidad se trabaja, principalmente, temas vinculados con los derechos humanos y la prevención de la violencia, el acoso y el abuso.

En cuanto a la violencia en el noviazgo, por ejemplo, los docentes aseguraron que al abordar la temática “conjuntamente con la continuidad en cuanto a información y acompañamiento, para las y los estudiantes, se fomentan vínculos sanos y de equidad, que hacen a la prevención de relaciones violentas, favoreciendo así el empoderamiento, en el camino hacia la autonomía y autocuidado responsable en el marco de los” derechos humanos.

Al respecto de este último punto, en el comunicado recordaron que Uruguay “asumió un compromiso con el cumplimiento de los deberes asumidos ratificado en la carta Universal de los Derechos Humanos y los diferentes pactos a nivel internacional, para la construcción de ciudadanía y de promoción de la titularidad de derechos humanos en los educandos”. En ese marco, entienden que si la asignatura pasa a ser un taller curricular optativo, este compromiso no se estaría garantizando ni “cumpliendo como corresponde”.

Por último, los docentes subrayaron que con el cambio curricular el taller no sería “fijo obligatorio” sino que “quedaría a criterio de las direcciones”. En este contexto y tras los distintos argumentos planteados por los docentes, afirmaron que continuarán bregando para que puedan trabajar con todos los estudiantes, con miras a “lograr el desarrollo de un pensamiento crítico que posibilite legitimar la sexualidad como elemento inherente a los seres humanos más que la acumulación de contenidos e información per se”, “favorecer el desarrollo de roles sexuales en el marco de una dialéctica de valores basada en los derechos humanos, que propicie relaciones de respeto y equidad entre las personas, superando toda discriminación de género”, “promover conductas de responsabilidad recíproca en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual”, “favorecer un mayor conocimiento y relación con el propio cuerpo, como elemento de autoestima y de sustento del autocuidado de la salud”, entre otros puntos.