El viernes pasado la Mesa Permanente de la Asamblea Técnico Docente (ATD) del Consejo de Formación en Educación (CFE) emitió un comunicado en el que denunció irregularidades en la implementación de su nuevo plan y reclamó “la reactivación de una estructura académica que sostenga prácticas universitarias con rigor conceptual y metodológico”.

“Estamos viendo los problemas que tiene adelante el Plan 2023”, dijo a la diaria Liber Romero, presidente del Sindicato de Docentes de Formación en Educación (Sidfe). De acuerdo a lo planteado en el comunicado, el nuevo plan fue puesto en práctica en el primer año de todas las carreras de la Formación en Educación “sin los programas aprobados y sin la reglamentación de evaluación disponible”. A partir de eso, se generó “un conjunto de incongruencias” que provocó “incertidumbre” en estudiantes y docentes, expresó Romero.

Entre las situaciones a las que se han enfrentado, el presidente del Sidfe habló de una serie de excepciones que han tenido que hacer dentro de la actual normativa, porque si se aplicaran las modificaciones, “muchos de los estudiantes hoy no podrían aprobar los cursos”. Romero argumentó que “hay una superposición” entre los turnos que se rigen por el antiguo plan y por el nuevo, a partir del cambio en las cargas horarias. También se refirió a las disposiciones que establecen que un estudiante no puede cursar una materia más de tres veces. Según explicó, el programa de ingreso de los alumnos “no está adecuado a un plan semestralizado” ni “pensado desde un punto de vista digital”, porque una vez que se inscriben, quedan anotados durante todo el año. En el caso de no cursar una materia durante el segundo semestre, no tienen manera de darse de baja.

Romero agregó que “un montón de docentes que son efectivos, que se han especializado en determinada materia”, se están enfrentando a que su asignatura deje de existir, aspecto que es “sólo una parte” del conflicto que se irá resolviendo “sobre el momento”.

En ese marco, desde el Sidfe “seguimos pidiendo tiempo para pensar un plan”, manifestó. Si bien la solución más cercana es que se coordinen encuentros de un solo día para que los trabajadores puedan pensar “cómo tendrían que ser los planes” de 2º, 3º y 4º año, “la realidad es que eso atenta contra la profesionalidad docente”. “Los programas de un plan necesitan una evaluación seria en donde se reúnan las Salas Nacionales” pero con las transformaciones que se han realizado “no se pueden reunir porque el Consejo las descabezó al eliminar la figura del Coordinador Nacional”, enunció el presidente del Sidfe. Este fue uno de los puntos presentado en el comunicado, en el que se reivindicó el rol de los coordinadores académicos de los Departamentos Nacionales y los espacios de Salas Nacionales, “como elemento profesionalizante de los educadores”.

Desdibujados

Otro de los aspectos planteados en el documento es que se prescindió de las salas académicas a la hora de pensar los ejes temáticos y la bibliografía pertinente, y que los docentes encargados de realizar los programas fueron “designados de modo personal, sin seguir el orden escalafonario”. Algo similar sucede con los mentores, que “ocupan un lugar protagónico”, pero no son seleccionados en función de criterios académicos, sino que se eligen de forma particular.

A la vez fue rechazada la decisión de no abrir varias “carreras valiosas” para la actualidad -vinculadas a la carpintería, la construcción, las tecnologías digitales, y las telecomunicaciones- y la eliminación de los trabajos de egreso y las pasantías en las carreras de Maestros Técnicos y Profesores Técnicos. En la misma línea, se lamentó la desaparición de los títulos de Asistente Técnico de Primera Infancia y Asistente Docente de Laboratorio de Tecnologías Digitales. Según lo expuesto, esta modificación “reduce las posibilidades educativas de los bachilleres” y la “viabilidad de estudiar y trabajar en el mismo campo profesional de forma simultánea”.

En consecuencia, la ATD nacional, a partir de lo discutido en las ATD locales, destacó la necesidad de retomar mecanismos que fueron dejados de lado para profundizar el trabajo realizado por varios departamentos académicos durante los últimos años. Además resaltó que hubo un proceso de transformaciones y propuestas, como la de la Carrera de Educación Social, discutidas y analizadas con aportes de “todos los actores académicos”, hoy “desdibujados” y “en suspenso”.

También solicitó “en forma urgente” que se aclaren “los fundamentos epistemológicos, académicos y políticos con los que se definieron los cambios de la nueva organización del currículum”, y reclamó el funcionamiento de Comisiones de Carrera nacionales y locales como espacios de participación en los procesos de transformación curricular. Por último, el comunicado subrayó la importancia de la Comisión de Enseñanza y Desarrollo Curricular y se proclamó a favor de “la creación de una universidad de educación pública, autónoma y cogobernada”.