En la tarde de este miércoles, el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores del Consejo de Formación en Educación (CFE) fue sede de la presentación del informe “Bienestar docente en Uruguay: una exploración desde la perspectiva de docentes de educación primaria y media”.
El documento fue elaborado por el Departamento de Educación de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y el Plan de Protección de Trayectorias Educativas del CFE, con la financiación de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.
En la introducción el informe arroja conceptualizaciones sobre “bienestar docente”. Aunque asegura que hay varias definiciones, sostiene que “históricamente la investigación sobre bienestar docente se ha centrado en la prevalencia del estrés, el agotamiento y el síndrome de burnout”. También señala que durante los últimos años se ha profundizado también en “los aspectos positivos del bienestar, como la satisfacción con la vida, la capacidad de adaptación y el afecto positivo”. Las investigadoras manifiestan que con el paso del tiempo ha habido una “tendencia” a incorporar “nociones como el fomento de las habilidades socioemocionales, así como factores contextuales e institucionales como el liderazgo escolar”.
En ese marco, el estudio se desarrolló en dos etapas, una cuantitativa y otra cualitativa. El año pasado hicieron una encuesta online a 504 docentes de todo el país, el 78,37% de educación media y el 21,63% de primaria. Por otro lado, este año abordaron un estudio cualitativo con grupos focales de 36 docentes de Montevideo, Salto y Maldonado.
En ambos casos analizaron las condiciones laborales, la conexión emocional con los centros educativos, la autoeficacia y la satisfacción con el trabajo, entre otros puntos. Destacaron, aun así, que “la muestra no es estadísticamente representativa para la población docente de Uruguay”.
“Entender las condiciones para el bienestar docente implica estudiar el complejo entramado de tareas, roles, desafíos y frustraciones, recursos, vínculos, reconocimiento y equilibrio entre trabajo y vida personal, entre muchas cosas”, señalaron. Intentando entender todos esos puntos, el informe relevó y sistematizó los resultados y realizó una serie de sugerencias.
Una de las principales conclusiones a las que arribaron es que los docentes tienen “una gran sobrecarga laboral” como consecuencia de la “acumulación de tareas, sociales y administrativas, para las que no fueron formados y sin que dispongan de los tiempos suficientes”. La sobrecarga identificada “se agrava a la luz de una falta de roles de apoyo, sobre todo en educación primaria”, y a que el trabajo se lleva a cabo “en un contexto de falta de recursos e infraestructura adecuada que permita atender las necesidades básicas”, aseguraron.
Por otro lado, el relevamiento les permitió determinar que existe “una percepción de desprestigio de la profesión a nivel de la sociedad” y que eso genera una “presión sobre la salud y el bienestar docente”. Asimismo, sostienen que el “estrés” es uno de los factores comunes entre los docentes, que puede verse “en términos de angustia, frustración e impotencia o en forma somática”. Incluso, el estudio reveló que “el uso de psicofármacos parece estar elevado en esta población, así como la ocurrencia de afectaciones digestivas y de la columna”.
Por último, uno de los puntos más destacados por los docentes como un factor esencial para el bienestar son los vínculos, tanto con los colegas como con los estudiantes, las familias y los equipos directivos. Sin embargo, pudieron observar que “las condiciones de trabajo y formatos de contratación docente”, como el multiempleo, “obturan la construcción de vínculos duraderos”.
Las principales “amenazas” del bienestar docente
El mayor impacto en la satisfacción laboral de los docentes, según pudo relevar el estudio, lo tiene “la percepción de demandas laborales y los recursos disponibles para atenderlas”. Esta “sobrecarga” de tareas, además, las asocian “con el estrés y la angustia” y la adjudican “principalmente a la creciente demanda de tareas administrativas, así como de tareas de orden social que recaen sobre los docentes”, entre ellas “el manejo de la convivencia”.
Al respecto, los docentes de educación primaria mostraron una mayor “carga social”, debido a que declaran tener “tareas que apuntan al aseguramiento de las necesidades básicas de los estudiantes: su alimentación, protección de la violencia, su salud física, entre otros”. En particular se ven afectados aquellos docentes que trabajan con “población crítica”. Es que justamente los docentes “identifican el bienestar estudiantil como uno de los ejes centrales para definir su propio bienestar, así como en su reconocimiento de la carga emocional que les implica”.
Sobre este eje, en el informe se insta a “resolver el rol del sistema educativo como ente ejecutor de políticas de inclusión social en el Uruguay”, lo que implica “tomar decisiones claras sobre la asignación de recursos, la incorporación de nuevos roles en los centros educativos (como el educador social), la definición de tareas (particularmente en lo que afecta a la profesión docente), así como la formación necesaria para formar recursos humanos preparados para abordarlas”.
La formación de los docentes es otro de los puntos que identificaron como uno de los que afectan la sobrecarga descrita, ya que los docentes perciben “que no se cuenta con los conocimientos o habilidades necesarios” para atender las adversidades y necesidades. En este marco, en el informe señalaron que, debido a que “los cambios y las reformas son una constante que define a la profesión docente a nivel mundial”, si se quiere que “no impongan una mayor sobrecarga a una profesión ya exigida, es importante una adecuada preparación y acompañamiento de los equipos [a los] que les toca implementar los cambios, sobre todo cuando son impuestos”.
Otro de los factores de incidencia y que “amenaza” el bienestar docente es “la falta de recursos materiales y la precariedad de las condiciones de trabajo”. Producto de esto, varios de los docentes participantes en la muestra reportaron “problemas digestivos, afectaciones de la columna, la vista o la voz y trastornos del sueño”, además del estrés materializado en “la angustia, la impotencia y la frustración”.
La relevancia de los vínculos
Independientemente de los recursos materiales a los que los docentes tienen acceso, el documento se detuvo también en “la percepción de recursos institucionales como el sostén percibido por equipos de apoyo y directivos”. Al respecto, el informe relevó que los docentes de primaria “perciben como menos suficientes estos apoyos institucionales comparados con sus pares a nivel de educación media”.
Con base en el relevamiento cualitativo, el documento concluyó que tales resultados pueden entenderse por “la predominancia del rol social de los maestros, la ausencia de figuras que alivian parte de la carga administrativa que recae sobre los maestros (como el adscripto en educación media) y la inexistencia de equipos multidisciplinares en los centros de educación primaria”. Aun así, destacaron que, “aunque en educación media existen profesionales asignados a liceos y UTU de forma exclusiva, su distribución es fragmentada e insuficiente”. En cualquiera de los casos, por lo tanto, “prevalece una sensación de soledad y abandono”.
Con respecto a esto, el estudio reveló que “la conexión socioafectiva con el centro es otro de los principales determinantes de la satisfacción laboral docente”. Justamente, esto también se visualiza en las conceptualizaciones de los docentes a la hora de definir el bienestar: “Son centrales las nociones del bienestar colectivo (el bienestar de la comunidad educativa como requisito para el propio bienestar) y las ‘ganas’ de ir a trabajar vinculado a la vivencia social”.
Asimismo, “la seguridad emocional, construida en base a los vínculos en el centro educativo, es otro de los ejes centrales identificados por los docentes a la hora de deconstruir lo que ellos entienden por ‘bienestar docente’”.
Por otro lado, a partir del estudio cuantitativo pudieron identificar que en la educación primaria “hay una mayor percepción de vínculos positivos con estudiantes y familias, mostrando la otra cara del rol social que juegan los y las maestras a nivel de la sociedad”.
A partir de la identificación de la importancia de los vínculos para el bienestar docente, el estudio apuntó contra el multiempleo, ya que asegura que “un sistema educativo que no habilita la formación de vínculos duraderos atenta contra uno de los pilares básicos del bienestar docente y la calidad educativa”.