(Hoy es 31 de octubre. Faltan 24 días para la segunda vuelta)
Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.
Los partidos Nacional (PN) y Colorado (PC) deben cuidar la secuencia de sus pasos rumbo a la segunda vuelta del 24 de noviembre. Es una coreografía compleja, y cualquier error puede ser aprovechado desde el Frente Amplio (FA), para perjudicar las chances de Luis Lacalle Pou. Ayer, este visitó la sede del PC, donde recibió el apoyo formal de ese partido para el balotaje y para un eventual gobierno de coalición. Ambas partes destacaron el simbolismo del acontecimiento, pero no se avanzó mucho acerca de los contenidos en que sustenta el acuerdo, y esto tiene sus motivos.
El Partido Independiente (PI) disminuyó mucho su votación, y el único diputado que logró no será decisivo para que la coalición que buscan el PN y el PC sea mayoría en la Cámara de Representantes. Por lo tanto, la reunión de ayer entre Pablo Mieres y Lacalle Pou tuvo un contenido sobre todo simbólico, y al PI le convino difundir las propuestas que quiere ver aceptadas, a cambio de su apoyo al candidato nacionalista (por motivos de dignidad, y para reafirmar que desea defender ideas progresistas dentro de esa eventual coalición). La situación de los colorados es muy distinta.
El PC necesita mostrar que incide en el entendimiento con un socio mayor, pero justamente por eso no puede arriesgarse a plantear públicamente iniciativas que luego no sean aceptadas por el PN, y mucho menos a que algunas queden luego de lado para asegurar el apoyo de Cabildo Abierto, indispensable para contar con mayoría en el Parlamento. También sería una imprudencia de nacionalistas y colorados anunciar en qué están de acuerdo, y verse luego obligados a modificar esas bases en la negociación con Guido Manini Ríos.
Más allá de los pasos coreográficos, el hecho es que, como dijo ayer Lacalle Pou, por ahora existe “la oportunidad” de formar una mayoría estable en el Parlamento, que todavía no está asegurada. Y no pueden pasar inadvertidas las palabras del diputado colorado Tabaré Viera: el entendimiento será fructífero “siempre que se cumplan los acuerdos y no haya cambios de circunstancias”. Viera es un seguidor de Julio María Sanguinetti, que apoyó el gobierno de Luis Alberto Lacalle (padre de Lacalle Pou), pero sólo desde 1990 hasta 1992.
Desde el FA, mientras se procesa el impacto de los resultados, se ensayan otros movimientos, que no pueden ser los de una reunión entre partidos bajo los reflectores, sino que buscan incidir en decisiones individuales y de pequeños grupos. Hay más de una idea sobre el modo de sumar apoyos, y no todas son compatibles entre sí.
Se puede sostener, por ejemplo, que hay una clara línea divisoria entre el actual oficialismo y todos los partidos de la actual oposición, para argumentar que lo mejor es votar a Martínez. También se puede sostener que entre esos partidos hay muchas diferencias importantes, que una alianza entre ellos estaría prendida con alfileres, y que debido a esto lo mejor es votar a Martínez. Pero es difícil plantear ambos argumentos a la vez.
Hasta mañana.