(Hoy es 19 de agosto. Faltan 69 días para las elecciones nacionales)

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

La Convención Nacional del Frente Amplio (FA) es un caso aparte. A diferencia de los demás partidos, el de gobierno hace sesionar al organismo surgido de las internas sólo para cumplir con la obligación de proclamar allí su fórmula, y mantiene para otras tareas de conducción su Plenario Nacional, con representantes de los comités de base y de los sectores que se eligen en otro momento y de otra forma.

En esa reunión quinquenal, el sábado, el candidato Daniel Martínez planteó una línea de campaña que combina dos necesidades del oficialismo: alertar sobre la posibilidad de que un triunfo de la oposición implique volver “a las políticas que nos llevaron a la crisis de 2002”, y a la vez plantear la promesa de “hacerlo mejor” en un cuarto gobierno.

Entre las cuestiones en las que Martínez asume la necesidad de “hacerlo mejor” está la de la seguridad pública. Es lógico, porque a todas luces se trata de una de las preocupaciones que más inquietan a los votantes, pero si se consideran los programas de los partidos con chance de ganar, las propuestas son bastante similares, y da la impresión de que buscan diferenciarse sobre todo por connotaciones ideológicas y de credibilidad.

Esto tiene que ver con lo que dijo a la diaria Diego Sanjurjo, referente sobre seguridad del candidato colorado Ernesto Talvi, quien opinó que Eduardo Bonomi ha sido uno de los mejores ministros del Interior uruguayos, y elogió los cambios que logró durante más de nueve años de gestión. Sin embargo, Sanjurjo agregó, de modo clásicamente sanguinettista, que el “ala izquierda” del FA impidió que Bonomi fuera más allá, y alegó que lo mismo ha ocurrido “en todas las áreas del Estado”.

Hay algunas propuestas que se desmarcan de esa disputa partidaria en la que todos prometen hacer más o menos lo mismo sobre seguridad, pero cada uno se presenta como el único capaz de hacerlo bien. Una de ellas es el proyecto de reforma constitucional impulsado por Jorge Larrañaga, cuyo respaldo va en caída según las encuestas disponibles. Otra es la esbozada en el programa de Cabildo Abierto (CA), que plantea formar patrullas nocturnas integradas por militares y policías retirados, con normas de actuación que aún no se conocen. Larrañaga interpretó esto como un acercamiento a su iniciativa, pero el flamante candidato a la vicepresidencia de CA, Guillermo Domenech, asegura que ambas propuestas “no tienen absolutamente nada que ver”. Queda a criterio de los lectores evaluar si es más seguro -o más peligroso- ser custodiado por militares en actividad o jubilados.

Cabe destacar, de todos modos, que los debates sobre políticas de seguridad incluyan discrepancias sobre la mejor manera de prevenir la violencia de género. Más allá de quién tenga la razón, es una clara señal de que este problema se ha instalado en la agenda pública, y eso se lo debemos al sostenido esfuerzo de activistas e instituciones que remaron contra la corriente.

Hasta mañana.