La banda argentina se formó con Patricia Pietrafesa en bajo, Pilar Arrese en guitarra e Inés Laurencena en batería. Juana Chang, quien antes se desempeñaba como solista, toca el charango y es la vocalista. Florencia Literas, que tocaba en dos bandas de punk, está a cargo de los teclados. La cantante mexicana Ali Gua Gua, integrante de Las Ultrasónicas, formó parte de la banda hasta el año pasado. Todas vienen de distintos estilos musicales que oscilan entre el punk, el metal y el rock. Juntas dieron un giro de 180 grados, sin dejar de lado su esencia de ropas negras y tachas.

The Cure, Black Sabbath y The Ramones fueron el impulso. La música de la villa, por su parte, fue el canal para dar un mensaje feminista, de liberación y alegría, criticando a la sociedad, con mucha personalidad. En su última visita a Uruguay, el 3 de agosto tocaron en Bluzz Live a sala llena. Dieron un show explosivo y, con la energía que las caracteriza, hicieron bailar a los presentes.

De punkis a cumbieras

Juana se arma un tabaco y descubre un ventanal en la sala de reuniones del hotel Splendid, ubicado a metros del teatro Solís. Patricia está sentada esperando para comenzar a charlar. Llega Florencia, la más joven de las cinco, encapuchada y con su gorro característico.

¿Cómo se conocieron y cómo nació la banda?

Patricia: Nos conocimos a finales de 2006 en Buenos Aires. La baterista, la guitarrista y yo teníamos una banda de punk rock que se llamaba She Devils y hacíamos el Festival de Mujeres Rebeldes de Belladona. En ese momento conocimos a Juana, que tocaba sola, y viajó Ali Gua Gua, que vivía en México. Ella fue la que impulsó el proyecto y le puso nombre a la banda. Pegamos muy bien y en enero nos juntamos a hacer algo aunque no sabíamos qué era. Fue un momento raro; en Buenos Aires no había nada ni nadie. Hacía calor, nos juntamos a tomar una birra y ver qué podíamos hacer. Ali ya tenía algo planeado y enseguida nos mostró un tema tipo cumbia que tenía armado. Las demás no teníamos idea. Yo no sabía qué iba a terminar tocando, fue todo muy casual. Ese mismo día arrancamos con un tema que después hicimos.

En 2007 se consolidaron como banda y le pusieron el nombre, que incluye el término “queers”. ¿Eso llamaba la atención?

Juana: La idea inicial era hacer un solo recital, así que empezamos a ensayar y nos enfocamos en eso. Grabamos y tocamos en febrero de 2007 y ya fue, ahí quedó. Ali dijo: “Nos vemos en julio en México”. Pero tantas veces le decís eso a alguien... Cada una dejó su casa, sus cosas, y nos fuimos por tiempo indeterminado. Cuando surgió la idea de hacer el grupo ya vino con ese nombre. Ali dijo: “Tengo el nombre” y nos pareció que estaba bueno, no nos pusimos a pensar en ningún otro.

No tocan sólo cumbia, sino que hacen varios estilos. ¿Con cuál se sienten más cómodas en el escenario?

Florencia: No es con un estilo en particular. Solemos acelerarnos bastante cuando tocamos y hacemos los temas mucho más rápido de lo que están grabados: ese es el momento en el que la banda explota y nos sentimos más cómodas. A todas nos gusta el punk, por eso se nos va la velocidad y la adrenalina.

Son mujeres haciendo cumbia. Eso marca una diferencia.

Juana: No sabemos, porque nunca fuimos hombres haciendo cumbia... Es difícil decirlo... siempre se sorprenden por eso. Apenas empezamos a tocar nos dimos cuenta de que la mujer tenía más un rol de cantante principal, de solista, y no había muchas chicas que hicieran cumbia. Vinimos acá en 2008, tocamos en el programa de Omar Gutiérrez. Fue épico, fue el primer choque que tuvimos con la movida de la cumbia. En realidad, fue el único toque con la movida real de la cumbia y nos gritaban “sucias”, “lesbianas”, “pajeras”, de todo. Nos tiraban caramelos, escupitajos.

Quizá en Uruguay somos más conservadores.

Sí. Las chicas, estaban esperando para ver a Néstor en Bloque y se pusieron como locas. Fueron mujeres las que nos agredieron, pero más allá de esa situación no tuvimos problemas.

Más allá del público del programa de Omar Gutiérrez, ¿el público de la cumbia tradicional cómo reacciona cuando tocan ustedes?

Patricia: Olvidate de ese público. Nosotras venimos a Uruguay desde hace 1.000 años con nuestras bandas anteriores, tenemos un lazo muy fuerte. Eso fue una experiencia que pasó solamente acá; cada vez que lo comentamos pedimos que si alguien tiene el video nos gustaría verlo. Fue shockeante, además, porque fue en vivo: tuvieron que rescatarnos y sacarnos de ahí.

Juana: [A las carcajadas] Igual, ponele que nosotras no estuvimos del todo bien. Al principio es una sorpresa, después es una cumbia medio rara, más prendida, no tan del baile de pareja. Es más de relajación, la gente se va entregando y divirtiendo. Al principio tal vez haya algún anti, pero después se va relajando. Siempre que empiezan los recitales hay cuatro o cinco que están con una cara de culo bárbara, como diciendo “¿qué vine a ver?” y con el correr de los temas –me dedico especialmente a mirar las caras de los que están así– les va cambiando la onda y se ponen contentos. De hecho, una vez creíamos que unos nos querían matar y terminaron copados, en el baño a los abrazos cantando.

Ustedes trabajaron en varias oportunidades con Pablo Lescano. ¿Ahora están en algo con él?

Juana: Nos gusta mucho trabajar con él, aprendimos mucho y nos sentimos muy cómodas. Hace poco nos encontramos en donde era la ESMA [Escuela de Mecánica de la Armada, que en la dictadura funcionó como centro clandestino de detención y hoy es un museo de la memoria en Buenos Aires]. Se enteró de que veníamos y quiso venir. También quiso venir después del homicidio de Diana Sacayán, se enteró y quiso estar. Nos encanta juntarnos, divertirnos y hacer música juntos; él se cuelga mucho con nosotras.

Hicieron varias giras internacionales. ¿Con qué público se sienten mejor ? Dicho de otro modo, ¿a qué lugar les gusta volver?

Juana: Nos gusta la diversidad. Si tocamos queremos que vengan desde chiquitos hasta viejitas, pasando por universitarios, rockeros, lo que sea. Que sea una fiesta en donde haya de todo.

Patricia: Tocamos hace unas semanas en un lugar muy pequeño en Buenos Aires. Hicimos por primera vez una idea que venía girando: kumbia kids, una propuesta para niñes. No reversionamos los temas, porque a les niñes que conocemos les gustan los temas así. Fue increíble, porque no es que tenían 12 años, tenían desde un año hasta tres, algunos tenían chupete. También tenemos el placer de tocar en instancias muy grosas, como el Encuentro Internacional de Mujeres, que fue increíble. Hace unos días tocamos en el lanzamiento de una organización de personas no varones, también en espacios de gestoras culturales. En Córdoba tocamos en una actividad por la legalización del aborto, también estuvimos en el Congreso en Buenos Aires. Todas esas instancias tienen mucha potencia más allá de los recitales; esas ocasiones tienen un plus terrible.

¿La música que hacen es su filosofía de vida, o terminan de tocar y son diferentes?

Es nuestra filosofía de vida. No es que estemos todo el día con todo el power, pero nos súper representa. Eso es bastante particular en nosotras. Tenemos una combinación a la que todas le encontramos algo que se enciende y funciona y que es fundamental también para estar de gira y poder convivir tantos años juntas.

¿Por qué se fue de la banda Ali Gua Gua?

Por un lado, Ali quería estar más en México. Y un poco pasaba que no nos estábamos llevando tan bien. Cosas que pasan. Somos familia; vos podés estar enojada con tu familia y no ir a dos navidades, pero en algún momento a tu abuela la vas a ver y, aunque sea una soreta, la vas a seguir queriendo. Pero no existe una obligación como lo que implica la familia... Es algo que te pasa.

¿Se plantean como una banda feminista, o tienen otra postura?

Juana: Es muy difícil no hacerlo. Somos un grupo de chicas que hace años que tocan cumbia por el mundo, más allá de lo que piense cada una y del tipo de feminismo que cada una lleve dentro. Es muy difícil no posicionarse del lado de las mujeres al ser un colectivo de mujeres que va para adelante.

¿Cuál es su posición con respecto a la legalización del aborto?

Juana: Lo mismo. No sería el momento justo ahora, cuando hace 20 años que venimos hinchando para que el aborto sea legal, que salga Malena Pichot a hablar del aborto y diga otra cosa. Es un momento en que nos tenemos que juntar, poner los problemas sobre la mesa, darle toda la visibilidad y el sacrificio que se pueda. Porque si no fue ahora, será el año que viene, pero hay que estar juntas y darle.

Patricia: Es un momento importante. Más allá de todo, a raíz de esto se generaron un montón de discusiones en distintos sectores: en la política, en las familias, en la calle, en las redes; todo es más potente. Estamos apoyando todo lo que podemos y esperamos que sea ley en algún momento.

Macri dijo que con su gobierno se iba a terminar la pobreza.

Juana: La pobreza está aumentando a niveles escalofriantes. Ojalá que cumpla con eso, pero todas las políticas que está tomando justamente han aumentado la brecha a un nivel increíble.

Patricia: Fueron todas medidas jodidas, un avance conservador. Empezó a salir lo peor de un montón de gente que estaba ahí, medio candente.

Florencia: Aumentó la cantidad de gente que vive en la calle, que no tiene laburo; está todo muy podrido.

¿Y de Pity Álvarez que piensan?

Florencia: La gente idolatra a cualquiera.

¿Qué tienen pensado de ahora en adelante?

Juana: El último toque que hicimos fue el del Congreso [mientras los senadores rechazaban la ley de aborto legal]. Nos vamos a tomar unas vacaciones, para meterle después.

Florencia: Estamos armando temas. Tenemos varias canciones sueltas; el formato disco ya está bastante en desuso, pero vamos a ver qué sale.

Travesticidio

Diana Sacayán fue una de las mujeres trans más visibles del movimiento LGBTIQ argentino. Fue asesinada en octubre de 2015. Por primera vez en Argentina, la Justicia tipificó este homicidio como un “travesticidio” ya que se trató de un “crimen de odio a la identidad travesti”.