Una marcha convocada por colectivos LGBTI en la ciudad de Hernandarias, al sureste de Paraguay, terminó el domingo con incidentes después de que grupos identificados como “pro vida” agredieron con piedras, huevos y bombas de estruendo a quienes se manifestaban. La Coalición TLGBI Paraguay, que reúne a distintas organizaciones de derechos humanos y defensa de la población LGBTI del país, denunció la “violencia” de “grupos fundamentalistas y antiderechos” en las redes sociales y publicó un video en el que aparece uno de los manifestantes con la cara ensangrentada mientras repite: “Esto es lo que nos hacen”. En otras imágenes, difundidas por Amnistía Internacional, se ve a personas con pañuelos celestes atados en el cuello insultando a las y los activistas de la diversidad sexual y mostrando cruces católicas.

La movilización generó polémica desde el mismo día en que se lanzó la convocatoria, ya que el intendente de Hernandarias, Rubén Rojas –del oficialista Partido Colorado–, se había pronunciado en contra y el viernes dispuso su prohibición a través de una resolución en la que además ratificó la declaración de que Hernandarias es una ciudad “pro vida y pro familia”.“Yo no puedo permitir que vengan por la calle actuando inmoralmente”, dijo ese día Rojas en declaraciones a la radio ABC Cardinal. “Mi obligación es proteger a la ciudadanía. Ellos pueden hacer lo que quieren en su casa, alquilen un lugar; pero en el espacio público no”, comentó.

Este lunes, consultado por la misma emisora, el intendente justificó las agresiones a la comunidad LGBTI. En ese sentido, dijo que supuestamente “hubo provocaciones” y aseguró que si bien en ningún momento se incitó a la violencia, “a[nte] una acción siempre hay una reacción”. Aclaró que con esto “no se discriminaba”, sino que sólo “se exigía respeto”. “Esa gente en ningún momento nos respetó”, agregó en referencia a las y los manifestantes. “Perdieron la vergüenza, ahí había criaturas”, sostuvo.

Por otro lado, cuestionado por prohibir una movilización en violación al derecho a la manifestación, consagrado en la Constitución paraguaya, dijo que a él “Jesús le dio una misión en la Tierra” y que “en Asunción están permitiendo todo”. “La educación que les dan les están volviendo todos maricones”, dijo, y remató: “En nuestra comunidad, es necesario que nosotros protejamos a nuestros niños [...] Esta gente perdió la vergüenza y acá hay muchas criaturas [...] Alguien tiene que hacer algo, el mundo se va a terminar si seguimos así. Vamos contra las leyes de la naturaleza”.

Los incidentes fueron repudiados por la filial paraguaya de Amnistía Internacional, que calificó el incidente de “cacería de brujas” contra personas que estaban “marchando pacíficamente por la ciudad”. Al mismo tiempo, la organización responsabilizó “directamente” al intendente Rojas “por la gravísima situación suscitada” durante la marcha y culpó a la Policía Nacional de no haber “tomado los resguardos necesarios” para proteger a quienes recibieron las agresiones.

Ante esta situación, la organización anunció que se presentará “una denuncia contra todas las personas que directa e indirectamente están propiciando estos ataques”, ya que existen videos de los altercados en los que se puede identificar a los agresores. “Los derechos constitucionales no son opinables ni deliberables, deben ser garantizados y respetados. Los discursos y posicionamientos de odio e intolerancia carecen de toda legitimidad y cabida en una sociedad garante de derechos como la que nuestro Estado se jacta de construir”, se afirma en el comunicado.

De acuerdo con datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, Paraguay posee el índice de homofobia más alto de América, junto a Surinam y Guyana.