El Día Internacional de la Mujer es, desde sus orígenes, un día de conmemoración y lucha. De conmemoración, porque la fecha sirve para mirar atrás y ver todos los logros alcanzados por las mujeres que a lo largo de los años pelearon por más igualdad de género y menos discriminación. De lucha, porque también es un recordatorio de todo lo que falta erradicar. Porque seguimos siendo las principales víctimas de violencia física y sexual, las acosadas en el espacio público, las que tenemos limitadas las opciones a decidir sobre nuestros cuerpos, las que no nos sentimos a salvo ni siquiera en nuestras propias casas. Somos las que ganamos menos que los varones por el mismo trabajo. Las que soportamos una carga desproporcionada del trabajo no remunerado y de cuidados. Las que siempre, en todos los ámbitos de la vida, estamos en desventaja.
Mujeres organizadas, organizaciones sociales y colectivos feministas llaman hoy en todos los rincones del mundo a la movilización, para visibilizar esas y otras reivindicaciones. Además, por tercer año consecutivo, convocan a una huelga internacional feminista.
En Uruguay habrá manifestaciones en distintos puntos del país. En Montevideo, los diferentes colectivos convocan a concentrarse a partir de las 18.00 en la plaza Libertad para marchar hasta la explanada de la Universidad de la República. Allí, miles de mujeres renovarán los reclamos, los puños en alto, los abrazos.
“Memoria de lucha, día de paro, tiempo de rebelión” es la consigna que eligió la Coordinadora de Feminismos este año para convocar a las actividades de la jornada. Esa lucha incluye a “mujeres, trans, travas, lesbianas y disidencias” sexuales, según se lee en la proclama que leerán las integrantes hoy.
En el texto está reflejada la decena de reclamos del colectivo, que resalta la importancia de combatir en todos los frentes las distintas expresiones de la violencia de género. “Algo que nosotras venimos denunciando desde hace años y con lo que salimos casi todas las semanas a las calles es la violencia machista y cómo eso hace carne en los feminicidios”, explicó a la diaria Florencia Anzalone, integrante de la Coordinadora. “Este año también queremos denunciar con mucho énfasis la violencia sexual, y repetir que cuando decimos que no es no y que cuando no decimos que sí también es no”, agregó.
Las mujeres también plantean el deseo de vivir una sexualidad que no esté definida por el deseo masculino ni por los estereotipos de género. Al mismo tiempo, defienden el derecho a “deconstruir las formas de maternar que propone el patriarcado y radicalizar las maternidades para construirlas feministas, antipatriarcales y anticapitalistas”, expone la proclama.
El colectivo también señala su repudio a la trata y la explotación sexual, y a los travesticidios. Se opone al extractivismo –como un modelo que “afecta la biodiversidad y altera los ciclos vitales”– y a la precarización de la vida laboral. La Coordinadora también se planta en contra de los contextos de encierro “carcelarios y manicomiales” que atacan los cuerpos de las mujeres, las aíslan y las excluyen. Pide una mayor visibilización de las mujeres en la educación, donde la presencia femenina “supera ampliamente a la de los varones”. Al mismo tiempo, rechaza el punitivismo como respuesta a los crímenes contra las mujeres y exige una Justicia feminista, que deje de ser “cómplice” de la violencia machista.
“Lo que tiene el 8 de marzo es que nosotras decimos y muchas otras también dicen, nombran y denuncian distintas situaciones, y eso es algo súper valioso porque se genera un espacio discursivo en donde todas podemos expresarnos”, reflexionó Anzalone sobre la importancia de esta jornada, que la Coordinadora prepara desde principios de febrero en plenarias y asambleas.
Por su parte, la Intersocial Feminista, que nuclea a 20 colectivos y organizaciones feministas, se movilizará este año bajo la consigna “Ante el fascismo, más feminismo”. Una de sus principales reivindicaciones tiene que ver con la necesidad de que se le asignen “recursos específicos” a la Ley de Violencia hacia la Mujer Basada en Género para que pueda ser implementada “en toda su extensión”, explicó a la diaria Andrea Tuana, directora de la asociación civil El Paso y una de las voceras de la Intersocial. “Nosotras creemos que las instituciones tienen que hacer mucho más que lo que vienen haciendo, y que eso se tiene que presupuestar para garantizar que efectivamente se haga. Es una ley que transversaliza todas las instituciones del Estado, y además, y especialmente, el sistema de Justicia”, agregó la activista.
Tuana también cuestionó el sistema de Justicia, que calificó de “tremendamente patriarcal, revictimizante, que actúa muchas veces desde su sentido común pero no desde una formación específica, académica y científica, sobre la temática de la violencia basada en género”. En este apartado, el colectivo también denuncia las situaciones de acoso sexual laboral y callejero, y la violencia sexual en general contra niñas, niños, adolescentes y mujeres.
La proclama de la Intersocial Feminista exige que no haya más barreras para la implementación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, en particular en lo que refiere al acceso de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo. “Es algo que está funcionando bastante bien”, reconoció Tuana, “pero la objeción de conciencia sigue apareciendo y complicando muchas situaciones de mujeres que quieren interrumpir su embarazo y las hace sentir estigmatizadas”. Una preocupación que también tiene el colectivo es la situación de las migrantes, que no pueden acceder a un aborto si no tienen un año de residencia. “En este contexto de que Uruguay está teniendo una migración creciente, eso es un problema”, aseguró la vocera.
Otras reivindicaciones medulares de la Intersocial Feminista son la ley de paridad en los cargos electivos –“para poder seguir impulsando la inclusión de las mujeres en las políticas públicas y en los cargos de decisión”, explicó Tuana– y la creación de políticas que apunten a reducir la brecha salarial entre varones y mujeres.
Por su parte, Josefina González, integrante de Unión Trans, explicó que el reclamo que las mujeres trans llevarán a la marcha de hoy es el que las acompañó históricamente: el derecho a vivir. “Después están todos los derechos de los cuales hemos sido excluidas históricamente”, agregó la activista: “El derecho laboral, el derecho sanitario, el derecho a vivir una afectividad libre y amorosa, el derecho a acceder a los sistemas a los que no hemos podido acceder históricamente”.
El otro punto importante tiene que ver con la defensa de la implementación de la Ley Integral para Personas Trans, que fue aprobada en octubre por el Parlamento. “Porque es un paso histórico en América Latina y en el mundo, y porque nos costó muchísimo instalar el debate público en torno a una norma que, de alguna manera, salvaguarda nuestros derechos”, explicó González. Para la activista trans, defender la ley es, sobre todo, difundir su contenido. “Creo que la mayor arma que tenemos es brindarle información a la gente y generar actividades que permitan contar lo que trae aparejado esta norma”, agregó. Y celebró un 8M que, a su entender, vuelve a encontrar a mujeres y disidencias “todas juntas y en las calles”.
Si paramos las mujeres
¿Qué implica adherirse a la huelga feminista? González aseguró que la huelga es “mucho más que un paro de mujeres”, en la medida en que abre el espectro a otras identidades y a otras formas de autopercepción. La activista trans considera que la huelga es necesaria porque es importante tomarse un tiempo para juntarse “a construir cultura, pensamiento, crítica, afectividad. Para construir conciencia colectiva, lazos, vínculos. Para construir amor y sororidad”.
La huelga también permite que todas las mujeres puedan participar en las actividades programadas durante la jornada, antes de empezar a marchar. “Creo que lo que rescataron los feminismos contemporáneos han sido las calles. Es importantísimo ser consciente de esto, para poder hacernos presentes allí para denunciar, pero también para festejar, encontrarnos, abrazarnos, bailar, reír, llorar, emocionarnos”.
La Coordinadora de Feminismos también insiste en que la convocatoria es a una “huelga feminista” y no sólo a un paro de mujeres. “Es una jornada de resistencia, de lucha y de activación”, detalló Anzalone. Las integrantes apoyan un paro de 24 horas “como cada una pueda”. La vocera explicó: “Si podemos parar en nuestros lugares de trabajo asalariado, está buenísimo. Pero, si no, podemos parar de otra forma, podemos hacer de ese espacio un lugar significativo. La idea es visibilizar todo lo que nosotras hacemos para sostener la vida”. Anzalone considera que la consigna “Si paramos las mujeres, paramos el mundo” no es exagerada, porque “somos nosotras las que sostenemos la vida, los cuidados, la reproducción material y social de la vida colectiva”, aunque sea un trabajo “recontra invisibilizado y desvalorizado”.
Para la representante de la Coordinadora, la huelga no sólo sirve para visibilizar ese trabajo, sino también para “reconocer y valorar todo lo que estamos haciendo y para buscar un espacio para pensarnos, para construir con otras, para acercarnos, para ver qué queremos transformar, qué queremos decir y cómo queremos luchar”.
El paro de mujeres de 24 horas también es respaldado por la Intersocial Feminista, aunque da la libertad a cada organización de implementarlo “como pueda”, explicó Tuana. La activista dijo que la mayoría de las organizaciones sociales que integran el colectivo harán hoy un “paro activo” porque realizarán actividades territoriales relacionadas con el 8M, brindarán una conferencia de prensa y asistirán a la marcha. “Es un paro activo de muchísimo trabajo, pero de militancia, para hacer público que paramos en el trabajo pero también en nuestras actividades cotidianas, especialmente en ese rol tradicional de los cuidados que se nos asigna a las mujeres”, afirmó la portavoz de la Intersocial, antes de concluir: “Nos parece importante hacer visible que cuando las mujeres paramos, para el mundo y muchos aspectos relevantes de la vida de las personas quedan totalmente descubiertos”.
La avanzada fascista
Las representantes de los distintos colectivos coincidieron en que uno de los principales fenómenos que amenazan con revertir muchas de las conquistas históricas del movimiento feminista es la avanzada fundamentalista y fascista que empezó a ganar terreno en la región en los últimos años. La misma arremetida que dice “defender la vida y la familia” en nombre de la mal llamada “ideología de género”.
Para la Intersocial Feminista, la amenaza es tan grave que las organizaciones que la integran decidieron poner la problemática en el centro de la consigna de este año. “Hay un discurso muy fuerte antiderechos que intenta desmontar todos los avances y las conquistas que se han hecho en cuanto a los derechos de las mujeres y de las personas LGBTI”, explicó Tuana, y advirtió: “Hay que estar alertas”.
La Coordinadora de Feminismos considera que la lucha feminista se erige en este contexto de auge de los fundamentalismos como un “entramado de resistencias frente a la avanzada fascista, misógina, racista, homofóbica, lesbofóbica y transfóbica” que lideran grupos conservadores religiosos y políticos. “Hay una reacción contra las transformaciones que nosotras venimos impulsando en la forma en que queremos vivir, y es una reacción muy violenta”, explicó Anzalone. Para la integrante de la Coordinadora, esos sectores conservadores “están instalando un discurso de odio” que ataca los “cimientos de la vida cotidiana” y que, además de misógino, es “homofóbico, lesbofóbico, transfóbico, racista y colonial”. Agregó: “Tenemos que fortalecernos desde ese lugar”.
La arremetida conservadora preocupa también, y de manera especial, a las personas trans, en un país en el que estos fundamentalismos “vienen realizando una campaña contra la Ley Integral para Personas Trans”, según denunció González. Y aseguró: “Las mujeres trans estamos paradas firmemente en la defensa de la ley y alertas por toda esta movida antiderechos y fascista que está golpeando a nuestra región”.