Los dos comandos de campaña mayoritarios del Frente Amplio (FA) están dirigidos por mujeres jóvenes feministas. Patricia González Viñoly coordina la campaña del precandidato del FA Daniel Martínez, mientras que Patricia Pata Kramer está al frente de la coordinación de campaña de la precandidata Carolina Cosse. Tiene 39 años, se define como feminista, es “asquerosamente optimista” y se refiere a su vida como “un largo camino de comienzos”.

Conocida más que nada por su música, hizo toda la carrera en la Facultad de Química pero no se recibió. Además, estudió filosofía, diseño gráfico y producción de audio. También manejo moderno de ovinos, en un curso coordinado por el Secretariado Uruguayo de la Lana y el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional. Actualmente es estudiante de producción agropecuaria y familiar en la UTU. Hace algún tiempo llevó adelante el centro cultural Periscopio, donde la música en vivo y las puestas de teatro eran el plato fuerte.

Siempre fue frenteamplista, pero nunca estuvo sectorizada ni tuvo una relación orgánica con el Frente Amplio (FA), aunque “siempre estuvo vinculada desde lo afectivo”. En 2012, dirigió la comunicación de la campaña de Mónica Xavier que la llevó a ser la primera presidenta del FA. “Estoy vinculada a las presidentas”, dice.

En pareja hace varios años con la también música Ana Prada, son mamás de Hugo, un bebé de 13 meses que inunda de alegría todo lugar en el que está. Pata define su embarazo como un “desafío racional” y como un ejemplo de “las políticas del FA que le atravesaron el cuerpo y provocaron otros mundos posibles”. En familia, dejaron Montevideo hace un tiempo y se mudaron a una zona rural de Canelones.

¿Qué es para vos la política?

Todo. Todo está atravesado por la política. Es un modo de pararse en el mundo, que construye modos colectivos para ser libres. Quizás ese sea el primer mandato para estar vivos. La política es la herramienta de construcción más efectiva para generar marcos para el desarrollo, es lo que nos permite pensar cuánto y hasta dónde podremos desarrollarnos. Como construcción, la política está en las pequeñas y en las grandes cosas. El desafío es transformar todas las dimensiones hacia un bien común.

¿Qué implica el rol que llevás adelante como jefa de campaña de Carolina Cosse?

La campaña de Carolina es muy original desde todo punto de vista. Ella misma es muy original, tiene una mirada muy novedosa. Como es la primera vez que se vincula con la política electoral, viene con una forma nueva de hacer las cosas y, por lo tanto, su campaña también la pensó diferente. Todos esos términos –comando, jefa de campaña– no existen tal como los conocemos en la política. Si bien he aprendido a asumir que soy la “jefa de campaña” para que entiendan que existo en su campaña, no me considero jefa de nada. Me asumo jefa de campaña para traducir cómo está funcionando la campaña de Carolina. Mi rol implica acompañar un proceso político de construcción.

Sos una outsider. ¿Qué pusiste en juego para aceptar este rol?

Todo. Hice un paréntesis con mi vida y todos estamos acomodándonos en este nuevo escenario. Había una vida yendo por un camino, en familia, y lo aclaro porque son decisiones que implican a otros. Nos fuimos de Montevideo y ahora tenemos que estar en Montevideo casi todo el día. Estaba por grabar un disco y ahora no lo estoy grabando. Hubo un montón de cosas que quedaron para un después. Considero que haciendo esto estoy aportando para que haya un mejor después para todos. Estoy convencida de que Uruguay necesita una mujer como Carolina conduciendo el país. Desde lo personal no se me juega nada en la campaña. Lo que se me juega es todo lo demás; lo que quiero del mundo.

¿Hay tensiones por que una mujer joven ocupe ese espacio?

En el ambiente cercano no hay tensiones. En el medianamente cercano puede ser que haya, pero es más que nada porque soy una outsider. Los humanos somos muy prejuiciosos, nos gusta agarrarnos de lo que conocemos, nos resulta cómodo. Lo que conocemos lo podemos controlar, lo que no conocemos nos da un poco de miedo. Ese miedo que nos da lo desconocido, si podemos, lo traducimos en crítica. Me gusta estar en los lugares donde hay tensión, porque creo que es lo que hay que hacer. Es necesario ir dando esas pequeñas batallas. La política en algún momento estuvo más nutrida de gente que hacía otras cosas, y últimamente se nutre de gente que sólo hace política. Se genera un círculo vicioso: la política se nutre de políticos que buscan la política para “ser políticos”. Hay algo muy interesante de la política para no “ser políticos”, sobre todo, en la campaña.

¿Cómo te imaginás después de las elecciones de este año?

Me quiero imaginar feliz, porque lo que se está jugando es mucho. No quiero pensar en escenarios adversos. Me imagino con una felicidad extra, sintiendo que aporté algo para que la presidenta sea Carolina Cosse.

¿Y cómo te imaginás después de marzo del año que viene?

No me gusta anular categóricamente opciones a futuro, pero espero profundamente que nadie me quiera en ningún sitio, porque tengo sitios a los cuales volver. Dije que sí a esto, que no estaba en mis planes, pero quiero volver a hacer mis cosas. Me imagino muy pesada, molestando para que seamos lo que somos capaces de ser como país. También me veo trabajando mucho para que lo seamos, pero no me veo haciéndolo desde la política convencional. Me imagino desde donde lo he hecho siempre. Siento que hago política y que hago un montón de cosas para construir desde otros espacios de mi vida. Mi música la he usado como herramienta, las elecciones que hice en mi vida, todas han sido apuestas políticas.

Se ha hablado de una “campaña de independientes”. ¿Cómo sería?

Carolina es independiente. Eso, inevitablemente, la llevó a vincularse con personas que también son independientes. Hay un muy buen vínculo con los sectores y hay un montón de gente que no está vinculada con ningún sector y que quiere hacer todo lo posible para que Carolina sea la presidenta. La campaña no busca inventar nada, Carolina es como es. Tampoco quiere inventar a los votantes: son lo que son, y dentro de los votantes que son hay de todo. Mucha gente que apoya a Carolina no es del MPP ni de los sectores más chicos que la apoyan, que son la 1303, la 764, el Partido Socialista de los Trabajadores y Rumbo de Izquierda. Hubo una necesidad de distintas personas de encontrar una manera de votarla. Algunos son como yo, comprometidos políticamente, pero no vinculados orgánicamente con nada. Otros son “rebeldes” que, siendo de sectores organizados que apoyan a otros candidatos, quieren votar a Carolina y no tienen la manera orgánica de hacerlo, entonces impulsan su precandidatura para junio y después quieren votar en octubre a Carolina con su sector.

¿Cómo es el vínculo con los sectores?

El vínculo es cotidiano, abierto, libre y de diálogo. Buscamos ir juntos, tenemos objetivos comunes, ideas en las que coincidimos e ideas en las que discrepamos, eso es el FA. A veces capaz que no se nos entiende mucho, pero todo se soluciona desde el diálogo.

¿Y con el MPP?

El vínculo es bueno, eso hizo que sin ser del MPP Carolina sea apoyada por ese sector. No hay mucho misterio. Hay cosas en las que claramente están alineados y algunas en las que no, por eso ella no es del MPP. Mantienen un equilibrio muy interesante y muy productivo. A nivel personal me gusta mucho que un sector como el MPP, así de grande y poderoso en términos convencionales de la política, tome el riesgo –porque no deja de ser un riesgo– de apoyar a una candidata que se torna cada vez más competitiva pero que en los hechos “iba perdiendo”; además es mujer y no integra el sector. Es muy valorable la actitud del MPP, siento un apoyo absoluto de ese sector. Ninguno quiere modificar al otro. Me parece que eso es lo rico de la política.

¿Existe la política feminista? ¿Cómo es?

La política es una forma de organizarnos para un bien común, una manera de ver el mundo, de encontrar estructuras que amparen, que generen el desarrollo, la libertad y la justicia. En este sentido, no concibo una política no feminista. Me gusta ser parte de una campaña profundamente feminista, construida de manera absolutamente mixta. Me parece que es un acto de justicia.

¿Qué te parece que puede generar que una mujer ocupe el máximo cargo de poder del país?

Cualquier mujer en el cargo máximo de un país rompe el esquema común del pensamiento y habilita uno nuevo. Las cosas que habilitan nuevos esquemas de pensamiento siempre están bien. Además, creo que Carolina es capaz de romper muchos prejuicios acerca de lo posible, no sólo el de que puede haber una mujer presidenta en Uruguay. Creo que el FA en los últimos años ha ido generando nuevos mundos posibles. La política del FA la llevo en el cuerpo. Sin el FA posiblemente no hubiera sido madre, no viviría tan libremente como vivo con Ana [Prada], no me hubiera venido a vivir acá. Siento que realmente las políticas del FA me han atravesado el cuerpo.

¿Visualizás el feminismo en los partidos políticos?

El feminismo está presente en todo lo que abra posibilidades y genere justicia. Hay grandes avances, y estamos en un momento en el que casi todos los partidos políticos le prestan atención. Eso no significa que el cambio sea profundo todavía. Por eso es tan importante agarrar fuerte esos cambios, cuidarlos mucho, no darlos por hechos y seguir construyendo. Hubo muchos avances legales, que han ido empoderando a cierta parte de la sociedad, pero si ese marco se rompe por algún motivo y se envalentonan los que no quieren que se avance en derechos tenemos un problema. No es sólo la ley, nunca es sólo la ley. Es muy importante afianzar los procesos.

¿Se puede ser feminista y de derecha?

No. La derecha no busca la justicia, y para mí buscar la justicia es una definición del feminismo, entonces creo que no es compatible. Podés ser feminista y creer que sos de derecha, y podés ser de derecha y creer que sos feminista. Considero que te estás engañando a vos misma si creés que sos de derecha y feminista.

En este momento en la izquierda coexisten tres generaciones. Si se mantiene la tendencia hegemónica respecto de la renovación, en unos 30 años le tocaría a la generación más joven tomar el poder. ¿Qué estrategias manejan para que esto no suceda? ¿El parricidio es una posibilidad?

Los parricidios no me gustan nunca. Hay una clave en compartir, aún en momentos productivos, la toma de decisión. Todos los seres desfavorecidos tienen que hacerse escuchar. Me gusta imaginarme un mundo en el que las personas que tienen el poder eligen usarlo de forma distinta. Quiero que las generaciones más grandes cedan decisiones importantes, que abran la discusión a decidir juntos de verdad. Hay cosas que van a pasar, las podemos hacer más rápido o más lento, pero hay ciertos procesos en la sociedad que se van a dar. Quiero estar siempre del lado de los que favorecen estos procesos.

Junto con Ana Prada decidieron traer a Hugo al mundo. ¿Cómo fue el proceso de tener un hijo juntas?

El proceso fue imaginarlo posible. Después de que se imagina lo posible, lo que sigue es tener la valentía de hacerlo posible. Fuimos al médico y le dijimos: “Queremos tener un hijo, pero por motivos obvios no podemos”. Entonces hicimos el trámite en el Fondo Nacional de Recursos, que te cubre parte gradual del tratamiento según tus ingresos. Elegir ser madre en una familia nueva, diferente a la que concebíamos hasta hace poco, requiere muchas más decisiones racionales. Después de haber vivido todo esto, entiendo que, si el amor de mi vida hubiera sido un hombre y hubiera formado una familia convencional con un hombre, de todas formas querría tener el proceso de “ser madre” que tuve ahora. No creo que todas las personas tengan que traer hijos a este mundo, pero sí creo que está bueno que todas las que quieran puedan; en este sentido es importante que el Estado acompañe y facilite estas decisiones para todas las personas. Estoy orgullosa del país en el que vivo porque hizo posible que pueda ser madre. Hugo es lo más, me pone muy feliz vivir en un país con un Estado que facilita las decisiones y las cosas que son difíciles de hacer. También me hace muy feliz vivir en una sociedad que se ha ido construyendo de una manera en la que me siento libre de hacer.

¿Es posible ampliar el modelo de familia?

Urge. La familia es un núcleo de gente que tiene ganas y amor de construir juntos por un rato el futuro. Se está modificando el concepto de familia y lo vamos a tener que seguir modificando. No hay que ponerse ansiosos, es un proceso que la sociedad va a atravesar. La familia de antes estaba relacionada con el modelo de producción patriarcal, en el que se necesitaban brazos que sostuvieran la herencia productiva de la familia respecto del trabajo. Con las nuevas tecnologías, ese modelo patriarcal capitalista asociado a la propiedad privada que tenían las familias necesariamente cambia, porque ya no precisas descendencia que lleve adelante la producción. Así se cambian los sistemas ortodoxos de funcionamiento social. La idea de “hombre nuevo” inevitablemente viene de la mano con imaginarse una “familia nueva” y una “sociedad nueva”. Entiendo que tengan miedo de que cambien las familias, porque justamente el poder que define a las familias es nuestro átomo más efectivo de construcción de la sociedad. Entiendo que tengan miedo de que cambien las familias, porque justamente que cambien respecto de cómo ellos la tienen establecida es que se desarme un sinfín de fuerzas de poder que queremos que se deshagan. Es bueno que se sientan amenazados desde ese lugar, porque estamos planteando otra relación de fuerzas. No se trata de desmerecer el rol de la familia; al contrario, entendiendo todo lo que significa la familia, que hay que buscar una familia diferente.

¿Cómo conjugás el rol que estás jugando con la lactancia?

Hugo va para todos lados colgado de la teta. Cuando Carolina me llamó para hacer esto, el único “pero” que puse fue Hugo, porque Hugo es prioridad. La respuesta de Carolina fue muy linda: lo cuidamos entre todos. Y es real, lo cuidamos entre todos, Hugo va y viene y lo cuidamos realmente entre todos. Tiene la rutina que los niños deben tener. Soy una privilegiada en este mundo. Todo lo que creo y lo que no creo está inevitablemente marcado por esa premisa: soy una privilegiada. Soy una privilegiada en general, pero en lo materno lo veo más claramente.

¿Existen las maternidades feministas?

Todo existe feminista y todo existe no feminista. El feminismo es como un descubrimiento, después de que lo descubrís lo empezás a ver en un montón de lugares en los que antes no lo veías. No siempre es tan natural, muchas veces me veo haciendo o diciendo cosas que tengo que revisar. Me reviso a mí hace unos años y pienso en que no puede ser lo que acepté, lo que hice, lo no que no puse. Y está bien, nos tenemos que permitir la reflexión y el cambio. Con más razón, la maternidad tiene que estarse revisando todo el tiempo. Es como la política, si no partimos de la base de que la transformación es posible, no tiene sentido.

Carolina se define feminista, pero hay quienes dicen, entre ellas militantes feministas, que en verdad no lo es. ¿Es feminista? ¿En qué se refleja?

No sé cómo fue su proceso, pero puedo decir que hoy se define feminista y, como yo la veo, es feminista. Es una persona que aprende mucho de todo y que está abierta continuamente a asumir que está equivocada y a moverse por lo que cree. Hay cosas que está descubriendo, y el feminismo es un descubrimiento. Es válido asumir y aceptar que había algo que no habíamos visto hasta ahora. Creo que ella lo ha demostrado y ha hecho muchas cosas en sus gestiones que han sido muy feministas. Puso un montón de mujeres en cargos importantes, tanto en la Intendencia de Montevideo como en Antel y en el Ministerio de Industria, Energía y Minería. Ella promueve políticas que generan equidad. La democratización que ha generado el uso de internet, por ejemplo, es una de ellas. Con cualquier cosa que hagas que genere equidad estás haciendo feminismo, lo sepas o no,. Quizás ella ha sido feminista sin saberlo, o sin ponérselo como meta. Ha promovido acciones feministas incluso desde su propia historia, rompiendo prejuicios, estudiando en la Facultad de Ingeniería, por ejemplo. Hizo la carrera siendo madre, con dos niños chicos y divorciada. Con eso habrá roto más de un prejuicio. ¿Qué carné te tengo que mostrar? Estar midiendo el feminismo, aplicando el feministómetro, me pone nerviosa.

¿Cuáles son los principales focos en la campaña de Carolina?

El único foco de la campaña es mostrarla, que ella sea quien es y que la conozcamos todos lo mejor posible. Ella, como posible presidenta de este país, tiene una idea muy clara que la resume como “la segunda generación de cambios”. Se trata de asumir lo que se ha hecho, que ha generado otro mundo posible, pero no quedarse sólo con lo hecho y buscar cómo podemos mejorar lo conseguido. Otra cosa que me parece muy interesante en ella es la búsqueda transversal para integrar verdaderamente las políticas, poder ver las cosas como un sistema y poder valorar todas las política que atraviesan una cosa, qué costos tienen y cómo se pueden hacer mejor. No es descabellado organizar las cosas diferente para que los mismos recursos humanos y el mismo presupuesto den mejores resultados. La integración es otro de los pilares de su pensamiento. La transversalidad de género, ambiente y juventud como algo a tener en cuenta en todas las cosas. La campaña, adrede, no ha dado nombres, para no distraernos en los nombres y concentrarnos en el proyecto.

¿Qué políticas de género son prioritarias en un eventual cuarto gobierno del FA?

Recursos e inversión. Hay que aplicar la ley integral de violencia basada en género, y para eso se necesita presupuesto. Hay que gestionar recursos para que esa ley se aplique, porque plantea cuestiones básicas que no podemos seguir retrasando, son urgentes. En términos generales, la búsqueda de la emancipación económica está entre lo más importante. En este sistema, tal como está planteado, la emancipación económica es crucial, porque en la dependencia económica está el uso del poder. Las mujeres tienen que poder liberarse. También hay que buscar la justicia, que no haya diferencias injustas e ir achicando las desigualdades que aparecen en todas las cosas por el mero hecho de ser mujer.